Algunas de las acciones más temerarias y peligrosas entre las que se mueven los opositores cubanos son poner un cartel contra la dictadura castrista, tachar una pancarta de propaganda comunista o distribuir octavillas en la vía pública.
Los más sonados de estos actos han sido los del grafitero cubano Danilo Maldonado "El Sexto". Su audacia lo ha llevado a la cárcel en dos ocasiones: por escribir los nombres Fidel y Raúl sobre dos puercos que soltaría durante un performance en un céntrico parque de La Habana y otra vez en que escribió "Se Fue", el día de la muerte de Fidel Castro.
A otros cubanos que hacen algo similar, pero con menos visibilidad que este artista contestatario, lo menos que les puede pasar es que los sorprendan y les den una golpiza.
Las multas que sancionan esta actividad alcanzan las decenas de miles de pesos. En el peor de los casos, les espera la cárcel bajo la figura de Propaganda enemiga.
Martí Noticias conversó con varios disidentes sobre las motivaciones para hacer una pintada o emborronar una pared. ¿Cuál es su nivel de adrenalina? ¿Qué dicen sus vecinos? ¿Qué los mueve a salir de casa a decir y escribir lo que piensan contra el gobierno cubano?
Osmay Vázquez Aranda es graduado de Poligrafía, una profesión que estudió para trabajar en el Combinado Poligráfico de Palma Soriano en Santiago de Cuba, pero terminó ejerciendo otros oficios. Carpintero ebanista y zapatero, Vázquez Aranda, de 44 años asegura que no tiene miedo cuando va a poner un cartel.
“Soy de los que piensa que cuando se defienden los derechos de libertad del pueblo de Cuba, uno puede correr los riesgos que sean necesarios”, añade este opositor que en 2015 fundó la célula “Derecho y Libertad” en su municipio, cuando era activista de la Unión Patriótica de Cuba.
Vázquez Aranda es coordinador municipal de la Alianza Democrática Oriental (ADO) en Palma Soriano. En la actualidad tiene tres notificaciones de multas: dos de 2 mil pesos cubanos y una de 30, expedidas bajo el Decreto-Ley 272. Artículo 17, inciso N, y se aplica por afear el ornato público.
“He puesto carteles”, dijo Vázquez y enumera de una larga lista los siguientes: ¡Libertad para los presos políticos!, ¡No más comunismo! ¡Abajo el hambre!
Los escribió en las paredes, sobre la propaganda por los supuestos logros de la revolución cubana, en su barrio y a las afueras de la localidad. ¿Por qué lo hace?
“No me da miedo, lo que me da es deseo de seguir dándole información al pueblo sobre todo lo que sucede, para ver si así despertamos y despierta el pueblo de tanto letargo de vivir en dictadura”, concluyó.
Diez mil pesos de multa por escribir lo que piensan
Roberto Perdomo Fuentes y Roilán Álvarez Rensoler son residentes en el municipio “Mella”, de la misma provincia. Deben 10 mil pesos cada uno.
Las penalidades de estos dos opositores están divididas en dos tickets de 2 mil y 2 de 3 mil pesos cubanos. Perdomo se siente en medio de toda regla legal para hacer lo que hace.
“Yo no estaba cometiendo ningún delito, estaba ejerciendo mi derecho poniendo grafitis en la calle”, dice Perdomo y culpa del hostigamiento a la policía política y organismos del gobierno.
“Es un trabajo que hace la Seguridad del Estado de conjunto con los Inspectores Generales Integrales, que se aprovechan del poder de la dictadura férrea que tienen aquí en la isla”, finaliza.
"Yo he puesto miles de carteles"
Álvarez Rensoler, de 45 años, ha sido pescador y ha trabajado por cuenta propia. En numerosas ocasiones ha pintado letreros que movilizan a las fuerzas policiales, y aunque el decreto legal dice que afea el entorno, él piensa lo contrario.
“Yo pienso que no es afear el ornato público porque la dictadura se encarga de poner carteles de viva el dictador Fidel Castro, viva Raúl; entonces nosotros como cubanos tenemos ese derecho también, de revelarnos, de contestarles de alguna forma”, puntualiza.
Cuando tiene que responder cuántos y qué carteles son de su autoría, suelta una carcajada y exagera un poco, como cualquier cubano. “Yo he puesto miles de carteles, como aquel que dice (ríe). Yo sí los he puesto… y los voy a seguir poniendo. He puesto ¡Abajo la dictadura!, ¡Libertad para el pueblo de Cuba!, ¡Salario justo!”, confiesa.
En 2012 Roilán y el activista Agustín Ferrer fueron sorprendidos por la policía cuando ponían un cartel en el municipio Contramaestre, la golpiza fue brutal, asegura.
"Fuimos asediados, golpeados fuertemente. Perdí (le afectó) el lagrimal del ojo izquierdo, por la paliza que me dieron los comunistas, pero el trabajo se hizo, que era que el pueblo viera que se inundó Contramaestre de carteles”, recuerda Álvarez Rensoler.
Más allá de los atropellos y las detenciones que ha sufrido, Álvarez cree en lo que hace: “Es el trabajo de los activistas acá en Cuba, que queremos la libertad y amamos la libertad del pueblo cubano. Queremos que en un futuro, este pueblo (en el) que muchos nos reprimen hoy, vea cuál fue el sacrificio de nosotros, por qué luchábamos y qué queríamos”, finalizó.
Campesinos, con derechos… y sin miedo
Alexis Santana González (43 años), activista del Movimiento Cubano Reflexión (MCR), reside en Rodas, Cienfuegos. Fue campesino, pero al morir su padre no pudo seguir cosechando la tierra. Ha hecho labores de albañilería, pero asegura que la policía se encarga de atemorizar a los pocos clientes que consigue.
El miedo no es un obstáculo para Santana González a la hora de escribir las paredes del pequeño pueblo de Rodas, indica que lo hace en apoyo a sus compañeros de causa. “Vamos con temor a que nos sancionen, pero tenemos que hacerlo, pero si no el pueblo no sabe por qué estamos detenidos, y el motivo es ese”.
Santana dice que ha tenido suerte, hasta el momento solo ha sufrido amenazas y algunos empujones cuando lo han llevado por la fuerza a la estación policial por distribuir volantes. En ellos que pide que se acabe el hambre en Cuba o cesen los atropellos.
“Han querido ponerme multas hasta de doscientos pesos, pero ellos saben que yo no voy a permitir eso, no lo voy a pagar”.
"Pura adrenalina", así lo describe Eliover Castillo Jova, campesino de 44 años, residente en Cumanayagua, Cienfuegos y también integrante del MCR.
“Para mí es una fuerza, algo que me estimula, que me da valor”, señala.
En 2012 Castillo Jova fue acusado de “violación de domicilio”, recién empezaba en la oposición y fue el delito que encontraron –afirma- para envolverlo en una causa común y no política. De ese entonces Castillo lamenta que no contara con una cámara para graficar lo que pinta en las paredes, como ahora, con el teléfono como arma.”
“Anteriormente no tenía un móvil con qué tomar las pruebas. Ya no, ya las cosas han cambiado”, dice y promete postear en redes sociales los carteles que pinte en lo adelante.
Siga a Luis Felipe Rojas en @alambradas. Para más sobre este tema escuche el programa Contacto Cuba a la 4:pm por Radio Martí.