En los últimos dos años, por mencionar un período cualquiera, la proliferación de las “deserciones” de peloteros, artistas, intelectuales, funcionarios y profesionales cubanos, ha pasado de ser una acentuada costumbre a una tendencia generalizada.
Esta nueva arista de la emigración tiene su origen en realidades políticas y sociales bien concretas, que han determinado el surgimiento de nuevos perfiles dentro del amplio espectro de los grupos sociales que tradicionalmente han conformado los movimientos poblaciones desde la Isla en los últimos 50 años.
Curiosamente, esta nueva característica recuerda lo sucedido durante la primera década del castrismo, los “felices 60”, cuando la inmensa mayoría de quienes escaparon ante la acometida del régimen fueron las clases vivas.
Tal parece que la sociedad cubana involuciona en ciclos que inexorablemente, conducen al mismo punto de partida. A esta oleada se le sumaron en los 70 los obreros y campesinos, con la balsa como puerta fundamental hacia la libertad. Así fue como la emigración comenzó a tornarse representativa de todas las capas sociales, y en la prueba más evidente de que el experimento revolucionario era un fracaso.
Este fenómeno tuvo su punto culminante en 1980, con los sucesos de la embajada del Perú y el posterior Éxodo del Mariel. En los 90 continuó el flujo cada vez mayor de fugas a través del estrecho de la Florida, que terminó con el Éxodo de Guantánamo en 1996 y los posteriores acuerdos de Inmigración entre Cuba y Estados Unidos, que permiten la vergonzosa devolución a las autoridades cubanas de los balseros rescatados en alta mar por guardacostas norteamericanos.
A partir de entonces, la balsa comenzó a ser sustituida por las lanchas de contrabandistas, el cruce furtivo de fronteras y las “deserciones”. Poco a poco, la balsa ha ido cediendo espacio al dinero y las oportunidades como la vía mas expedita hacia la libertad.
Hoy en día, en el perfil típico del emigrante cubano está teniendo cada vez más peso las personas jóvenes, de profesión deportista, artista o profesional de la salud. Este tipo de emigración de baja intensidad, que no implica grandes números de individuos pero sí personas de gran potencial para el país, está generando un vacío cada mes más visible en la sociedad cubana. En el más reciente capítulo de esta saga, cinco integrantes del Ballet Nacional de Cuba, incluido el primer bailarín Elier Bourzac, han solicitado asilo político en Canadá.
Una de las maneras más efectivas de evaluar la Historia es a través del estudio de las migraciones. Ya de sea de forma física o meramente intelectual, desde Moisés hasta la British Invasion iniciada por los Beatles, estos movimientos tienen una importancia capital para comprender a plenitud la magnitud de cualquier fenómeno histórico y más importante aún, su efecto en los seres humanos.
El nuevo perfil que está asomando en la ola migratoria es reflejo de la involución que está sufriendo Cuba en todos los sentidos, tanto en lo económico con el intento de convertir a la Isla en un país de buhoneros en pleno Siglo XXI, como en lo político con la implantación de un sistema corporativo-dinástico al estilo del PRI de los peores años de México en el Siglo XX.
Esta es precisamente la paradoja del castrismo per se, un sistema que para sobrevivir, curiosamente tiene que regresar a sus peores momentos en vez de a sus épocas de gloria.