Mijaíl Gorbachov, el último dirigente soviético, instó hoy al presidente ruso Vladímir Putin a construir una "democracia real" en la que las decisiones no dependan de una sola persona, ya que "nadie es dueño de la verdad absoluta".
"No puede ser que todas las decisiones confluyan en una sola persona. Nadie tiene el monopolio de la verdad", escribió Gorbachov en un artículo publicado en el periódico independiente Nóvaya Gazeta.
Gorbachov, que cumplirá esta semana 85 años, aseguró que "es evidente que el actual modelo de gestión no funciona, sea en política o en economía".
"No hay propuestas alternativas. No viene gente nueva. Hay que regresar a la senda de la democracia real. Eso es lo que más nos falta: democracia", señaló.
El octogenario político se mostró "convencido" de que "sin la activa participación de la gente en la búsqueda de las soluciones no se puede salir del círculo vicioso de problemas en el que se halla atrapado el país".
Reconoció que "democracia dirigida" y "vertical de poder", conceptos introducidos por Putin a su llegada al poder, lograron estabilizar la situación, especialmente en el ámbito económico, tras "la deflación de 1998".
"Debemos superar las tendencias autoritarias en la política interna (...). Efectivamente, la situación se ha estabilizado. Pero ha sido en perjuicio de la democracia real, de un Parlamento, unos tribunales y unos medios de comunicación independientes", comentó.
Gorbachov, que ha acusado a Putin de creerse Dios, destacó que "la recuperación se debió sobre todo a los altos precios del petróleo y el gas en los mercados internacionales".
En su opinión, lo que no se puede hacer para superar la crisis es instigar la división en la sociedad rusa "entre buenos y malos, rojos y azules, patriotas y liberales". "No hay que buscar ni enemigos, ni una quinta columna, ni agentes extranjeros. Hay que consolidarse en aras de objetivos comunes. Creo que esto posible. Creo en Rusia", comentó.
Gorbachov ha mantenido una actitud muy crítica con Putin en los últimos años, por sus draconianas leyes y su persecución de las libertades fundamentales; aunque ha respaldado su política exterior, sea en Ucrania o en Siria.
Tras las protestas antigubernamentales contra el fraude electoral
de finales de 2011, las mayores desde la caída de la URSS, Gorbachov pidió abiertamente la dimisión de las autoridades.
En respuesta, Putin aseguró que Gorbachov debía haber luchado "por la integridad territorial de nuestro Estado (soviético) de manera más insistente, consecuente y osada, y no esconder la cabeza bajo la arena, dejando el trasero al aire".