El menor, de cuatro meses de nacido, Heikell Enrique Batista Blanco, falleció en la madrugada de este viernes en la ciudad de Santiago de Cuba y su padre, un técnico forense, asegura que se trata de una negligencia médica.
Enrique Batista relató que su hijo fue diagnosticado de Fructosuria (una enfermedad que es una condición asintomática inocua causada por una falta de la enzima hepática llamada fructoquinasa), a inicios del mes de marzo e internado en el Hospital Infantil Norte, conocido como La Colonia, ubicado en la Carretera al Caney, en Santiago de Cuba.
Según el testimonio del padre, el menor presentaba fiebres y tenía el abdomen distendido y señaló que él mismo recomendó a los galenos que el niño fuera tratado por los problemas estomacales que presentaba, pero fue dado de alta: "se sentía mal, con fiebres, el abdomen distendido, y no lo ingresaron porque no había agua, me lo dijeron así mismo, no lo ingresen para que no pasen trabajo”.
Enrique Batista estuvo a cargo de la autopsia del opositor Wilmar Villar Mendoza, fallecido el 19 de enero de 2012 luego de hacer una huelga de hambre. Según relató a Martí Noticias fue expulsado del Hospital Clínico-Quirúrgico Juan Bruno Zayas, de Santiago de Cuba por ofrecer información de la necropsia.
"Le daba datos a un periodista independiente, Walter Clavel Torres. Y por eso la Seguridad del Estado fue allí, al departamento de Anatomía Patológica, y apretaron y dijeron: 'tienes que sacar a ese técnico de aquí, por muy bueno que sea'", aseguró.
Entre las razones que alega el tanatólogo es que su niño nació con problemas que, atendidos a tiempo, se hubiesen solucionado.
El abuelo del niño, Guillermo Batista, es miembro de la organización Municipios de Oposición (MDO), y asegura que el hecho de los médicos saber esto trajo algunos inconvenientes.
La segunda vez que fue ingresado de gravedad, la atención fue distinta, asegura el abuelo.
"En terapia intensiva, era una atención muy buena, pero ya era tarde. Cuando ellos se enteran que el abuelo del niño era opositor, pertenece a los MDO, se agilizaron, pero empezaron a mirarnos con mala cara (…) las enfermeras a veces se reían de la madre del niño, que se traumatizó de los nervios, una joven de 24 años de edad", concluyó Guillermo.