La venta de ollas y cocinas eléctricas a la población suponía la desaparición en las cocinas cubanas de los fogones de luz brillante. Sin embargo, años después de que los equipos modernos se impusieran en las casas, las familias lamentan el cambio.
La comunicadora Yesmi Elena Mena residente en Santa Clara, Villa Clara, destaca que al principio la gente se alegró porque era más cómodo cocinar con electricidad, sin embargo esa alegría se convirtió muy pronto en pesadilla cuando aparecieron las roturas de los equipos y la falta de piezas de repuesto en los talleres.