El incremento de las fracturas óseas en la tercera edad tiene una tendencia significativamente mayor en las mujeres. Esto se debe a que las féminas sufren más de osteoporosis que los hombres y la causa está ligada en gran medida a la menopausia, que se trata del proceso donde disminuye la producción de hormonas femeninas por los ovarios, principalmente con la caída en los niveles de estrógenos que ayudan a fijar el calcio en los huesos.
La osteoporosis es una enfermedad “silenciosa”, que se va instaurando sin provocar síntomas en el paciente. Consiste en la pérdida progresiva de la densidad ósea, o sea, de la masa de tejido que conforma los huesos. Normalmente la masa ósea se va regenerando, es decir, el cuerpo humano elimina los huesos viejos y los reemplaza por tejido óseo nuevo, en lo que constituye un constante intercambio.
Aproximadamente apartir de los cuarenta años este intercambio de tejidos tiende a ser deficitario, perdiéndose cantidades mayores a las que se restituyen. Debido a esta situación los huesos se tornan más delgados y débiles en su estructura.
Existen varios factores de riesgo que se relacionan con la aparición de la osteoporosis, algunos pueden ser modificables y otros no. Entre ellos cuentan la edad avanzada, la predisposición genética con familiares cercanos que sufren la enfermedad, el padecer determinadas patologías endocrinometabólicas como el hiper o hipotiroidismo, las consecuencias de ciertos medicamentos entre los que destacan los glucocorticoides y los anticancerígenos, el hábito de fumar y el alcoholismo, la malnutrición con poca ingestión en la dieta de calcio y vitamina D, la obesidad y el sedentarismo.
Las complicaciones más temibles de este trastorno osteoarticular son las fracturas. Según las estadísticas una de cada dos mujeres tiende a sufrir alguna fractura relacionada a la osteoporosis, en lo que los reportes en los casos de los hombres señalan la cifra de uno cada seis. Las fracturas más frecuentes ocurren en la columna, muñeca y cadera. Estas pueden dar lugar a complicaciones que pueden ir desde el dolor crónico, la limitación de movimientos o incapacidad, hasta la muerte. Es por ello que el tratamiento va dirigido principalmente en función de evitar las fracturas.
Para el dignóstico de la osteoporosis se utilizan varios exámenes no invasivos. En Cuba los médicos recurren al uso de los Rx. En la actualidad es de mucho valor la prueba de la densitometría ósea, que es una técnica mediante la que se puede comprobar hasta pérdidas mínimas de la densidad ósea. Esto trae la ventaja de que el diagnóstico se puede realizar en estadios tempranos de la enfermedad, cuando es posible compensarla tan solo modificando prácticas y estilos de vida perjudiciales.
El tratamiento incluye una amplia gama de acciones. Lo primero es que todo adulto, en especial las mujeres, deben tener presente la necesidad de chequearse cada cierto tiempo para evitar estar enfermos sin saberlo. Resulta vital ingerir una dieta adecuada, rica en calcio, vitamina D y otros minerales. La realización de ejercicios físicos, al menos, tres veces por semana, evita el sedentarismo, la obesidad y fortalece los huesos y músculos. Es importante la exposición al sol de modo moderado, pues es el mecanismo que activa la producción endógena de vitamina D y esta, a su vez, permite la absorción del calcio en los huesos.
Otras acciones a tener presente son el precaver las causas de posibles caidas. En ello es fundamental la utilización de un calzado adecuado, eliminar las barreras arquitectónicas, cuidarse de no tener en los domicilios obstáculos que dificulten o compliquen la movilidad de las personas. Es necesario que los lugares de tránsito se mantengan iluminados y quienes padezcan alguna dificultad visual deben tartar de corregirla en lo posible mediante el uso de cristales graduados.
También resulta imprescindible no incorporar o renunciar a los hábitos dañinos como la ingestión de alcohol o el tabaquismo. Y en las personas obesas o que presenten algúna dificultad para deambular o mantener el equilibrio, siempre es aconsejable que se puedan valer de un soporte o aditamento como los bastones y andadores.
