Reunirse con su madre en Estados Unidos, sin mirar atrás. Ese es el máximo anhelo del vallista Orlando Ortega, quien desertó en Moscú tras su participación en el Mundial de atletismo motivado por la "injusticia" que según él cometieron las autoridades deportivas de la isla cuando lo suspendieron seis meses antes de la competencia.
"Fue una decisión extremadamente difícil y dura, pero lo hice y no voy a mirar atrás", expresó Ortega el martes en una entrevista telefónica con la AP desde Padua, Italia. "Ahora lo único y lo que más quiero es reunirme con mi mamá en Estados Unidos, la extrañé demasiado durante los cuatro años que viví lejos de ella, solo en Cuba".
El velocista de 22 años, considerado como el heredero de Dayron Robles en los 110 metros con vallas, relató que después del Mundial de Moscú viajó a España con la delegación cubana, y allí decidió abandonar al grupo y no regresar a la isla.
Luego se trasladó a la casa de amistades en Italia.
"Estoy haciendo los trámites para irme a Tampa, Estados Unidos, donde vive mi mamá y junto a ella comenzar una nueva vida, pero sin abandonar nunca el atletismo. Quiero seguir corriendo, no sé cómo voy a hacer, pero tendré todo el tiempo para organizarme y seguir corriendo", comentó Ortega.
Ortega llegó al último momento al Mundial de Moscú a mediados de agosto, después que la federación cubana le levantó una suspensión de seis meses por indisciplina, tras ser castigado junto con su entrenador, Kelvin Antúnez, por negarse a competir en una prueba en junio en la capital rusa.
El vallista quedó eliminado en la primera ronda al terminar sexto en su eliminatoria, con tiempo de 13.69 segundos. Sexto en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, el cubano llegó a la cita rusa con la tercera mejor marca de la temporada, 13.08 segundos.
"Cometieron una gran injusticia conmigo y con mi entrenador, me afectó mucho y me sentí muy mal porque no competí durante dos meses antes del Mundial. Además, nadie se imagina lo bochornoso que fue para mí cuando los otros corredores me preguntaba cuál era la indisciplina que había cometido", recordó Ortega, con un tono de molestia.
"Estoy viviendo momentos duros, sé que en Cuba hablan de traición. Pero hace cuatro años que mi familia vive en Estados Unidos, yo estaba en Cuba solo con mi novia, me sentía feliz y nunca pasó por mi mente irme de mi país. En 2012 y este año corrí en Puerto Rico, en Nueva York y en Eugene (Oregón), vi a mis familiares y regresé a mi Cuba. Entonces, ¿cuál es la traición y el abandono?", agregó.
Ortega también criticó "los problemas" que atraviesa la estructura deportiva en Cuba, una crítica similar a la que hizo Robles antes de viajar a Europa para continuar su carrera con el club de Mónaco, afiliado a la Federación Francesa de Atletismo.
"Tampoco se habla de la falta de atención a los deportistas, de los problemas, de algunos dirigentes del atletismo que son bien poco ejemplares para educar a los jóvenes", recalcó. "Pero no quiero mirar atrás, ahora me espera una vida nueva".
La deserción de Ortega deja a Cuba sin sus mejores exponentes en los 110 metros con vallas, una disciplina en la que brilló por muchos años en las competencias mundiales y olímpicas.
Ortega, quien entrenó varios años con Robles y con su preparador, Santiago Antúnez, precisó que el nuevo rumbo que le dio a su vida no tuvo relación alguna con la decisión de su compañero.
"Mi decisión fue una elección propia, no tuvo nada que ver con Dayron. De hecho, hace meses que no hablo con ellos, solo escucho los resultados en la prensa", precisó Ortega.
Mientras espera para poder viajar a Estados Unidos, Ortega comentó que sigue practicando algún deporte para mantenerse en forma.
"Me siento tranquilo y en paz" concluyó.
"Fue una decisión extremadamente difícil y dura, pero lo hice y no voy a mirar atrás", expresó Ortega el martes en una entrevista telefónica con la AP desde Padua, Italia. "Ahora lo único y lo que más quiero es reunirme con mi mamá en Estados Unidos, la extrañé demasiado durante los cuatro años que viví lejos de ella, solo en Cuba".
El velocista de 22 años, considerado como el heredero de Dayron Robles en los 110 metros con vallas, relató que después del Mundial de Moscú viajó a España con la delegación cubana, y allí decidió abandonar al grupo y no regresar a la isla.
Luego se trasladó a la casa de amistades en Italia.
"Estoy haciendo los trámites para irme a Tampa, Estados Unidos, donde vive mi mamá y junto a ella comenzar una nueva vida, pero sin abandonar nunca el atletismo. Quiero seguir corriendo, no sé cómo voy a hacer, pero tendré todo el tiempo para organizarme y seguir corriendo", comentó Ortega.
Ortega llegó al último momento al Mundial de Moscú a mediados de agosto, después que la federación cubana le levantó una suspensión de seis meses por indisciplina, tras ser castigado junto con su entrenador, Kelvin Antúnez, por negarse a competir en una prueba en junio en la capital rusa.
El vallista quedó eliminado en la primera ronda al terminar sexto en su eliminatoria, con tiempo de 13.69 segundos. Sexto en los Juegos Olímpicos de Londres de 2012, el cubano llegó a la cita rusa con la tercera mejor marca de la temporada, 13.08 segundos.
"Cometieron una gran injusticia conmigo y con mi entrenador, me afectó mucho y me sentí muy mal porque no competí durante dos meses antes del Mundial. Además, nadie se imagina lo bochornoso que fue para mí cuando los otros corredores me preguntaba cuál era la indisciplina que había cometido", recordó Ortega, con un tono de molestia.
"Estoy viviendo momentos duros, sé que en Cuba hablan de traición. Pero hace cuatro años que mi familia vive en Estados Unidos, yo estaba en Cuba solo con mi novia, me sentía feliz y nunca pasó por mi mente irme de mi país. En 2012 y este año corrí en Puerto Rico, en Nueva York y en Eugene (Oregón), vi a mis familiares y regresé a mi Cuba. Entonces, ¿cuál es la traición y el abandono?", agregó.
Ortega también criticó "los problemas" que atraviesa la estructura deportiva en Cuba, una crítica similar a la que hizo Robles antes de viajar a Europa para continuar su carrera con el club de Mónaco, afiliado a la Federación Francesa de Atletismo.
"Tampoco se habla de la falta de atención a los deportistas, de los problemas, de algunos dirigentes del atletismo que son bien poco ejemplares para educar a los jóvenes", recalcó. "Pero no quiero mirar atrás, ahora me espera una vida nueva".
La deserción de Ortega deja a Cuba sin sus mejores exponentes en los 110 metros con vallas, una disciplina en la que brilló por muchos años en las competencias mundiales y olímpicas.
Ortega, quien entrenó varios años con Robles y con su preparador, Santiago Antúnez, precisó que el nuevo rumbo que le dio a su vida no tuvo relación alguna con la decisión de su compañero.
"Mi decisión fue una elección propia, no tuvo nada que ver con Dayron. De hecho, hace meses que no hablo con ellos, solo escucho los resultados en la prensa", precisó Ortega.
Mientras espera para poder viajar a Estados Unidos, Ortega comentó que sigue practicando algún deporte para mantenerse en forma.
"Me siento tranquilo y en paz" concluyó.