Cuando se produce un terremoto, unos segundos de aviso pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Una nueva tecnología estadounidense dará ese aviso a millones de personas. Ya se está utilizando en el país y se está probando en países como Chile, Grecia, Israel, la República de Corea y Turquía, entre otros.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) se asoció con varias universidades de la costa oeste y una universidad de investigación suiza para desarrollar una aplicación móvil que envía a millones de residentes de la costa oeste de Estados Unidos alertas unos segundos antes de que un terremoto golpee su zona.
La aplicación, ShakeAlert, ha sido posible gracias a una financiación de 12 millones de dólares del gobierno estadounidense y ha supuesto la colocación de cientos de sismómetros en todo Canadá y los estados estadounidenses de Washington, Oregón y California.
Cuando los sensores detectan el inicio de un terremoto de magnitud 5,0 o superior, los residentes reciben un mensaje que les indica que deben ponerse a cubierto.
La aplicación también avisará a los sistemas de transporte, como el BART (Bay Area Rapid Transit) de San Francisco.
“Los sistemas impulsados por ShakeAlert pueden convertir meros segundos en oportunidades para que las personas tomen acciones de protección que salven vidas”, dijo el funcionario del USGS David Applegate en una declaración el 4 de mayo “o para que las aplicaciones desencadenen acciones automatizadas que protejan infraestructura crítica”.
Un algoritmo para salvar vidas
El sistema ShakeAlert llega tras 13 años de desarrollo, colaboración académica y pruebas estado por estado.
Un algoritmo de la Universidad de California en Berkeley, ElarmS (Earthquake Alarms Systems) fue uno de los primeros algoritmos en proporcionar datos para ShakeAlert.
Investigadores de la Universidad de Berkeley lo desarrollaron y probaron en 2007. Funcionó bien, emitiendo alertas incluso antes de que las ondas S, las más dañinas que retumban bajo tierra, llegaran a la superficie terrestre.
Estados Unidos se une a países como Japón, México y Chile, que cuentan con sistemas de alerta patrocinados por el gobierno para avisar a sus ciudadanos de los grandes terremotos.