La profilaxis para combatir la presencia o posible debut de patologías invalidantes como la osteoporosis siempre brinda la oportunidad de gozar de una adultez más saludable. Esa es una realidad que merece no ser ignorada.
La osteoporosis es una enfermedad “silenciosa”, que se va instaurando sin provocar síntomas en el paciente. Consiste en la pérdida progresiva de la densidad ósea, o sea, de la masa de tejido que conforma los huesos. Normalmente la masa ósea se va regenerando, es decir, el cuerpo humano elimina los huesos viejos y los reemplaza por tejido óseo nuevo, en lo que constituye un constante intercambio.
Aproximadamente apartir de los cuarenta años este intercambio de tejidos tiende a ser deficitario, perdiéndose cantidades mayores a las que se restituyen. Debido a esta situación los huesos se tornan más delgados y débiles en su estructura.
Existen varios factores de riesgo que se relacionan con la aparición de la osteoporosis, algunos pueden ser modificables y otros no. Entre ellos cuentan la edad avanzada, la predisposición genética con familiares cercanos que sufren la enfermedad, el padecer determinadas patologías endocrinometabólicas como el hiper o hipotiroidismo, las consecuencias de ciertos medicamentos entre los que destacan los glucocorticoides y los anticancerígenos, el hábito de fumar y el alcoholismo, la malnutrición con poca ingestión en la dieta de calcio y vitamina D, la obesidad y el sedentarismo.
Las complicaciones más temibles de este trastorno osteoarticular son las fracturas. Según las estadísticas una de cada dos mujeres tiende a sufrir alguna fractura relacionada a la osteoporosis, en lo que los reportes en los casos de los hombres señalan la cifra de uno cada seis. Las fracturas más frecuentes ocurren en la columna, muñeca y cadera. Estas pueden dar lugar a complicaciones que pueden ir desde el dolor crónico, la limitación de movimientos o incapacidad, hasta la muerte. Es por ello que el tratamiento va dirigido principalmente en función de evitar las fracturas.
Para el dignóstico de la osteoporosis se utilizan varios exámenes no invasivos. En Cuba los médicos recurren al uso de los Rx. En la actualidad es de mucho valor la prueba de la densitometría ósea, que es una técnica mediante la que se puede comprobar hasta pérdidas mínimas de la densidad ósea. Esto trae la ventaja de que el diagnóstico se puede realizar en estadios tempranos de la enfermedad, cuando es posible compensarla tan solo modificando prácticas y estilos de vida perjudiciales.
El tratamiento incluye una amplia gama de acciones. Lo primero es que todo adulto, en especial las mujeres, deben tener presente la necesidad de chequearse cada cierto tiempo para evitar estar enfermos sin saberlo. Resulta vital ingerir una dieta adecuada, rica en calcio, vitamina D y otros minerales. La realización de ejercicios físicos, al menos, tres veces por semana, evita el sedentarismo, la obesidad y fortalece los huesos y músculos. Es importante la exposición al sol de modo moderado, pues es el mecanismo que activa la producción endógena de vitamina D y esta, a su vez, permite la absorción del calcio en los huesos.
Otras acciones a tener presente son el precaver las causas de posibles caidas. En ello es fundamental la utilización de un calzado adecuado, eliminar las barreras arquitectónicas, cuidarse de no tener en los domicilios obstáculos que dificulten o compliquen la movilidad de las personas. Es necesario que los lugares de tránsito se mantengan iluminados y quienes padezcan alguna dificultad visual deben tartar de corregirla en lo posible mediante el uso de cristales graduados.
También resulta imprescindible no incorporar o renunciar a los hábitos dañinos como la ingestión de alcohol o el tabaquismo. Y en las personas obesas o que presenten algúna dificultad para deambular o mantener el equilibrio, siempre es aconsejable que se puedan valer de un soporte o aditamento como los bastones y andadores.
La profilaxis para combatir la presencia o posible debut de patologías invalidantes como la osteoporosis siempre brinda la oportunidad de gozar de una adultez más saludable. Esa es una realidad que merece no ser ignorada.