En Cuba, no siempre cuando el río suena, es porque piedras trae. Con frecuencia es estrategia para confundir.
Esta vez, el rumor del río nos llega desde la Aduana General de la República, cuando la semana pasada, en su web oficial, publicó una lista “actualizada” de las entidades autorizadas a realizar envíos a Cuba.
La nota aduanal hace alusión a dos grupos de empresas. El primero consta de cinco agencias que efectúan dentro de Cuba servicio de mensajería y paquetería; ellas son: Cubanacán Express, CubaPack International, Transcargo, Aerovaradero, y la Empresa de Mensajería y Cambio Internacional (EMCI), antes CUBAPOST que por motivos legales tuvo que cambiarse el nombre. Por alguna razón que desconozco omiten a la Agencia Transitaria Palco que actúa bajo el mando del Consejo de Estado, pertenece al Palacio de las Convenciones y brinda idénticos servicios.
El segundo grupo cita a las 16 únicas agencias autorizadas a enviar paquetes desde el exterior a Cuba, con otro deliberado olvido, no es tan exacta la cifra, porque todas ellas, a su vez, pueden brindar el servicio, y de hecho así lo hacen, a otras agencias sin que esto constituya ningún tipo de alteración a su acto contractual.
Para entender por qué el gobierno nos confunde, y esto se lee como arroz con mango, debemos cruzar la frontera que marca el tema tabú e incluso las complicidades.
Es normal, y casi lo entiendo, que un buen grupo de compatriotas vuelen con cierta regularidad a la isla cargando paquetes ajenos. Unos lo hacen por necesidad, y aliviar gastos de viaje; otros desarrollan esa actividad para ganarse la vida; fácil modus vivendi.
No existen dudas, cualquier viajero con bultos, incluídas las llamadas “mulas”, le reportan más dinero al gobierno de la isla que a las propias agencias de viaje. El negocio redondo está en la carga, en los paquetes que se envían y no en el pasajero; entonces, ¿por qué Cuba pone trabas al punto de asfixiar a las agencias de charters, que ya han disminuido vuelos y han limitado destino?
Es más, a las agencias que cuentan con los permisos del departamento del tesoro y de comercio de los Estados Unidos para enviar mensajería y paquetería a Cuba, las autoridades cubanas les ponen impedimentos, y les niegan la autorización para volar directo a Cuba.
Aquí va la pregunta, ¿si según ellos, Estados Unidos es quien impone el embargo, por qué poner siempre una objeción a una apertura por mínima que sea? ¿Qué pretende Cuba?
Sencillo, brutal y retorcido. Los que mandan en Cuba saben que no son las armas sino las balas las que matan. No les interesan los vuelos charters y pretenden hacerlos quebrar o cuando menos desistir de volar a la mayor de las Antillas, porque la estrategia es crear mucha más molestia y descontento en las víctimas de siempre, las familias separadas, para así manipular mejor y usarnos como gladiadores contra la ley del embargo. Están haciendo fuerza, y van con todo, para que entre La Habana y Miami sólo existan vuelos regulares de línea como American Airlines, Jet Blue o hasta la misma Cubana de Aviación.
Política, siempre política. ¿Si no fuera por esta razón, por qué la Aduana General, y el “siempre humanitario” gobierno revolucionario, no dicta hoy una exención de pago de aranceles para la carga no comercial que viaje desde el exterior a nuestras familias en Cuba? Ese sería un comienzo verosímil.
Esta vez, el rumor del río nos llega desde la Aduana General de la República, cuando la semana pasada, en su web oficial, publicó una lista “actualizada” de las entidades autorizadas a realizar envíos a Cuba.
La nota aduanal hace alusión a dos grupos de empresas. El primero consta de cinco agencias que efectúan dentro de Cuba servicio de mensajería y paquetería; ellas son: Cubanacán Express, CubaPack International, Transcargo, Aerovaradero, y la Empresa de Mensajería y Cambio Internacional (EMCI), antes CUBAPOST que por motivos legales tuvo que cambiarse el nombre. Por alguna razón que desconozco omiten a la Agencia Transitaria Palco que actúa bajo el mando del Consejo de Estado, pertenece al Palacio de las Convenciones y brinda idénticos servicios.
El segundo grupo cita a las 16 únicas agencias autorizadas a enviar paquetes desde el exterior a Cuba, con otro deliberado olvido, no es tan exacta la cifra, porque todas ellas, a su vez, pueden brindar el servicio, y de hecho así lo hacen, a otras agencias sin que esto constituya ningún tipo de alteración a su acto contractual.
Para entender por qué el gobierno nos confunde, y esto se lee como arroz con mango, debemos cruzar la frontera que marca el tema tabú e incluso las complicidades.
Es normal, y casi lo entiendo, que un buen grupo de compatriotas vuelen con cierta regularidad a la isla cargando paquetes ajenos. Unos lo hacen por necesidad, y aliviar gastos de viaje; otros desarrollan esa actividad para ganarse la vida; fácil modus vivendi.
No existen dudas, cualquier viajero con bultos, incluídas las llamadas “mulas”, le reportan más dinero al gobierno de la isla que a las propias agencias de viaje. El negocio redondo está en la carga, en los paquetes que se envían y no en el pasajero; entonces, ¿por qué Cuba pone trabas al punto de asfixiar a las agencias de charters, que ya han disminuido vuelos y han limitado destino?
Es más, a las agencias que cuentan con los permisos del departamento del tesoro y de comercio de los Estados Unidos para enviar mensajería y paquetería a Cuba, las autoridades cubanas les ponen impedimentos, y les niegan la autorización para volar directo a Cuba.
Aquí va la pregunta, ¿si según ellos, Estados Unidos es quien impone el embargo, por qué poner siempre una objeción a una apertura por mínima que sea? ¿Qué pretende Cuba?
Sencillo, brutal y retorcido. Los que mandan en Cuba saben que no son las armas sino las balas las que matan. No les interesan los vuelos charters y pretenden hacerlos quebrar o cuando menos desistir de volar a la mayor de las Antillas, porque la estrategia es crear mucha más molestia y descontento en las víctimas de siempre, las familias separadas, para así manipular mejor y usarnos como gladiadores contra la ley del embargo. Están haciendo fuerza, y van con todo, para que entre La Habana y Miami sólo existan vuelos regulares de línea como American Airlines, Jet Blue o hasta la misma Cubana de Aviación.
Política, siempre política. ¿Si no fuera por esta razón, por qué la Aduana General, y el “siempre humanitario” gobierno revolucionario, no dicta hoy una exención de pago de aranceles para la carga no comercial que viaje desde el exterior a nuestras familias en Cuba? Ese sería un comienzo verosímil.