En la narrativa histórica cubana contemporánea, la fecha del 20 de mayo tiene ganada ya una doble significación: El parto de la República independiente, en 1902, y la salida al aire de Radio Martí, en 1985.
Subrayo lo de “narrativa histórica” porque la revolución comunista borró del calendario oficial esa fecha, y su propaganda oficial hace todo lo posible para evitar que Radio Martí forme parte del imaginario colectivo de los cubanos.
“Pretender que no existe lo que existe no hace que lo que existe no exista”, afirmaba en días pasados el Padre Alberto Reyes en su cuenta de Facebook a propósito de la dramática realidad socio-política que vive Cuba. Por eso Radio Martí cumple hoy 38 años de existencia, porque, a pesar de todos los esfuerzos de la dictadura comunista para pretender que no existe, la razón de su existencia permanece.
Fue un 23 de septiembre de 1981 cuando el entonces presidente de EEUU, Ronald Reagan, anunció la creación de Radio Martí. Fue un parto que necesitó 3 años, y 8 de gestación. El 23 de marzo de 1990 nacía TV Martí y cuando el ciberespacio se llenó de redes sociales, martinoticias.com, se instaló en el sitio apropiado.
He compartido en Radio Martí cámaras y micrófonos, desde sus inicios en Washington y luego en Miami; primero como contratista en espacios semanales, y luego como empleado en mis últimos 12 años de vida laboral, que terminaron en 2019.
Desde un principio he sido un convencido partidario de los objetivos establecidos para Radio Martí. Informar la verdad de lo que ocurre dentro y fuera de Cuba, descorrer el velo de la censura oficial que la oculta, porque “solo la verdad nos hará libres”.
La importancia de Radio Martí está plenamente reconocida por la dictadura. Por eso ha exigido su cierre en cada una de las ocasiones que se ha sentado a negociar cualquier tema con el gobierno de EEUU.
No hay dudas de que para la Inteligencia cubana Radio Martí y sus medios de difusión son un objetivo prioritario. Sembrar confusión y cizaña, crear dudas en cuanto a su eficacia, edulcorar sus contenidos informativos y políticos, entre otras artimañas, están en la agenda de sus métodos. No es nada sorprendente.
A sus directivos y empleados toca la difícil tarea de desentrañar las verdades que oculta la dictadura. Esta no es una simple cuestión empresarial o profesional, como en cualquier otro medio comercial. Radio Martí requiere pasión por la verdad, la libertad y la democracia, sin convertirse por ello en un medio propagandístico.
Pocas veces evoco a José Martí, tan tratado y maltratado desde todo el espectro político y socio-cultural. Pero, parafraseando su poema Yugo y Estrella, concluyo afirmando que “la estrella que ilumina y mata” disipará la noche oscura que el yugo comunista ha impuesto a los cubanos y, cuando eso ocurra, Radio Martí estará al tanto para informarlo.
¡Felicidades!
Foro