Miladis Marino García hoy se debate entre la vida y la muerte. La señora de 53 años de edad sufrió un infarto horas antes de comparecer nuevamente ante la policía de San Miguel del Padrón, ya que fue acusada por un supuesto delito de Atentado.
El pasado jueves 22 de marzo sobre la una de la madrugada policías irrumpieron en una fiesta callejera, en el asentamiento conocido como Revuelta del municipio capitalino San Miguel del Padrón, donde le propinaron una violenta golpiza a un joven.
Una veintena de residentes del asentamiento, entre los que se encontraba Miladis salieron de sus casas y comenzaron a gritarles a los uniformados para que no golpearan más al joven que yacía en el suelo, ensangrentado y esposado. Ante la protesta de la comunidad los oficiales solicitaron refuerzos.
Horas después del suceso un vasto operativo policial, trajo como consecuencia la detención a Miladis Marino quién estuvo detenida por varias horas terminando acusada de Atentado. Unas 24 horas después sufrió el infarto.
Según precisó Raíza Alcántara residente de la zona, Marino García se encontraba sentada en la puerta de su vivienda al momento del arresto.
“Es un abuso lo que han hecho con ella, todos salimos a protestar por la paliza que le estaban dando al joven que no es conocido del barrio, pero igual era un abuzo policial…. la policía evidentemente estaba buscando un culpable y por eso se la llevo solo a ella una mujer de su casa y que no tenía nada que ver” dijo Raíza.
Xiomara Benavidez Martínez otra residente de la localidad por su parte expresó que las autoridades entraron por la fuerza en la vivienda de Marino García y recalcó que nunca mostraron una orden de registro.
“La policía en todo momento actuó fuera de la ley, no creyeron en mujeres ni en niños llevaban pistolas en las manos y no respetaron nuestras casas, más que policías parecían delincuentes, fue algo increíble” apuntó.
Sin embargo, la policía no ha desestimado los cargos imputados a Marino García a pesar de estar hospitalizada, según confesó un familiar bajo condición de anonimato por miedo a represalias.
“Llevamos un papel emitido por el médico donde explicaba la delicada situación de salud de ella, pero nos dijeron que había que esperar la decisión del jefe de unidad que era quien la estaba acusando”.