Jimmy Verdecia Ricardo, es graduado de la Escuela de Artes Plásticas en Holguín. Viajó a trabajar a República Dominicana hace más de diez años, regresó a Cuba y volvió a Santo Domingo, luego de ser declarado un “quedado” por el consulado cubano. Sus opiniones acerca del Che Guevara le costaron la expulsión de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). En este breve intercambio relató parte del amor que siente por su “nueva isla”.
¿Por qué te expulsan de la UNEAC?
En el 2014 me dicen que no puedo seguir perteneciendo a la UNEAC por algunas declaraciones mías en las redes sociales referentes a la vida y obra del Che Guevara y mis apuntes fueron hacia una poesía de mal gusto de Ronel González, muy buen decimista, multipremiado, holguinero, pero que comparaba al guerrillero argentino con Jesucristo y por supuesto, yo como buen cristiano dije que Cristo no había asesinado a ningún ser humano. Eso me costó no pertenecer a la UNEAC desde el exterior y desde entonces estoy aliado completamente a todas las instituciones y medios a favor de la verdad y la desmitificación de los líderes de la revolución cubana.
(Cuando obteníamos las respuestas de Jimmy Verdecia, supimos que la Oficina de Intereses en La Habana había premiado a Ronel González en el Concurso de poesía "Lazos", 2015).
No he estado últimamente tan activo en términos políticos y sociales por estar inmerso en mi próxima exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo, pero sigo de cerca y apoyo todas las causas pacíficas para el derrumbe de la dictadura castrista como es el caso de Tania Bruguera, Gorki, El Sexto, Rodiles, las Damas de Blanco y todas aquellos disidentes en Cuban.
¿Qué lleva a un cubano a saltar de una isla a otra? ¿Qué te lleva a República Dominicana?
Llegué por primera vez a la ciudad de Santo Domingo el 1ro de mayo de 2002 a la Feria Internacional del Libro, regresé en 2003 a exponer en la casa de Guayasamín, que ahora es un bar y en 2009 acompañando al otrora vicepresidente de la UNEAC de Holguín, Carlos Jesús García, que atendía el área de Teatro. En el avión cuando logramos salir del aeropuerto Antonio Maceo, de Santiago de Cuba, Carlín y yo nos miramos y con solo un gesto sabíamos que no regresaríamos a Holguín por un buen tiempo puesto que una dominicana amiga ya había hablado con nosotros en un evento holguinero “Fiesta Iberoamericana” previamente y ya nos tenía (por lo menos a mí), trabajo en una escuela de arte y ya me había vendido el 80 por ciento de las obras que yo le había dado en Cuba para que me las comercializara. O sea que ya yo había hecho las bases para no ser carga ni de gobierno, ni de persona alguna. No faltaron las personas que a pesar de los problemas, me ayudaron a darme techo y un pequeño estudio para comenzar.
La odisea empezó en 2012 cuando necesito actualizar mis trámites de residencia porque había salido con pasaporte oficial por la UNEAC y con pasaporte rojo es imposible hacer residencia, cuando pido ayuda a la embajada cubana para cambiar mi pasaporte por uno ordinario, me dice el cónsul que yo estoy considerado como ‘quedado’, término que utilizan para quitarte toda ayuda posible.
Entonces tengo que regresar a Cuba y en La Habana no me dejan ver a la cónsul, yo poseyendo una carta del Ministro de Cultura de República Dominicana, y una recomendación de la tía de la cónsul, dirigida también a Sonia Silvestre, quien por esos días era la agregada cultural de República Dominicana en Cuba. Sin dudas, ella fue quien me ayudó.
Cuando resolví y pude volver a RD sentí la misma sensación de libertad que experimenté cuando la mirada cómplice del dramaturgo Carlín y yo cuando abandonamos Santiago de Cuba en 2002.
Cuando regreso hago mi primera expo individual ya en libertad y la llamé “Cubanía”, eran un conjunto de piezas que pinté en Cuba y otras en Santo Domingo con un toque de rumba y tambores con colores cálidos y tropicales. Fue en el Club de Arroyo Hondo, un lugar de clase alta en un sitio exclusivo, vendí casi la mayoría de las obras y las que quedaron están ahora en mi colección personal.
Los años que siguieron los pasé haciendo murales urbanos con el tema de los padres de la patria dominicana y así poco a poco me atrae la política quisqueyana y su historia ya que en cada provincia dominicana hay una escuela o una alcaldía que tiene un mural u obra de caballete de mi autoría.
Comienzo a trabajar en el ministerio de Cultura después que hiciera retratos al candidato a la presidencia, hoy presidente de la república Danilo Medina. También hago retratos a personalidades de la cultura gracias a la gestión del ministro. Creo que Danilo está haciendo mucho por la cultura nacional, para mí es el presidente más honesto después de Juan Bosch que le ha tocado a la Republica Dominicana pero esto es mi opinión personal.
¿Por qué Un cubano en Quisqueya?
En 2015 hago mi tercera expo individual después de más de 20 colectivas, llamada “Un cubano en Quisqueya”. En el Ministerio de Cultura de RD, asistieron un centenar de cubanos de la asociación de cubanos en RD y personalidades de la cultura como el propio ministro y viceministros, embajadores (menos el de Cuba), artistas, maestros de la plástica, la música y la danza. El equipo de modelos de body painting de mi compañía Lienzos sobre la piel hizo un performance con pinturas alegóricas a la libertad, en este caso fue una mezcla de lo aprendido de la plástica dominicana y cubana, creo que en República Dominicana he pintado más que toda mi vida en Cuba.
“Un cubano en Quisqueya” es toda mi vida como artista en RD, un homenaje a la libertad, a un pueblo alegre y hospitalario que me ha acogido sin mirar afinidad política o de género de cualquier índole, fue como una unión de dos islas: Cuba y Dominicana como me la contaba mi abuelo, llenas de coloridos, de anuncios y de mucha diversión, cosa que en Cuba carece en la actualidad. Este país tan pequeño, pero tan lleno de colores y de alegría ha superado a Cuba en el ámbito democrático sin perder su soberanía.
Gracias a estar en RD he podido expresarme como quiero, en las artes y en el pensamiento, no hay nada que se compare a poder apoyar, sin miedo a perderlo todo, a las personas que valientemente hacen la diferencia desde la isla.