A las 12 y 20 del mediodía, el presidente Barack Obama, acompañado del vicepresidente Joe Biden, salió a los jardines de la Casa Blanca, para dar una alocución tras la victoria electoral de Donald Trump, su sucesor.
Nueve minutos bastaron para el presidente Obama felicitar al ganador, destacar la labor de la candidata demócrata y pedir unidad al país.
Obama comenzó recordando que ayer pidió a los estadounidenses que salieran a votar y que la noche resultó larga.
“He ha dado instrucciones a mis colaboradores para garantizar una entrega pacífica del poder a Donald Trump”, manifestó.
A las 3 y 30 de la mañana llamó al ahora electo presidente y le felicitó. Una reunión entre Obama y Trump está prevista para mañana jueves.
Obama manifestó que no es un “secreto las diferencias” que tiene con Trump, como hace 8 años tenía con George W. Bush.
En el 2008, el presidente republicano instruyó a su equipo de transición que facilitara el traspaso de poder que se realizó con éxito, recordó Obama y pidió a sus colaboradores que siguieran el ejemplo del equipo de Bush.
Obama dice que se siente animado por el llamado a la unidad de Donald Trump y afirmó que después de una campaña larga y ardua, muchos se sienten exultantes, pero muchos otros no. Todos se sienten tristes cuando su partido pierde una elección", dijo Obama, pero recurriendo a una analogía deportiva dijo que "en realidad, todos estamos en el mismo equipo".
Todos los estadounidenses deben desear lo mejor para el país, añadió.
En su discurso triunfal, Trump habló de "sanar las heridas de la división".
Obama también dijo que se siente orgulloso de la candidata demócrata Hillary Clinton.
La candidatura de la demócrata envió un mensaje a las hijas de todo el país de que "pueden llegar a los niveles más altos de la política", sostuvo el presidente.
Ahora, dijo, "todos queremos lo mejor para el país". Lo esencial, dijo, es que avanzamos dando por sentada la buena fe de todos los ciudadanos. Dijo que así es como el país ha avanzado y confía que ese avance increíble continuará.
El mandatario saliente tendrá ahora que aplacar a los mercados financieros y a sus aliados y asegurarles que seguirá siendo un socio confiable.