España tiene la "obligación" de investigar la muerte en julio de 2012 del disidente cubano Oswaldo Payá, de la que su familia responsabiliza al Gobierno de la isla, según publica el diario estadounidense "The Washington Post".
España "tiene una obligación" con el señor Payá, quien tenía la nacionalidad española, y por tanto la Audiencia Nacional de ese país "debe ordenar una investigación", sostiene el "Post" en un editorial.
La familia de Payá presentó el pasado 19 de agosto una querella contra dos altos militares cubanos ante la Audiencia Nacional española por la muerte del disidente, indicó la agencia Efe.
El texto de la querella asegura que fue un coche oficial conducido por agentes del Gobierno cubano el que ocasionó el 22 de julio de 2012 el accidente en el que murió Payá "de forma premeditada y deliberada".
De acuerdo con "The Washington Post", la Audiencia Nacional española "está facultada para ordenar investigaciones en el extranjero bajo el concepto de 'jurisdicción universal'".
"Es poco probable que los matones que embistieron el coche del señor Payá sean llamados a rendir cuentas, pero una investigación supondría mostrar al mundo, y a los hermanos Castro que gobiernan Cuba, que un rayo de esperanza como Payá no puede ser sencillamente extinguido en un violento accidente en una carretera solitaria", afirma el "Post".
El suceso ocurrió el 22 de julio de 2012 cerca de la ciudad de Bayamo (a unos 750 kilómetros al este de La Habana) cuando el automóvil en el que iban Payá, el disidente también fallecido Harold Cepero, el militante del Partido Popular español (PP) Ángel Carromero y el sueco Jens Aron Moding se salió de la carretera.
Carromero, quien conducía el vehículo, fue condenado por homicidio imprudente en Cuba y en diciembre pasado fue enviado a España para que cumpliera la pena.
Desde enero disfruta de un régimen de libertad vigilada y en agosto aseguró que fueron los "servicios secretos cubanos" los que mataron a Payá, al mostrarse convencido de que tanto él como Cepero salieron vivos del accidente.
Carromero confesó en la isla que perdió el control del vehículo por imprudencia pero, según la querella presentada por la familia de Payá ante la Audiencia Nacional, sus palabras fueron producto de la coacción a la que fue sometido por las autoridades cubanas.
Durante este año "The Washington Post" ha publicado varios editoriales para pedir que se investigue la muerte de Payá.
España "tiene una obligación" con el señor Payá, quien tenía la nacionalidad española, y por tanto la Audiencia Nacional de ese país "debe ordenar una investigación", sostiene el "Post" en un editorial.
La familia de Payá presentó el pasado 19 de agosto una querella contra dos altos militares cubanos ante la Audiencia Nacional española por la muerte del disidente, indicó la agencia Efe.
El texto de la querella asegura que fue un coche oficial conducido por agentes del Gobierno cubano el que ocasionó el 22 de julio de 2012 el accidente en el que murió Payá "de forma premeditada y deliberada".
De acuerdo con "The Washington Post", la Audiencia Nacional española "está facultada para ordenar investigaciones en el extranjero bajo el concepto de 'jurisdicción universal'".
"Es poco probable que los matones que embistieron el coche del señor Payá sean llamados a rendir cuentas, pero una investigación supondría mostrar al mundo, y a los hermanos Castro que gobiernan Cuba, que un rayo de esperanza como Payá no puede ser sencillamente extinguido en un violento accidente en una carretera solitaria", afirma el "Post".
El suceso ocurrió el 22 de julio de 2012 cerca de la ciudad de Bayamo (a unos 750 kilómetros al este de La Habana) cuando el automóvil en el que iban Payá, el disidente también fallecido Harold Cepero, el militante del Partido Popular español (PP) Ángel Carromero y el sueco Jens Aron Moding se salió de la carretera.
Carromero, quien conducía el vehículo, fue condenado por homicidio imprudente en Cuba y en diciembre pasado fue enviado a España para que cumpliera la pena.
Desde enero disfruta de un régimen de libertad vigilada y en agosto aseguró que fueron los "servicios secretos cubanos" los que mataron a Payá, al mostrarse convencido de que tanto él como Cepero salieron vivos del accidente.
Carromero confesó en la isla que perdió el control del vehículo por imprudencia pero, según la querella presentada por la familia de Payá ante la Audiencia Nacional, sus palabras fueron producto de la coacción a la que fue sometido por las autoridades cubanas.
Durante este año "The Washington Post" ha publicado varios editoriales para pedir que se investigue la muerte de Payá.