Canciones a ritmo de hip hop, reguetón y hasta con tonos más “mellow” han surgido en las últimas semanas para denunciar la corrupción, la explotación, la represión y los atropellos cometidos por el régimen cubano.
“Patria y Vida” ya es himno y en días recientes el productor musical Emilio Estefan lanzó el tema “Libertad”. Sin embargo, realizadores y cantantes menos conocidos, pero de igual talento, en opinión de críticos, no han quedado a la zaga como es el caso del productor cubano Raúl Victores, radicado en Estados Unidos después de un exilio de 10 años en Italia.
De su inspiración, de su pluma salió “Se está muriendo mi Habana”, un número que honra la vida y la lucha contra la represión con una Habana en ruinas de fondo. Tres meses y unos $6,000 dólares tomó a Victores lanzar este producto que desde abril hasta la fecha cuenta con más de 6 mil reproducciones en la plataforma YouTube y que aparece identificado como grito de un pueblo que exige libertad, justicia y vida.
Laboró como DJ en el frecuentado Turquino, centro nocturno ubicado en el piso 25 del hotel Habana Libre, en 2001, y después se marchó a Italia, a la ciudad de Torino. Ahí se casó, y tras romper relaciones decidió probar suerte en EEUU hace diez años. Pero, Miami no fue buena plaza y en esta ciudad quedó trunca su carrera como productor en el sur de la Florida. Tras realizar uno que otro video musicales a artistas como el Médico de la salsa y al cantante Eduardo Antonio, se trasladó a Texas, donde un buen amigo lo encaminó hacia el mundo de la transportación de carga por carretera. Obtuvo la licencia para conducir rastras y ahí quedó.
“Hoy soy un prisionero de la carretera”, dice, porque no tiene hogar fijo, vive en la rastra y desde ahí cuenta que dirigió el video musical en el día a día al volante.
“El equipo de realización vive en Italia y desde el camión yo dirigía las tomas y hacía ajustes en el audio y la edición por video conferencia telefónica”, recuerda el productor que ya trabaja en otros dos temas.
El intérprete de la canción Dago Hernández, un cubano radicado en Sicilia, Italia, alza su voz para algo más que cantar y representa con maestría actoral el espiral de violencia y sangre que ha hecho sentir al cubano de a pie la necesidad de transformar el grito de libertad en un grito de todos.