Esa manía de algunos/as de etiquetear a las personas cargándolas de adjetivos relacionados con su orígen étnico o raza, siempre me ha parecido lo más racista del mundo, y también la vulgarización de ese componente añadido de lo "políticamente correcto", con el que algunos esconden su hipocresía social.
No quiero dedicarle muchas palabras al tema así es que me interrogo y lo hago también a mis amigos con ese calificativo instalado en Cuba, con raíces foráneas: afroacubano, afrodescendiente, para referirnos a una persona de la raza negra.
Si aplicamos esa lógica,para mi divisiva y no diversa: ¿Cómo calificar a los "blancos"? . ¿Qué tal si comenzamos llamándolos eurocubanos, si provienen de Europa, o sinocubanos, si proceden de Asia, si acaso alguno de nuestro compatriotas comparte todavía rasgos y genes nativos, le llamaríamos sibocubanos, taínocubanos o guanatacubanos?
¿Qué hacemos con los mulatos y mulatas? Acaso para ser políticamente correctos los calificaríamos como euroafrocubanos?
¿Muy complicado, verdad?
Por lo menos yo, aunque soy muy poco dado a citar frases martianas -que ya bastante citado ha sido en todo sentido-, me quedo esta vez con esa definición muy de José Martí: "dígase hombre y se han dicho todas las razas".
Ah, y para no alarmar a las feministas igual dígase mujer con idéntico resultado.
Mejor dejemos a un lado esa transculturación conceptual que es propia de otros lares.
Mejor nos quedamos con nuestros decires, que son nuestros. Quizás los que se creen muy progres empleando términos importados, están culturalmente colonizados y ni siquiera lo saben, por eso suenan falsos.
Esta columna de opinón ha sido publicada originalmente en el blog de su autor.