El embargo al régimen de Cuba ha estado en el tapete luego de que el Gobierno de EE.UU. defendió esta semana la política de sanciones comerciales y económicas a la isla como una "importante" herramienta para espolear el cambio hacia la democracia, en respuesta a declaraciones del ex gobernador de Florida Charlie Crist a favor de que se levante el embargo y a una encuesta que apuntaría a lo mismo.
El senador demócrata por Vermont, Patrick Leahy, ha declarado que no está a favor del mantenimiento del embargo a la isla, porque a su juicio éste ha sido un fracaso y es hora de cambiar la política de Estados Unidos hacia Cuba.
"Es discriminatorio y lamentable que solamente los cubanoamericanos puedan viajar a la isla sin solicitar una licencia al Departamento del Tesoro", agrega el senador.
A pesar de la forma en que el Gobierno de Cuba trata a su propio pueblo y al mismo Alan Gross, norteamericano preso en la isla, no tiene sentido continuar una política que no puede funcionar, concluye Leahy.
Por otra parte, el activista de derechos humanos y abogado cubanoamericano Alfredo Durán opina que el embargo lleva 50 años y no ha logrado su objetivo, ni lo lograría en los próximos 50 años, pues a Cuba no le interesa que lo quiten.
Apunta Durán que desde los años 60 todos los presidentes americanos han tratado de negociar con Cuba y el Gobierno cubano siempre hace algo para romper las negociaciones.
El embargo, según este activista, le sirve a La Habana de excusa para justificar todos sus fracasos económicos y sociales, y especialmente para violar los derechos humanos. El Gobierno de la isla alega que el embargo es una señal de que están en guerra con Estados Unidos, y por tanto tienen que mantener suprimidos, mientras sigan en guerra, los derechos de todos los cubanos.
El analista Phil Peters, vicepresidente del Lexington Institute, con sede en Washington, piensa que el embargo constituye una política fallida de EE.UU. hacia Cuba. Así lo expresó en el programa "Cuba al día" de Martí Noticias.
Con otra visión, el profesor de economía Elías Amor, exiliado en Valencia, España, razona que el embargo estadounidense contra el régimen cubano no puede ser levantado hasta que sean devueltas las propiedades norteamericanas que fueron confiscadas al inicio del castrismo. Este fue el motivo original por el que fueron impuestas las sanciones económicas a la isla, recordó en "Cuba al día".
El ex congresista estadounidense Lincoln Díaz-Balart opina que es bueno recordar, ahora que la oposición democrática dentro de Cuba está adquiriendo mayor fuerza y madurez política, el porqué de la existencia del embargo americano, y las tres condiciones establecidas por la ley estadounidense (Helms-Burton) para su levantamiento.
“Cuando yo llegué al Congreso de los Estados Unidos en enero de 1993, pude comprobar que la ley no prohibía el comercio con el régimen cubano por parte de la gran mayoría de las empresas de Estados Unidos. Realmente me impactó que la ley americana sólo prohibiera comerciar con el régimen cubano, y financiarlo, a las subsidiarias extranjeras de compañías americanas, pero no a las empresas americanas en Estados Unidos (o sea, a la abrumadora mayoría de las empresas de este país).
"Tampoco estaba prohibido por la ley el turismo masivo desde Estados Unidos hacia Cuba. Todas las sanciones existentes en ese momento estaban contenidas en decretos presidenciales (Executive Orders) que, naturalmente, podían ser revocados por otros decretos presidenciales, en cualquier momento, por cualquier presidente".
"Como yo estaba convencido de que ninguna dictadura en la historia ha cedido algo, jamás, a la oposición democrática a cambio de nada; y como no confiaba en que el presidente de los Estados Unidos insistiera en que una genuina transición democrática para los cubanos estuviera encaminada antes de levantarle el embargo al régimen, me propuse codificar, convertir en ley, esos decretos presidenciales; las prohibiciones al comercio, el financiamiento, y el turismo masivo de Estados Unidos a Cuba".
"Y condicionar, también como parte de la ley, el levantamiento de esas sanciones (conocidas comúnmente como “el embargo”) a tres requisitos en Cuba: 1-) la liberación de todos los presos políticos, sin excepciones; 2-) la legalización de todos los partidos políticos, sin excepciones, de la prensa independiente y de los sindicatos obreros libres; y 3-) una convocatoria de elecciones libres para los cubanos, con supervisión internacional".
"En marzo de 1996, con la decisiva ayuda de Ileana Ros-Lehtinen y Bob Menéndez, logré la codificación. Todos los decretos presidenciales que constituían el embargo se convirtieron en ley, como también los tres requisitos para su levantamiento. Creo que fue lo más importante que pude hacer durante mis 18 años en el Congreso de los Estados Unidos".
