De haber contado con Raisel Iglesias en su staff de pitcheo, talvez la Isla de la Juventud no habría perdido –ante Ciego de Ávila– el séptimo y decisivo pleito de la final beisbolera de Cuba. Ese juego fue el sábado, en la ciudad avileña, pero Iglesias, que siempre aspiró a más, debutó este domingo a las órdenes de Cincinnati, en las Grandes Ligas.
A finales de marzo, todavía la dirección de los Rojos no había tomado una decisión sobre el papel del diestro cubano, de 25 años recién cumplidos, en lo que sería su año de debut. Tampoco sabían quién sería el quinto abridor de la franquicia, el 12 de abril, ante el visitante San Luis Cardenales.
No fue brillante el paso de Iglesias por los campos de entrenamiento, pero el muchacho de 6'2 y 185 libras, que el pasado junio firmó un contrato de siete años y $32 millones, ocupó finalmente –con notas de aprobado– la lomita de su equipo en la quinta salida al terreno.
Vestido con el número 26 en su uniforme, y comparado con Orlando "Duque" Hernández por algunos expertos (el ahora rookie exhibió varios ángulos de lanzamientos, efectivas sinker y slider) Iglesias colgó cuatro ceros a los Cardenales, con cuatro ponches, y solo en el quinto inning aceptó tres carreras –lo sustituyeron en el sexto–, aunque su equipo se impuso en extra innings.
Y para añadir orgullo, el debutante cubano contó con su compatriota Brayan Peña, veterano en estas lides, como compañero de batería. Peña vistió los arreos por primera vez en lo que va del 2015 y disparó dos hits en tres turnos.
En cuanto a otros jugadores escapados de Cuba, la primera semana del mejor béisbol del mundo está salpicada de actuaciones contrastantes. Yasiel Puig, que pegó la víspera su primer jonrón, atraviesa un slump con los Dodgers, pero Alexander Guerrero aprovecha su oportunidad de jugar la antesala del mismo elenco: Remolcó a cuatro corredores y batea .429.
Invicto en seis presentaciones, Detroit se satisface con los .321 de Yoenis Céspedes, pero el asombro lo aporta el torpedero José "Candelita" Iglesias, anulado a la ofensiva en el spring training, inmediatamente después de su paso por el quirófano: ¡Resulta que ha comenzado el año con .526!
Estrenando uniforme –Nacionales de Washington– y lugar en el campo (la tercera base) Yunel Escobar se regodea en los .300 ofensivos. Los hombres de Chicago White Sox arrancaron a media máquina, pero deben ascender poco a poco tanto el novato de 2014, José "Pito" Abreu (.238) como Alexei Ramírez (.200).
Reales de Kansas City marcha imbatido en seis desafíos, y el magnífico promedio de .400 con la firma de su bateador designado Kendrys Morales.
Otra figura joven, el jardinero Jorge Soler, inició tímidamente su segundo año (.222) aunque la dirección de los Cachorros lo ratifica como tercer bate. Adeiny Hechavarría, el portentoso campo corto, es fiel reflejo de la abulia de los Marlins con el madero: .045.
Pero hay más motivos de alegría. Odrisamer Despaigne, en su segundo año con San Diego, tiró 4.2 innings como relevista frente a los campeones Gigantes de San Francisco, nadie le disparó hit y no entregó boletos. Esta labor podría reincorporarlo al grupo de abridores.
Y si comencé esta nota con el Cinci, con el Cinci la cierro. El inmenso Aroldis Chapman, en solo cinco innings de trabajo tiene un juego ganado, dos rescates y siete ponches, uno de los cuales –fui testigo– lo rubricó con un fogonazo de 101 millas por hora.