Hizo de todo el cubano Odrisamer Despaigne este lunes en las Grandes Ligas beisboleras, durante su tercera aparición exitosa en el box de Padres de San Diego en duelo contra Colorado.
Los vientos soplaban este año a favor de que Odrisamer fuese colocado en el bull pen, pero la lesión de un abridor, en partido contra los monarcas Gigantes de San Francisco, le abrió las puertas de un largo relevo. Fue tan bueno su trabajo ese día –sin decisión– que la dirigencia de los Padres repensó las cosas… y lo insertaron en la rotación.
Así, Despaigne, con la misma manía de colocarse la gorra de medio lado –esa que le ganaba en Cuba la ira de los enemigos de Industriales– derrotó al Arizona como iniciador, y hace unas horas hizo otro tanto como visitante de los Rockies.
Fueron 6.2 innings de trabajo para el habanero, bien respaldados por un San Diego que arrolló 14-3 a Colorado. Al cubano de 28 años –los cumplió este mes– le pegaron seis hits, con dos boletos, dos carreras limpias y cinco bases por bolas: Suma 2-0 y 1.47 de efectividad.
Pero si usted no vio el partido, no imagina cuánto puso de su parte nuestro compatriota. Debió "fajarse" con tres truenos que le pegaron por el montículo (lució como un campo corto a la defensa), y uno de los batazos le pegó en un pie, aunque facturó el out.
Odrisamer pegó además ¡su primer hit en Grandes Ligas! y añadió un par de rodados por la banda opuesta, buenos los dos para adelantar a corredores embasados.
Si la señal televisiva llegara libremente a la capital cubana, la noche del lunes hubiera sido de nostalgia industrialista, porque otro exmiembro de las escuadras azules exhibió su poder en otro parque. Kendrys Morales, bateador designado de Kansas City, contribuyó con su madero a que los Royals molieran 7-1 al huésped Minnesota Twins.
Kendrys, que en junio cumplirá 32 años, alinea como cuarto en el line up. Sumó esta vez dos hits, dos anotadas y dos impulsadas, en tanto su average se eleva hasta .358.
Hace semanas, al inicio de la final beisbolera de Cuba entre Ciego de Ávila y la Isla de la Juventud (ese territorio que en 1959 se conocía como Isla de Pinos), un ingenioso caricaturista dibujó al estadio del Cerro coronado por un cartel que rezaba "Cerrado por play off".
La suerte talvez hubiera sido otra si hombres como Odrisamer y Kendrys alinearan con Industriales. Pero el béisbol de la capital –y del país entero– se apaga poco a poco, las contadas incursiones de los peloteros de la Isla por Japón y México han tenido más penas que glorias, y el experimento más reciente de la nomenclatura asentada en La Habana consiste en mandar jugadores a un torneo canadiense de muy dudosa calidad.