El recordista mundial de salto de altura, Javier Sotomayor, está de visita en Miami por segunda vez, la misma ciudad a la que el régimen cubano acusó de manipular las pruebas antidoping cuando en 1999 fue suspendido por restos de cocaína en su cuerpo.
Sotomayor, aunque es súbdito de la corona española desde el 2015, se desempeña como portavoz de la Federación Cubana de Atletismo y empresario por cuenta propia a cargo de un restaurante en La Habana. Este miércoles habló con El Nuevo Herald sobre lo que considera un renacer del atletismo cubano, la inclusión de peloteros cubanos de Grandes ligas en un equipo Cuba unificado y hasta del viejo pueblo de Limonar –donde nació-, pero nada sobre la penalidad que lo sacó de las pistas y la manera en que refrendó entonces la idea de Castro de que su desgracia fue empujada desde Miami.
En septiembre, luego del dictamen de la comisión antidopaje de los Juegos Panamericanos en Winnipeg ’99, la maquinaria de propaganda cubana emitió editoriales, notas de prensa y comparecencias televisivas dirigidas por el propio Castro para desmentir la decisión arbitral, pero el entonces mejor saltador del mundo recibió la confirmación de suspensión por dos años –luego rebajada a uno.
Cuba sugirió entonces que podría tratarse de un “complot de la CIA o de la mafia anticubana” de Miami y acusó a la Organización Deportiva Panamericana (Odepa) y su presidente en aquellos tiempos, Mario Vázquez Raña (gran amigo de Fidel Castro), de ser cómplices de la “burda y premeditada maniobra”.
Dos años después, en un artículo para la edición de Cuba Encuentro, a propósito de la inauguración del laboratorio prometido por Castro, el periodista Jorge Ebro, quien lo entrevista ahora para ENH analiza: “Sotomayor pudo haber cometido un error. Digo pudo, para dejar claro el beneficio de la duda. Cierto subcampeón mundial juvenil, me comentó en una ocasión que meses antes de las competencias internacionales, algunos integrantes del atletismo cubano acudían al doping, y poco antes del comienzo de los eventos lo evitaban”.
Sotomayor negó entonces haber consumido la sustancia, alegando que había saltado la marca “en más de 300 ocasiones”, y siempre mantuvo que se trataba de “una manipulación”, aunque las pruebas realizadas por la propia comisión cubana, no lo pudo rebatir, ni en esa, ni en la segunda ocasión en la Reunión Internacional de atletismo de Tenerife.
A la muerte del dictador cubano el pasado noviembre, El Soto, como también le conocen los fanáticos cubanos, expresó: “Fidel fue un gran legado con su ejemplo y con su conducta para todos los cubanos", y resaltó la política cubana de establecer el deporte aficionado como única vía de competición. Y terminó diciendo que "fue como un padre y seguiré fiel a su legado".
En 2013 Javier Sotomayor abrió una ‘paladar’, un restaurante especializado en “exhibir fotos y objetos personales de grandes deportistas. Entre las reliquias destaca una varilla ubicada a 2.45 metros, la altura que solo él ha superado de un salto”, apuntaba entonces un reportaje de la revista OnCuba.
En 1993, a raíz del recibimiento del premio Príncipe de Asturias, entregó los 50 mil dólares del galardón a la revolución cubana, gesto revelado por Castro a la hora de defender las acusaciones de dopaje contra el atleta en septiembre de 1999.
Sotomayor: fidelidad al Rey y la constitución
Por decisión del Consejo de Ministros de España el saltador cubano obtuvo la ciudadanía española en junio del 2015.
Y en septiembre de ese mismo año, en la sede diplomática de Madrid en La Habana se realizó el acto donde Sotomayor firmó el documento donde jura fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las leyes españolas.
Junto a Sotomayor, el Consejo de Ministros de España concedió la nacionalidad española, por carta de naturaleza; al velocista de 110 metros vallas Orlando Ortega. El vallista ya desde entonces había mostrado su deseo de representar a España para los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Ortega ahora está en la categoría de "excubanos" que hiciera el periodista oficialista Randy Alonso. Sin embargo, Sotomayor , también atleta hispanocubano, funge como funcionario deportivo del régimen.