Todo parece indicar que Donald Trump y Raúl Castro coincidirán en la VIII Cumbre de las Américas a celebrarse en Lima, Perú, el próximo día 13 de abril de 2018. Conociendo el gusto guerrillero de Trump por la sorpresa, apostaría a una discreta reunión de medianoche para sellar una negociación tramitada de antemano por los edecanes de ambas partes. ¿Qué toma y daca podría haber sobre la mesa?
Enroque en Venezuela. Mover a Maduro lejos del centro del tablero a cambio de una relación político-económica relativista por parte de Washington. Mea culpa en Cuba. Asumir la responsabilidad en el caso de los ataques acústicos contra diplomáticos norteamericanos con la excusa de fallos técnicos, no premeditados, a cambio de una normalización de las relaciones bilaterales. Concesiones tácticas. Recibir un mayor número de delincuentes cubanos con órdenes de deportación, entregar a estafadores del seguro médico en Estados Unidos y otros obsequios de quincallería a cambio de normalizar los trámites migratorios.
¿Por qué Raúl Castro tendría interés en bajar el volumen de su discurso? América Latina atraviesa por un ciclo desfavorable para La Habana, algo predecible,
era sólo cuestión de tiempo antes de que las élites circulantes corruptas agotaran las opciones de gobierno a su alcance por el derroche de recursos y falta de previsión política. Para colmo de males parece que el espíritu de Teddy Roosevelt ronda la Casa Blanca acompañado de un tipo de capa y espada nombrado John Bolton, un antiguo diplomático norteamericano que denunció en su momento la presencia de armas bacteriológicas en Cuba.
En calidad de reportero de TV-Martí tuve la oportunidad de entrevistar a las dos personas que en los años noventa activaron en Miami la alarma en torno a la producción de armas de destrucción masiva en Cuba, el Dr. Roberto Ortega Morales, ex jefe de servicios médicos de las fuerzas armadas cubanas (MINFAR), y el ex coronel soviético Ken Alibek, ex director de Biopreparat, órgano encargado de producir armas biológicas en la antigua Unión Soviética. Alibek presentó en su libro Biohazard (contaminación biológica), la prueba circunstancial más sólida de conocimiento público que se tenga noticia.
En aquella oportunidad Alibek manifestó a TV-Martí que su jefe y ex general Yuri Kalinin, antiguo jefe del programa microbiológico de la URSS, viajó a La Habana en 1991 y volvió convencido de que Cuba contaba con un moderno programa de armamentos biológicos del que no se ha vuelto a hablar desde entonces. Lo toco solamente de pasada, sin ánimo de perturbar el sueño plácido de la fiambre noticiosa, parloteo que en su día causó revuelo en los medios de prensa.
La iniciativa de Trump con relación a Corea del Norte nos permite entrever la posibilidad de algún tipo de negociación con Raúl Castro acerca de su satélite venezolano y la estabilidad en la región.
Los políticos profesionales suelen tomar sus decisiones en base a la repercusión que puedan tener éstas en sus aspiraciones electorales, algo que al parecer no preocupa en lo absoluto a Trump, quien confiesa sentirse a gusto en medio del conflicto político sin importarle las encuestas o las críticas de los medios.
Raúl Castro sabe que tiene que hilar fino en Lima si se presenta la oportunidad de negociar, a Trump le quedan unos dos años de gobierno o quién sabe si seis más, cuando el general ya habrá entrado en el laberinto de sus noventa. Detrás deja un país en ruinas y un pueblo en fuga.