A continuación, un editorial que reflejaba las opiniones del gobierno de Estados Unidos:
El periodista cubano independiente Roberto de Jesús Quiñones por fin se ha reencontrado con su familia después de un año de sufrimiento indebido como preso de conciencia en Cuba. Aunque aliviado por su liberación, Estados Unidos repite su “enérgica condena a su injusto encarcelamiento por el simple hecho de hacer su trabajo”, dijo el secretario de Estado Mike Pompeo en un comunicado.
El 7 de agosto de 2019, el régimen cubano condenó a Quiñones por dudosos cargos de resistencia y desobediencia y lo condenó a un año en un campo de trabajo. Su detención y juicio se caracterizaron por un flagrante desprecio por las normas legales. Las autoridades cubanas no informaron a Quiñones de los cargos en su contra hasta minutos antes del juicio y no le permitieron representación legal en la sala del tribunal. Los fiscales del régimen impidieron que Quiñones presentara pruebas de sus heridas a manos de la policía que lo arrestó. En marzo, se le negó la libertad condicional.
“Es una vergüenza que el régimen cubano encarcelara a un periodista cuyo único 'crimen' es trabajar por una sociedad más transparente”, dijo el secretario Pompeo.
“Tampoco es sorprendente. El régimen utiliza cualquier excusa para silenciar a sus críticos y violar los derechos humanos, incluidos los derechos a la libertad de expresión y las garantías de un juicio justo”, agregó.
Cuba sigue siendo el clima más restringido para la prensa en las Américas, según el Comité para la Protección de los Periodistas. La misma organización ubica a la isla entre los diez países más censurados. Los medios impresos y televisivos están totalmente controlados por el gobierno comunista cubano y, por ley, deben estar "de acuerdo con los objetivos de la sociedad socialista".
Estados Unidos pide a sus socios democráticos en todo el mundo que hagan del respeto de los derechos humanos, incluida la libertad de prensa, un requisito previo para cualquier trato con Cuba.