"Estaba convencido entonces, y sigo creyendo, que el embargo americano, y el vincular su levantamiento a que esté encaminada una genuina transición democrática a través del cumplimiento de esas tres condiciones, constituyen un instrumento de extraordinaria importancia en manos de la oposición cubana. Obviamente, no estoy de acuerdo con que se levante el embargo sin las condiciones que he mencionado”.
El senador demócrata por Vermont, Patrick Leahy, ha declarado que no está a favor del mantenimiento del embargo a la isla, porque a su juicio éste ha sido un fracaso y es hora de cambiar la política de Estados Unidos hacia Cuba.
"Es discriminatorio y lamentable que solamente los cubanoamericanos puedan viajar a la isla sin solicitar una licencia al Departamento del Tesoro", agrega el senador.
A pesar de la forma en que el Gobierno de Cuba trata a su propio pueblo y al mismo Alan Gross, norteamericano preso en la isla, no tiene sentido continuar una política que no puede funcionar, concluye Leahy.
Por otra parte, el activista de derechos humanos y abogado cubanoamericano Alfredo Durán opina que el embargo lleva 50 años y no ha logrado su objetivo, ni lo lograría en los próximos 50 años, pues a Cuba no le interesa que lo quiten.
Apunta Durán que desde los años 60 todos los presidentes americanos han tratado de negociar con Cuba y el Gobierno cubano siempre hace algo para romper las negociaciones.
El embargo, según este activista, le sirve a La Habana de excusa para justificar todos sus fracasos económicos y sociales, y especialmente para violar los derechos humanos. El Gobierno de la isla alega que el embargo es una señal de que están en guerra con Estados Unidos, y por tanto tienen que mantener suprimidos, mientras sigan en guerra, los derechos de todos los cubanos.
El analista Phil Peters, vicepresidente del Lexington Institute, con sede en Washington, piensa que el embargo constituye una política fallida de EE.UU. hacia Cuba. Así lo expresó en el programa "Cuba al día" de Martí Noticias.
Con otra visión, el profesor de economía Elías Amor, exiliado en Valencia, España, razona que el embargo estadounidense contra el régimen cubano no puede ser levantado hasta que sean devueltas las propiedades norteamericanas que fueron confiscadas al inicio del castrismo. Este fue el motivo original por el que fueron impuestas las sanciones económicas a la isla, recordó en "Cuba al día".
El ex congresista estadounidense Lincoln Díaz-Balart opina que es bueno recordar, ahora que la oposición democrática dentro de Cuba está adquiriendo mayor fuerza y madurez política, el porqué de la existencia del embargo americano, y las tres condiciones establecidas por la ley estadounidense (Helms-Burton) para su levantamiento.
“Cuando yo llegué al Congreso de los Estados Unidos en enero de 1993, pude comprobar que la ley no prohibía el comercio con el régimen cubano por parte de la gran mayoría de las empresas de Estados Unidos. Realmente me impactó que la ley americana sólo prohibiera comerciar con el régimen cubano, y financiarlo, a las subsidiarias extranjeras de compañías americanas, pero no a las empresas americanas en Estados Unidos (o sea, a la abrumadora mayoría de las empresas de este país).
"Tampoco estaba prohibido por la ley el turismo masivo desde Estados Unidos hacia Cuba. Todas las sanciones existentes en ese momento estaban contenidas en decretos presidenciales (Executive Orders) que, naturalmente, podían ser revocados por otros decretos presidenciales, en cualquier momento, por cualquier presidente".
"Como yo estaba convencido de que ninguna dictadura en la historia ha cedido algo, jamás, a la oposición democrática a cambio de nada; y como no confiaba en que el presidente de los Estados Unidos insistiera en que una genuina transición democrática para los cubanos estuviera encaminada antes de levantarle el embargo al régimen, me propuse codificar, convertir en ley, esos decretos presidenciales; las prohibiciones al comercio, el financiamiento, y el turismo masivo de Estados Unidos a Cuba".
"Y condicionar, también como parte de la ley, el levantamiento de esas sanciones (conocidas comúnmente como “el embargo”) a tres requisitos en Cuba: 1-) la liberación de todos los presos políticos, sin excepciones; 2-) la legalización de todos los partidos políticos, sin excepciones, de la prensa independiente y de los sindicatos obreros libres; y 3-) una convocatoria de elecciones libres para los cubanos, con supervisión internacional".
"En marzo de 1996, con la decisiva ayuda de Ileana Ros-Lehtinen y Bob Menéndez, logré la codificación. Todos los decretos presidenciales que constituían el embargo se convirtieron en ley, como también los tres requisitos para su levantamiento. Creo que fue lo más importante que pude hacer durante mis 18 años en el Congreso de los Estados Unidos".
"Estaba convencido entonces, y sigo creyendo, que el embargo americano, y el vincular su levantamiento a que esté encaminada una genuina transición democrática a través del cumplimiento de esas tres condiciones, constituyen un instrumento de extraordinaria importancia en manos de la oposición cubana. Obviamente, no estoy de acuerdo con que se levante el embargo sin las condiciones que he mencionado”.