Al anunciar el lunes que la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC) que dirige revelará este jueves las identidades de dos represores cubanos que viven en Miami, Juan Antonio Blanco describió la indignación de los que fueron atropellados por ellos:
“Es la misma sensación que habría tenido una víctima de una dictadura latinoamericana, o de los propios nazis, si van de pronto a un (supermercado) Publix y encuentran que uno de los guardias de Auschwitz, de los campos de concentración se estuviera paseando por las calles de los Estados Unidos.”
No obstante, ocurre a menudo en esta comunidad donde casi todos los exiliados cubanos, como ahora los venezolanos y nicaragüenses, tienen alguna historia que contar en primera persona sobre las múltiples formas que adopta la represión en sociedades que institucionalizan la violación de los derechos esenciales del ser humano.
Para estar en este país y obtener beneficios migratorios estos represores tienen que haber mentido a las autoridades estadounidenses. Pero su fraude no caduca nunca, explicó el abogado de inmigración y colaborador de la FHRC Willy Allen a quien Martí Noticias pidió sus opiniones expertas sobre estos casos.
Un ejemplo reciente
Hace unos tres años el canal local de la cadena Telemundo en el sur de la Florida siguió una pista ofrecida por víctimas indignadas y tocó a la puerta del domicilio en Miami de uno de estos represores, Reinaldo Peguero, un ex miembro del Comité Ejecutivo de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Pinar del Río.
Peguero había entrado a EE.UU. por la frontera sur, beneficiándose de la política de pies secos-pies mojados que estuvo vigente desde la administración Clinton a partir de 1994-95 hasta días antes del fin de la administración Obama en enero de 2017. Estaba además cerca de beneficiarse de la Ley de Ajuste Cubano que concede la residencia a los cubanos al año y un día de haber entrado legalmente a Estados Unidos.
Como miembro del parlamento cubano, donde solo un reducidísimo número de diputados no son miembros de Partido Comunista de Cuba, Peguero debió haber mentido al responder a una de las preguntas que hace el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos a los solicitantes de visas, residencia permanente o ciudadanía:
WILLY ALLEN: “Las preguntas están en ambos formularios, en el I-485, que es la aplicación para la residencia, que ahora son casi 18 páginas y hace preguntas muy específicas sobre el comportamiento de las personas fuera de los EE.UU. y de las nuevas aplicaciones para la ciudadanía, la N-400, que también tiene preguntas muy específicas sobre la participación en actividades antes de venir a los EE.UU. Y son preguntas que se toman en serio”
“¿Ha sido usted alguna vez miembro de (o ha estado asociado de algún modo con) el Partido Comunista?” (Parte 12, inciso 10-A en el formulario de solicitud de ciudadanía N-400)
En el reportaje de Telemundo 51 salieron a relucir varias fechorías cometidas en Cuba por el "inmigrante" Peguero aprovechando su cargo. Una señora lo acusó de haberle expropiado a su favor una residencia que por derecho le pertenecía a ella. Y otros mencionaron su participación en el caso de unos jóvenes que trataron de huir a Estados Unidos en una torpedera. Algunos murieron en el incidente, y al menos uno de los sobrevivientes fue luego fusilado. El dirigente pinareño, según las fuentes, habría participado él mismo en el pelotón de fusilamiento.
Por estos delitos Peguero habría mentido también en sus respuestas a otras preguntas de USCIS:
“¿Estuvo usted de algún modo involucrado alguna vez en una de las siguientes actividades: genocidio; tortura; la muerte o intento de matar a alguien; lastimar seriamente o tratar de lastimar a propósito a alguien? (N-400, Parte 12, inciso 14, puntos A,B,C y D)
Allen explicó que una respuesta falsa a esta y la siguiente pregunta de las planillas podría revocar los beneficios migratorios estadounidenses a los miembros de las Brigadas de Respuesta Rápida, las turbas organizadas por la policía política entre ciudadanos cubanos que no pertenecen oficialmente a los cuerpos represivos, pero que acompañan y en muchos casos protagonizan su represión contra los opositores.
