La familia de Emilia Montoya sacrificó cuatro palomas blancas y dos gallos, cantó melodías africanas y golpeó rítmicamente un bastón de madera contra el suelo, elementos que conjugaron en una ceremonia religiosa en Cuba para proteger a la mujer, de 79 años, del coronavirus.
En una pequeña reunión en su casa de La Habana se apeló a sus antepasados y se honró a Inle, una deidad que representa al médico en la religión Yoruba, que es quien da salud y prosperidad. Montoya no tiene el virus.
"Le estamos pidiendo estas bendiciones para mantenerla sana", dijo el sobrino de Montoya, Henry Rodríguez, de 40 años, que encabezó la ceremonia. "Pero esta ceremonia no es solo para nosotros, también es para la salud del mundo", añadió.
El riesgo de propagar el virus ha dejado atrás las grandes ceremonias de tambores y bailes afrocubanos que caracterizan a la santería en la isla, donde se fusionan las creencias y tradiciones de la religión Yoruba, traídas a Cuba por los esclavos africanos, con una mezcla de elementos del catolicismo.
Pero los devotos, de los cuales hay millones en el país, están recurriendo a sus panteones de las deidades Yoruba llamadas Orishas para ganar en fuerza en las ceremonias familiares íntimas o rituales individuales en sus casas.
"Todos los días, cuando me levanto, me paro en la puerta de la casa, miro al cielo y le pido a Dios por el mundo entero, que nos de paz, tranquilidad y que la epidemia se aleje, dijo Montoya a Reuters.
"Entonces enciendo una vela y rezo a mis Orishas por todo el mundo", señaló exhibiendo sus gruesos y retorcidos mechones Afro enrollados en un pañuelo blanco, según la vestimenta ordenada para tales ceremonias.
Algunos devotos a la santería también están coordinando sus ceremonias, en gran medida a través de las redes sociales, pequeños rituales simultáneos realizados en el aislamiento personal en sus hogares.
Estas ceremonias también se están realizando en otros países latinoamericanos como Venezuela, donde la religión ha ganado seguidores.
El despliegue de Internet móvil en Cuba, donde la mayoría de los hogares no tienen conexiones "online", está permitiendo la comunión espiritual en tiempos de autoaislamiento.
Por ejemplo, el pasado 22 de este mes, los devotos de la santería escucharon que debían encender dos velas a una hora precisa y rezar a los Orishas por su protección.
"Que Obatalá (uno de los Orishas principales) nos proteja de la pandemia", escribió Magdalena Barrera Valdés en un grupo de Facebook para practicantes de santería en todo el mundo con 44.000 seguidores, publicando una foto de sus velas, en la que 76 personas comentaron "ashe", que es un don de virtud concedido, de poder y suerte en la religión Yoruba.
Más tarde, algunos sacerdotes de la Santería, conocidos como babalawos, imploraron a Iku, el espíritu de la muerte, que frenara las víctimas debido al virus. Los devotos advirtieron unos a otros que se cubrieran la cabeza para protegerse, mientras Iku barría la tierra durante y después de la ceremonia.
"La santería como tal se basa mucho en la fe de las personas (...) y queremos darle fe y esperanza a la gente en estos tiempos", dijo Rodríguez.