Haciendo un repaso de las diferentes propuestas de reformas, cambios o transformaciones no importa ahora como se le llame del gobierno de Raúl Castro: en lo migratorio, agricultura, vivienda, comercio, etc. nos preguntamos como muchos, hasta qué punto estas novedades tienen la intención de constituir un cambio radical y real en cuanto a la forma de gobernar de estos dirigentes, si realmente constituirán el camino, que los mismos han encontrado para el tránsito hacia una sociedad democrática sin violencia, como forma de redimir sus múltiples errores y horrores para con el pueblo de Cuba.
Son variadas las respuestas que la sociedad civil cubana ha esgrimido al igual que analistas y periodistas, pero sin dudas, aunque algunos opinan que se han tomado medidas buenas, la mayoría se muestran escépticos de la buena voluntad del régimen y creen que éstas son para ocasionar un efecto internacional de apertura a las libertades elementales violadas conscientemente, por mucho.
Nos sumamos a todas las opiniones antes dichas y a sus argumentos, porque los cambios en realidad son entrecomillas, pues si tan solo consideramos que los mismos, según el propio gobierno se insertan dentro de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para ir dándole cumplimiento y si se recuerda que estos tienen como objetivo en primer lugar ”garantizar la continuidad e irreversibilidad del Socialismo” sistema en que no ha sido posible alcanzar el segundo objetivo de estas líneas y por tanto no tienen cabida, se contraponen totalmente, “alcanzar el desarrollo económico y la elevación del nivel de vida de la población”. Por lo que con este solo detalle se aprecia a priori hacia donde no van estos “cambios”.
Por otro lado, el gobierno continua centralizándolo todo, porque aunque libere y dé oportunidades a lo particular, éstos no tienen en realidad poder para hacerse fuerte capitalmente y de hecho independientes, pues concretamente no existe en el país la propiedad privada en el sentido más tradicional y capitalista del término, y de hecho todo en primera o en segunda mano se le tiene que comprar a él. No es necesario ser especialista económica para darse cuenta, que en tanto las correas del poder económico y la toma de decisiones continúen en manos del Estado no habrá verdaderas transformaciones en toda la sociedad cubana para aspirar a alguna escala de desarrollo y democracia.
Por tanto, las buenas intenciones del Raulismo se desvanecen no solo por todo lo argüido arriba, sino porque en la experiencia cotidiana de vivir dentro de la isla es imposible decir que nos estamos beneficiando de los cambios, que lo apreciamos en nuestra vida y poder económico individual, que ahora sí tenemos proyectos de vida y trabajo realizables, liberadores y esperanzadores.
Las actitudes del gobierno podríamos decir no son cambios por el cambio necesario, que hace rato aboga la oposición y la sociedad civil cubana, ni tampoco son realmente nuevas, aunque en sentido estricto lo parezcan, pues en la nomenclatura no es nuevo, seguir ganado tiempo, hasta desaparecer biológicamente o fugazmente hacia otros países, evadiendo así sus muchas deudas para con la sociedad. Lo nuevo y bueno radica en que la mayoría de sus decisiones son el resultado de la labor ascendente de esos que abogan por el Cambio Necesario y que nuevamente estos dominadores, no gobernantes van exhibiendo para Cuba y el mundo el fracaso de su sistema.
Por suerte para contrarrestar sus falsedades, contamos con muchas personas en el país honestas que se encargan de manera individual, o agrupados de la distribución de escritos, discos, otras actividades cívicas y por supuesto de la red para poner además en claro qué cosas hacen falta en realidad para el Cambio. Comenzando porque cada cubano, donde quiera que esté se cuestione, qué está haciendo de útil por éste.
Son variadas las respuestas que la sociedad civil cubana ha esgrimido al igual que analistas y periodistas, pero sin dudas, aunque algunos opinan que se han tomado medidas buenas, la mayoría se muestran escépticos de la buena voluntad del régimen y creen que éstas son para ocasionar un efecto internacional de apertura a las libertades elementales violadas conscientemente, por mucho.
Nos sumamos a todas las opiniones antes dichas y a sus argumentos, porque los cambios en realidad son entrecomillas, pues si tan solo consideramos que los mismos, según el propio gobierno se insertan dentro de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para ir dándole cumplimiento y si se recuerda que estos tienen como objetivo en primer lugar ”garantizar la continuidad e irreversibilidad del Socialismo” sistema en que no ha sido posible alcanzar el segundo objetivo de estas líneas y por tanto no tienen cabida, se contraponen totalmente, “alcanzar el desarrollo económico y la elevación del nivel de vida de la población”. Por lo que con este solo detalle se aprecia a priori hacia donde no van estos “cambios”.
Por otro lado, el gobierno continua centralizándolo todo, porque aunque libere y dé oportunidades a lo particular, éstos no tienen en realidad poder para hacerse fuerte capitalmente y de hecho independientes, pues concretamente no existe en el país la propiedad privada en el sentido más tradicional y capitalista del término, y de hecho todo en primera o en segunda mano se le tiene que comprar a él. No es necesario ser especialista económica para darse cuenta, que en tanto las correas del poder económico y la toma de decisiones continúen en manos del Estado no habrá verdaderas transformaciones en toda la sociedad cubana para aspirar a alguna escala de desarrollo y democracia.
Por tanto, las buenas intenciones del Raulismo se desvanecen no solo por todo lo argüido arriba, sino porque en la experiencia cotidiana de vivir dentro de la isla es imposible decir que nos estamos beneficiando de los cambios, que lo apreciamos en nuestra vida y poder económico individual, que ahora sí tenemos proyectos de vida y trabajo realizables, liberadores y esperanzadores.
Las actitudes del gobierno podríamos decir no son cambios por el cambio necesario, que hace rato aboga la oposición y la sociedad civil cubana, ni tampoco son realmente nuevas, aunque en sentido estricto lo parezcan, pues en la nomenclatura no es nuevo, seguir ganado tiempo, hasta desaparecer biológicamente o fugazmente hacia otros países, evadiendo así sus muchas deudas para con la sociedad. Lo nuevo y bueno radica en que la mayoría de sus decisiones son el resultado de la labor ascendente de esos que abogan por el Cambio Necesario y que nuevamente estos dominadores, no gobernantes van exhibiendo para Cuba y el mundo el fracaso de su sistema.
Por suerte para contrarrestar sus falsedades, contamos con muchas personas en el país honestas que se encargan de manera individual, o agrupados de la distribución de escritos, discos, otras actividades cívicas y por supuesto de la red para poner además en claro qué cosas hacen falta en realidad para el Cambio. Comenzando porque cada cubano, donde quiera que esté se cuestione, qué está haciendo de útil por éste.