El excanciller cubano Ricardo Alarcón dijo en entrevista para el canal NBC que probablemente el papa Francisco no recibió a opositores cubanos, porque "estaba muy ocupado para perder tiempo con personas y asuntos que no son importantes".
"El Papa es un hombre muy ocupado y tiene muchas cosas importantes que hacer; y no servir a los intereses de los medios estadounidenses", dijo en inglés.
Alarcón tomó a quien le entrevistaba, la periodista Jackie Nespral, como la representante de la prensa estadounidense y le echó en cara haber inventado a la oposición cubana. "La realidad existe más allá de las cámaras y micrófonos. La realidad es diferente, ustedes no pueden seguir jugando ese juego", insistió.
El expresidente del Parlamento cubano negó que haya presos políticos en Cuba, argumento que dio al ser interrogado sobre el hecho de que no hubo presos de conciencia entre los 3.522 indultados por la visita del Papa.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional reportó en junio pasado que 71 personas permanecen en prisiones cubanas por motivos políticos.
La periodista de NBC también le preguntó sobre la persecución religiosa en Cuba, especialmente en los años iniciales del mandato de los Castro. Alarcón dijo que "la idea de Cuba procesando y reprimiendo a religiosos es absolutamente falsa".
Aparentemente, el excanciller olvidó las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), donde se sometieron a trabajos forzados a millares de jóvenes desafectos al castrismo, entre ellos personas cercanas a la vida de la Iglesia.
Se le pasó también que, en 1961, el Gobierno de Castro expulsó de la isla a más de 3.000 sacerdotes y monjas; cerró los colegios católicos, declaró ateo el gobierno en la Constitución y que, hasta ya entrados los 90, se miró con ojeriza a quienes asistían a los templos cristianos.
La actitud con que Alarcón obvia hechos no sorprende. Muchos recuerdan aún su respuesta a un estudiante cubano cuando le preguntó por qué no se permitía a los cubanos viajar al extranjero: "Si todo el mundo pudiera viajar a donde quisiera, la trabazón que habría en los aires fuera enorme".
Al final de su reporte, la periodista explica que no pudo sacarle nada más sobre el tema. Alarcón se levantó, dejó su habano, su trago, y se fue.