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Ollas chinas: otro entuerto fidelista


Fidel Castro sostiene una olla de presión eléctrica durante una intervención televisiva en el 2005.
Fidel Castro sostiene una olla de presión eléctrica durante una intervención televisiva en el 2005.

Los cubanos se vieron obligados a comprar millones de ollas chinas como parte de la revolución energética de Fidel Castro. La mayoría ya no funcionan y el tema se debate en la Asamblea Nacional.

Si a Fidel Castro no se le hubiera metido entre ceja y ceja unificar la manera en que deberían cocinar los cubanos, como parte de su revolución energética de 2004, tal vez en la Asamblea Nacional de Cuba no se estaría discutiendo ahora un tema que cualquier parlamento serio se negaría a abordar: “el progresivo deterioro de equipos de cocción de alimentos distribuidos por el programa de ahorro energético a partir de 2004”.
Fidel Castro con una olla arrocera.
Fidel Castro con una olla arrocera.

Entre las pautas de la revolución energética de Castro, uno de sus últimos proyectos faraónicos antes de enfermar gravemente en julio de 2006, se incluyó la compra compulsiva –no la “distribución”— de los llamados módulos de cocción eléctrica eficiente: se obligó a cada familia a empeñarse adquiriendo a crédito una olla multipropósito (Reina), una arrocera, una hornilla, y un refrigerador.

Los medios oficiales confirman que desde entonces a la fecha se “repartieron” más de 24 millones de equipos. Por supuesto, el gobierno de Cuba no los adquirió en el mercado mundial, sino con un crédito chino. Y como hace cuando compra autobuses para el transporte público, o no compra piezas de repuesto o las compra en mínimas cantidades.

En un reportaje que hizo sobre el tema el año pasado nuestra colega Idolidia Darias se describe lo que ocurrió con los “módulos” de Fidel:

“De los equipos eléctricos que les vendieron a plazos, las ollas arroceras fueron las que más rápido se rompieron y las cocinas eléctricas que supuestamente se utilizarían para que el país ahorrara electricidad hicieron todo lo contrario; elevaron la tarifa de consumo eléctrico y perjudicaron la economía de las personas”.

“Sander Reyes recuerda que nadie recibió reembolso por las roturas y tampoco en aquel momento pudo repararlas, por lo que se vieron obligados a ‘inventar’”.

“Algunas personas se decidían a no pagar por algo que ellos no escogieron o por rebeldía o descontento, pero el gobierno garantizaba el pago de las mensualidades con el asedio de los militantes del Partido lo mismo del núcleo zonal (integrantes de la organización comunista pero retirados), que de los centros de trabajo y del Comité (CDR)”.

Muchas familias con suficiente solvencia para sacudirse el problema con las ollas han regresado a los fogones de kerosén y petróleo, o a las parrillas para cocinar con leña o carbón.

Pero no todas pueden, y ahora los medios oficiales nos dicen que miembros de la Comisión de Atención a los Servicios, de la Asamblea Nacional consideraron que “el deterioro progresivo de esos equipos, cuyas roturas y fallas crecen en la misma medida que se incrementan los años de explotación, ha generado molestias en aquellas familias que dependen hoy de los módulos para la cocción de sus comidas”,

"Ante las preocupaciones de los diputados, Bárbara Acosta, vicetitular del Mincin, (Comercio Interior) aseveró que desde 2012 se trabaja en una política dirigida a aliviar gradualmente esa situación generada en el país, a través de un grupo de medidas a aplicar a corto y mediano plazos".

"Entre las disposiciones de reciente aprobación, la funcionaria destacó la venta liberada de gas licuado en La Habana y Santiago de Cuba, iniciativa que se extenderá próximamente al resto de las provincias".

"También se incorporarán paulatinamente otros equipos de cocción y nuevas formas de pago en ambas monedas (CUC y CUP), en aras de facilitar el acceso a estos artículos por quienes lo necesiten, anunció".

Otro entuerto fidelsta a desfacer. Y Fidel, tan campante.
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    Rolando Cartaya

    Rolando Cartaya (La Habana, 1952) periodista, traductor e investigador. Trabajó por varias décadas en Radio Martí desde 1989, donde fue periodista, editor y director y guionista de programas radiales. Actualmente labora en la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba. Fue vicepresidente en la isla del Comité Cubano Pro Derechos Humanos.

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