“¿Ha perseguido usted alguna vez (bien directa o indirectamente) a alguna persona por razón de su raza, religión origen nacional, pertenencia a algún grupo social en particular u opinión política?” (N-400, Parte 12, inciso 12)
“¿Ha sido usted miembro, o sirvió, ayudó o de otra manera participó alguna vez en alguno de los siguientes grupos?”:
(Los puntos incluyen unidades militares, paramilitares, de la policía, de autodefensa, milicias, guerrillas, grupos rebeldes, organizaciones insurgentes y grupos parapoliciales (grupo de personas que actúan como la policía, pero que no son parte de la policía oficial) (N-400, Parte 12, inciso 15, puntos A al H)
WILLY ALLEN: “Eso incluye participar en actos de repudio: si tú estás en Cuba y tú participas en actos de repudio, esa pregunta está dirigida a ti. Puede ser un poquito más difícil que te descubran, pero nosotros hemos recibido ( y cuando digo nosotros digo la FHRC, que hemos cooperado con ella en ciertas ocasiones) quejas y llamadas de personas que nos informan sobre personas, que ya están en los Estados Unidos, y que participaron en actos de repudio contra estas mismas personas que nos estaban informando”.
(Similares preguntas están contenidas en la Parte 8, incisos del 55 al 58 del formulario I-485 “para registrar la residencia permanente o ajustar el estatus migratorio”.
Las consecuencias de mentir
En Estados Unidos mentir en una solicitud o entrevista de Inmigración puede declarar como primera medida “inadmisible” al transgresor, lo que significa que se revoca su estatus migratorio legal y que probablemente no lo podrá recuperar nunca. Una segunda consecuencia es la deportación a su país de origen.
Pero en dependencia de la magnitud de la mentira, esta puede acarrear también para el responsable consecuencias legales más graves.
John Kalymon, un ucraniano que emigró a Estados Unidos en 1949 recibió en 2011, a los 90 años de edad, una orden de deportación al encontrarse que ayudó a acorralar y a disparar contra judíos recluidos en campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial, como miembro armado de la policía auxiliar ucraniana organizada por los nazis desde 1941 hasta 1944.
Kalymon vio revocada su ciudadanía estadounidense, que había obtenido en 1955, y se libró de la deportación al morir a los 93 años enfermo de cáncer de próstata, neumonía y demencia senil.
Otro colaboracionista ucraniano, John Demjanjuk, sí fue deportado de Estados Unidos dos veces, primero a Israel y luego a Alemania, donde un tribunal penal le juzgó y condenó a cinco años de prisión por cooperar en el asesinato de 27.900 judíos. La condena interina fue anulada más tarde, porque Demjanjuk murió antes de que se pudiera escuchar su recurso de apelación.
Mentira hasta un día
Rasmieh Yousef Odeh una palestina que fue condenada por terrorismo en su Israel natal por haber participado en 1969 en un ataque con explosivos contra un centro comercial y el Consulado británico, solicitó después de ser liberada una visa estadounidense, e ingresó a este país en 1995.
Odeh obtuvo más tarde la residencia legal permanente y solicitó y logró la ciudadanía en 2004, gracias a que no reveló en sus formularios ni en la entrevista su lejana sentencia por terrorismo. Agentes federales descubrieron en 2013 que la mujer mintió sobre su condena criminal y un juez de inmigración la sentenció a 10 años de cárcel, luego de lo cual será deportada.
Allen dijo a Martí Noticias que en la mayoría de los casos son las víctimas las que identifican a estos represores y llaman la atención de las autoridades:
WILLY ALLEN: “Parte de la razón por la cual te pueden deportar de los Estados Unidos es si tú le mientes a un oficial de inmigración para recibir un beneficio. Esa fue la razón por la que fueron deportados los ucranianos, un general centroamericano que también se consideró que no tenía la información correcta cuando aplicó para la residencia y por eso fue puesto en deportación y deportado de los Estados Unidos. La posibilidad de que ocurra a veces puede ser remota porque son tantas las personas que han mentido por varias razones. Pero ¿qué ocurre? Que no importa cuando te descubran la mentira, el fraude nunca caduca para inmigración”.
