La visita del consejero de Estado y ministro de Seguridad Pública de China, Wang Xiaohong a Cuba afianza las relaciones políticas entre ambos países y fortalece sus intercambios en ciberseguridad y propaganda, pero no soluciona el apremio económico de la cúpula gobernante para conservar el poder, coincidieron politólogos cubanos en declaraciones a Martí Noticias.
“Cabe prestarle mucha atención a esta cooperación reforzada entre ambos gobiernos en materia de telecomunicaciones y ciberseguridad. Entender la internet como ciberseguridad, es la prioridad del gobierno cubano y también la prioridad del gobierno chino”, alertó desde La Habana, Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba.
“China provee a Cuba de toda la infraestructura tecnológica. Habría que velar hasta dónde pueden llegar, porque pueden estar estudiando también la posibilidad, aunque Cuba no tiene la capacidad tecnológica y financiera para eso, de crear su propio internet. Recordemos que Cuba trató de hacerlo de alguna manera con todo el sistema Nauta. Obviamente, fue rebasado por su incapacidad tecnológica”, subrayó el académico opositor cubano.
Los principales proveedores de ETECSA, el monopolio estatal cubano de las telecomunicaciones, son las empresas chinas Huawei, TP-Link y ZTE.
La prensa oficial reprodujo las palabras del mandatario Miguel Díaz-Canel con las que agradeció la cooperación “sistemática, estable” de China, y resaltó que la visita del alto funcionario es una "expresión de respaldo al enfrentamiento a las políticas de colonización cultural, hegemónica y también de subversión, que el imperio ejerce sobre nuestras naciones".
En este sentido, Cuesta Morúa indicó que “la geopolítica de ambos gobiernos no pasa solo por el hecho de su enfrentamiento a los Estados Unidos, sino por el control de sus propias poblaciones, que, en ambos casos, están interesadas en reformas democráticas, apertura democrática, respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales. Así que el desafío es alto para los gobiernos y, muy alto, para la sociedad civil en Cuba, la ciudadanía, como lo es en China”.
Agregó que, para ambos gobiernos, conocidos por su control sobre el uso de las redes sociales de sus ciudadanos, robustecer “la relación geopolítica es importante y eso pasa por la internet, independientemente, de que no haya las mejores relaciones económicas”.
Al respecto, el analista Juan Antonio Blanco opinó que nada de esto resuelve la necesidad prioritaria del régimen cubano: “lo que necesita la élite de poder cubana para sobrevivir en este momento es dinero, y dinero en forma de mercancías, o sea, comida, suministros de diversos tipos, compromisos para, inmediatamente, arreglar el sistema energético del país, etcétera”.
“Yo en realidad podría suscribir el tono sobrio que tiene el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Estados Unidos, el CSIS de Washington, que, virtualmente, apunta cuáles son los pasos que se vienen dando, sobre todo en relación a cuatro bases de radioescucha, posiblemente, relacionadas con inteligencia electrónica, por una parte, inteligencia de señales por otra, del lado chino”, precisó el exdiplomático que ahora encabeza en el exilio el laboratorio de ideas Cuba Siglo XXI.
En un artículo publicado en julio pasado, el CSIS llama la atención sobre “cuatro sitios activos en Cuba capaces de realizar operaciones de vigilancia electrónica”.
“Estos cuatro sitios se encuentran entre los lugares más probables que respaldan los esfuerzos de China para espiar a los Estados Unidos”, detalla la institución estadounidense y más adelante destaca que “interceptar señales transmitidas tanto por actores civiles como militares puede proporcionar a los países información valiosa sobre sus adversarios, competidores y aliados por igual”.
“O sea que lo fundamental, lo que ellos andan buscando, no está aquí, no hay crédito, no hay donaciones en gran escala, no hay compromiso inmediato de parar la economía del país”, recalcó Blanco.
En relación con los chinos, “lo último ocurrido fue que se negaron a continuar con su cuota de comprar azúcar, porque Cuba no cumplía el convenio y no le estaba dando el azúcar, y ellos estaban pagando por una cosa que no recibían”, recordó Blanco.
“Lo que queda de todo esto es la referencia que hay unas instalaciones que no dudo yo, que efectivamente hayan puesto alguna que otra tecnología nueva en esos lugares, pero eso no cambia al corto y a mediano plazo, la suerte de la élite de poder cubana”, añadió.
“Así que, podrán mantener las relaciones con China, permitiéndole hacer alguna que otro emplazamiento de radioescuchas en Cuba, pero no van a recibir por eso lo que ellos realmente necesitan”, puntualizó el politólogo.
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