El heroísmo de los pasajeros y la tripulación de un vuelo comercial que murieron cuando los secuestradores estrellaron el avión en una zona rural en Pensilvania fue recordado el domingo con la inauguración de una torre de concreto y acero, cuyas campanas de viento sonarán por cada una de las víctimas en el lugar donde cayeron.
Las familias de las 40 personas que perdieron la vida durante los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 ayudaron a hacer sonar ocho de las que a la larga serán un total de 40 campanas de aluminio en el Monumento Conmemorativo Nacional del Vuelo 93, y el exgobernador Tom Ridge dijo que la Torre de las Voces será “un concierto perenne de nuestros héroes”.
La inauguración tuvo lugar casi 17 años después de que los pasajeros del vuelo secuestrado que viajaba de Nueva Jersey a California se enfrentaran a un grupo de terroristas que entonces decidieron estrellar la aeronave en una zona rural. Las autoridades han concluido que los terroristas pretendían dirigir el Boeing 757 hacia Washington para utilizarlo como una enorme arma voladora.
Fue el “día en el que se perdieron vidas para salvar otras. Y surgieron los héroes sobre el cielo de Shanksville”, declaró Ridge, que se desempeñó como primer secretario del Departamento de Seguridad Nacional, agencia creada después de los atentados del 11 de septiembre.
La estructura de aproximadamente 28 metros (93 pies) de altura representa la última fase del Monumento Conmemorativo Nacional del Vuelo 93. Cada campana emite un tono distinto y las filas de árboles alrededor simbolizan las ondas del sonido.
“Las voces de todos ellos sonarán en forma perpetua con el viento en este bello condado Somerset, en Pensilvania”, afirmó el superintendente Stephen Clark.
El parque nacional donde cayó la aeronave, a unos tres kilómetros (dos millas) al norte de Shanksville, incluye también una plaza conmemorativa inaugurada en el décimo aniversario en 2011, y un centro para visitantes abierto hace tres años.
Mientras una intensa lluvia fría caía sobre las colinas, el arquitecto del monumento Paul Murdoch explicó que el viento hará sonar las campanas. Las restantes serán instaladas en las próximas semanas, según lo previsto.
“Estas campanas responden a los gritos sin respuesta de las voces que callaron, pero son recordadas en las vibraciones de una torre monumental”, declaró Murdoch.
Las campanas tienen entre 1,5 y 3 metros (entre 5 y 10 pies) de largo, pesan hasta 68 kilogramos (150 libras) y están afinadas.
Casi 3.000 personas murieron en los atentados del 11 de septiembre, en los que los terroristas tomaron el control de cuatro aviones. Estrellaron dos de ellos contra las Torres Gemelas en Nueva York y el cuarto contra el Pentágono en Arlington, Virginia.
Los pasajeros del vuelo 93 se enteraron por teléfono que los habían secuestrado y respondieron en forma heroica, intentando recuperar el control de la cabina.