El caso de “El enfermero”
Un caso notorio entre la comunidad cubanoamericana fue el del Heriberto Mederos, llamado “El enfermero” porque era el empleado del Hospital Siquiátrico de La Habana encargado de administrar electroshocks a los opositores.
En una investigación de 1991 titulada “La política de la siquiatría en la Cuba revolucionaria”, Armando Lago y Charlie Brown describieron 31 casos de abusos de esta clase, y en 20 páginas del libro se mencionaba a Mederos, quien para entonces ya se encontraba en Miami, donde vivían muchas de sus víctimas. Había ingresado a Estados Unidos con una visa a principios de los años 80, obtenido la residencia permanente en 1985 y en 1993, dos años después de la edición del libro de Lago y Brown, la ciudadanía estadounidense
“El enfermero”, sin embargo, corrió peor suerte que otros abusadores que todavía andan impunes entre nosotros . El 1 de agosto de 2002, después de una deliberación de 12 horas tras siete días de testimonio de 16 testigos, el jurado alcanzó su veredicto. Heriberto Mederos fue encontrado culpable de mentir a los oficiales del entonces Servicio de Inmigración y Naturalización,INS, en Miami sobre su pasado. Su ciudadanía fue revocada y si las sanciones (que incluían hasta 5 años de cárcel y 250 000 dólares de multa o deportación) no llegaron más lejos fue porque Mederos murió durante el proceso legal.
¿Cómo denunciar a los represores que ahora disfrutan el American Way of Life?
WILLY ALLEN: “Muchas personas lo que hacen es llamar a reporteros locales que conocen: ‘¡Mira a quién acabo de ver trabajando en el Winn-Dixie!’. Pero lo que nosotros hemos hecho y lo que hemos hecho con Juan Antonio Blanco es pedir cierta declaración jurada de la persona que hace la acusación, de cuándo y cómo vio a la persona, y Juan Antonio tiene contactos directos con agentes del FBI que están trabajando estos casos”.
“También yo he conversado con fiscales de inmigración que están involucrados en este tipo de investigación. Ahora, yo nunca he transmitido una información que la persona que hace la acusación no me haya dado una declaración jurada con detalles específicos, de cuándo y cómo conoció a esta persona, qué es lo que sabe directamente ─no lo que le dijo un primo o un amigo─ y que me asegure que está dispuesto a levantar la mano derecha ante un tribunal o ante un agente del FBI o del DHS y repetir la verdad. De lo contrario, yo la información la archivo para un futuro”.
“Yo no creo en cacería de brujas, no creo en acusaciones falsas, pero sí creo en la justicia, y pienso en mis padres, el precio alto que mi familia pagó al principio de la revolución, cuando se opusieron a ella. Y no estoy en la posición de permitir que personas que participaron, ayudaron y hicieron que este gobierno maltratara, abusara y robara al pueblo cubano vengan a retirarse a Miami ‘a costilla’ de lo que las personas que ellos usaron y destruyeron han creado en Miami, a recibir ayuda económica de lo que yo he pagado en impuestos en 45 años trabajando”.
Para quienes quieran hacerle llegar a él personalmente sus denuncias de represores que en Cuba “comían candela” y escalaban sobre las cabezas de los demás, y ahora disfrutan plácidamente del American Way of Life, el jurista cubanoamericano ofreció su correo electrónico legalallen@aol.com.
Sólo que el denunciante debe cumplir con los requisitos que Allen ha expuesto: “No quiero crear una imagen de que una acusación de: ‘Oye Willy mira, este tipo fue comunista’ es suficiente. Hay que tener responsabilidad en lo que uno hace”.