NUEVA YORK (AP) - Los aspirantes demócratas a la presidencia se han mostrado reticentes a tirarse golpes fuertes entre ellos hasta ahora, pero eso puede cambiar pronto.
El líder de las encuestas Joe Biden no ha sido cuestionado severamente por sus contrincantes. Y los puntos débiles de algunos de sus principales rivales, como Bernie Sanders y Elizabeth Warren, han sido pasados por alto prácticamente.
Pero la dinámica cambiará seguramente en los primeros debates de las primarias, a llevarse a cabo el miércoles y el jueves. Y comenzarán a salir a la luz las estrategias de cada uno. El gran interrogante es si empezarán a criticarse entre ellos o se enfocarán en Donald Trump.
No hay respuestas fáciles para los candidatos rezagados que necesitan un golpe de escena.
El presidente del Comité Nacional Demócrata Tom Pérez negó que haya crecientes tensiones entre dos sectores bien definidos. Uno exige acciones osadas en el terreno de la salud y el cambio climático, y postula un juicio político a Trump, mientras que el otro prefiere una actitud progresiva cautelosa y pragmática, que trata de lograr los mismos objetivos a partir de una colaboración con los republicanos.
“Tenemos unidad de valores”, dijo Pérez en una entrevista, acotando que prácticamente todos los demócratas que aspiran a la presidencia están a favor de un seguro médico único, de combatir el cambio climático y de los derechos civiles.
Nadie espera que el debate entre los demócratas alcance el fragor que tuvo el de las primarias republicanas del 2016, que incluyeron numerosos ataques personales. Esa actitud contribuyó a alentar una actitud fogosa en la era de Trump.
En privado, los candidatos demócratas más conocidos admiten que los cuestionamientos severos pueden terminar perjudicándolos.
“Nos vamos a enfocar en los grandes temas”, sostuvo Pérez. “No vamos a terminar hablando del tamaño de la mano”, agregó, aludiendo a la referencia que hicieron algunos rivales de Trump al tamaño de sus manos.
Algo que preocupa a dirigentes, donantes y estrategas es que las peleas entre ellos pueden terminar beneficiando a Trump.
Los candidatos menos conocidos, no obstante, no pueden darse el lujo de ser cautelosos. Por primera vez tendrán la oportunidad de dar a conocer sus puntos de vista ante un gran público.
“Ofrezco soluciones reales mientras que mucha gente en esta contienda hace promesas imposibles” de cumplir, dijo John Delaney, que lleva haciendo campaña un año sin tener demasiada repercusión.
Aliados de los candidatos más liberales temen que figuras como Delaney les hagan el juego a los republicanos al cuestionar sus propuestas en el campo de la salud. Delaney se opone al seguro único que apoya la mayoría.
Otro candidato moderado, John Hickenlooper, podría repetir la consigna republicana de cuestionar el coqueteo de muchos demócratas con el socialismo.
Biden es el favorito indiscutido por ahora y se espera que se le cuestionen posturas suyas sobre el aborto, el comercio, la recaudación de fondos para campañas electorales y su predisposición a negociar con los republicanos, incluidos segregacionistas, como hizo en el pasado. El tema es delicado y podría costarle muchos votos de la comunidad negra a Biden.
“La dinámica es muy sencilla: 19 contra uno”, comentó la asesora de Biden Anita Dunn.
En cada debate habrá diez candidatos y Dunn dijo que se parecerán más a “una conferencia de prensa conjunta de diez personas” que a un debate presidencial.
Kamala Harris, quien está en el medio de la tabla, sería una de las que asume una actitud moderada. Sus rivales la ven con resquemor por su experiencia como fiscal y por su desempeño en publicitadas audiencias del Senado. Pero quienes la conocen dicen que es demasiado pronto como para correr riesgos innecesarios.
Los candidatos deben encontrar un delicado equilibrio y tener presente que lo que quieren los demócratas es alguien que pueda plantársele a un candidato poco ortodoxo como Trump.
El veterano estratega demócrata Jesse Ferguson destaca que los momentos memorables casi nunca son producto de algo programado. Y que raramente surgen cuando se critica a un rival del mismo partido.
“La gente tal vez se obsesione con qué candidato ataca a qué candidato, pero los votantes de las primarias se identificarán con el candidato que mejor cuestione a Trump”, manifestó Ferguson. “Lo que importa tal vez no sean los golpes que se dan entre ellos, sino los que tiran con las elecciones generales en mente”.