Mientras Occidente se africaniza vía la academia y la corrección política, África pretende occidentalizarse vía una visión sensata del devenir que ve en los organismos europeos la manera de acceder al progreso y las libertades.
De manera que, mientras países como España hacen reformas en la enseñanza que excluyen de los planes de estudios a pilares del pensamiento occidental como Platón y prioriza los estudios africanistas, y el sindicato de estudiantes de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres ha demandado que se elimine del temario a aquellos filósofos blancos a beneficio de filósofos africanos, los países del África como Zambia, Malawi y Tanzania se han integrado deseosos y sin complejos a la Mancomunidad Británica de Naciones (en inglés, British Commonwealth of Nations).
Así un país como Angola, colonia portuguesa hasta 1975, ha decidido también apuntarse a la Commonwealth, según ha anunciado el presidente del país, João Lourenço.
“No se extrañen… que hayamos pedido la adhesión a la Francofonía y en los próximos días a la Commonwealth”, declaró esta semana al diario español El País.
La entrada en la Mancomunidad (53 países) y en la Francofonía (63) no significa que Angola abandone la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa, CPLP, formada por nueve naciones.
También otra ex colonia portuguesa, Mozambique, pertenece a la Commonwealth desde hace 20 años, y es junto a Angola, de los pocos estados miembros sin pasado anglosajón.
De suerte que en tanto ocurre que entre algunos líderes africanos parece primar la sensatez, la estupidez de la corrección política en Occidente. aumenta al punto que los estudiantes de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos justifican la discriminación contra lumbreras como Platón, Immanuel Kant y René Descartes por considerarlos nada menos que racistas y colonialistas.
En su estulto escrito, el sindicato de estudiantes pide que estos y otros personajes históricos sean estudiados únicamente si el alumno lo solicita y siempre poniendo su pensamiento en el contexto histórico, es decir, enmendándoles la plana como si de patanes se tratase y no de los padres de la libertad y el progreso, no en Europa sino en todo el mundo que ha sabido asumir su legado.
Así nada menos que los filósofos de la Ilustración francesa deben ser explicados y propagandísticamente desacreditados a favor, dicen, de una visión no eurocéntrica sino africocéntrica.
