Fuerzas leales al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, frustraron este sábado un intento de golpe de Estado al cabo de una noche de explosiones, batallas aéreas y disparos que dejaron decenas de muertos.
Más de 2.800 militares, entre ellos varios oficiales de alto rango, han sido detenidos por su relación con el intento de golpe de Estado en Turquía, en el que han muerto 265 personas, entre ellas 104 presuntos golpistas y 47 civiles, según ha informado el entorno del presidente Erdogan.
El Gobierno ha dado por sofocado el alzamiento, fracasado fundamentalmente por la resistencia de la población en las calles. Aún no está claro quién está detrás de la intentona de golpe, que ha dejado también 1.440 heridos. Pero la inestabilidad permanece en las principales ciudades del país, la capital, Ankara, y Estambul. El Gobierno ha llamado a sus seguidores a que continúen en la calle para evitar nuevas intentonas golpistas.
Además, 2.745 jueces han sido destituidos este sábado en todo el país por la Junta Superior de Jueces y Fiscales, según informan la agencia de noticias progubernamental Anadolu y el canal de televisión NTV News. En igual sentido, se ha emitido una orden de detención contra nueve jueces del Tribunal Supremo, una decisión que se ha tomado después de la reunión celebrada para discutir las medidas disciplinarias contra los sospechosos de tener vínculos con el intento de golpe.
Un alzamiento que todavía no se ha atribuido ningún grupo, pero del que el presidente Erdogan responsabiliza a su antiguo aliado y ahora enemigo Fethullah Gülen (autoexiliado en Estados Unidos) y a su cofradía islámica, a los que el mandatario lleva años acusando de haber creado una "estructura paralela" dentro del Estado con el objetivo de derribarle.
El caos corona un periodo de agitación política en Turquía, de la que voces críticas culpan al gobierno cada vez más autoritario de Erdogan, y que ha incluido una reorganización del gabinete, represión contra disidentes y la prensa opositora, y la renovación del conflicto con las zonas kurdas del sureste.
Turquía, miembro de la OTAN y socio crucial en los esfuerzos que encabeza Washington contra el grupo Estado Islámico (EI), también se ha visto bajo presión por la llegada de millones de refugiados del conflicto en la vecina Siria y una serie de atentados mortales atribuidos a EI y a rebeldes turcos.
Erdogan se encontraba de vacaciones en la costa cuando los tanques tomaron las calles de Ankara y Estambul, pero voló de vuelta a la ciudad sobre el Bósforo en la madrugada del sábado.
El general Umit Dundar, recién nombrado como jefe en funciones del Estado Mayor turco, dijo que en el intento de asonada del viernes por la noche habían participado principalmente miembros de la Fuerza Aérea, policía militar y unidades de blindados.
No parecía que la insurrección hubiera contado con el apoyo de la mayoría de la cúpula militar, y los principales partidos de oposición condenaron con rapidez el intento de derrocar al gobierno.
El primer ministro turco, Benali Yildirim, dijo hoy que 161 personas habían muerto durante la noche y 1.440 habían resultado heridas en los episodios de violencia durante la noche. Yildirim anunció la detención de 2.839 supuestos golpistas.
Yildirim describió la noche como "una mancha oscura para la democracia turca" y atribuyó la insurrección a una "organización terrorista paralela".
Los aliados de Turquía en la OTAN condenaron el alzamiento.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó a todos los bandos a respaldar al gobierno electo democráticamente. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que había hablado con el ministro turco de Exteriores, Mevlut Cavusoglu, y pidió respeto a la democracia.
El golpe comenzó el viernes por la noche con un comunicado de los militares en los que anunciaban que habían tomado el control "para reinstaurar el orden constitucional, la democracia, los derechos humanos y las libertades, para asegurar que el estado de derecho vuelve a reinar en el país, por la reinstauración de la ley y el orden".
Aviones de combates sobrevolaron las grandes ciudades, hubo tiroteos ante cuarteles militares y dos importantes puentes en Estambul quedaron bloqueados por vehículos militares. Soldados respaldados por tanques cortaron el acceso al aeropuerto de la ciudad durante varias horas antes de verse sobrepasados por multitudes partidarias del gobierno que enarbolaban banderas turcas, según imágenes emitidas por la agencia de noticias Dogan.
Sin embargo, el Ejército no parecía estar unido en la rebelión, ya que varios comandantes importantes aparecieron en televisión para condenar el golpe y ordenar a las tropas que volvieran a sus cuarteles.
En una aparición en televisión a través de la pantalla de un celular, Erdogan instó a sus partidarios a salir a las calles y defender al gobierno, y grandes multitudes respondieron al llamado.
La gente se enfrentó con las tropas que habían bloqueado los puentes sobre el Bósforo, que conectan los lados asiático y europeo de Estambul.
En imágenes emitidas por CNN-Turk se veía a decenas de soldados caminando entre tanques con las manos en alto, rindiéndose a las fuerzas del gobierno en un puente del Bósforo, en Estambul. Sobre el suelo se veía material militar abandonado. La gente trepó sobre los tanques., algunos con banderas,
Para esta mañana, el golpe parecía estar sofocado después de que policías, soldados y civiles leales al gobierno se enfrentaran a los insurrectos.
Coroneles y generales implicados en la rebelión fueron destituidos y tropas leales rescataron al jefe del Ejército, que estaba retenido en una base aérea a las afueras de Ankara.
En palabras a una gran multitud que lo recibió en el aeropuerto de Ataturk, Erdogan afirmó que los militares rebeldes "Han apuntado las armas del pueblo contra el pueblo. El presidente, al que el 52% de la gente llevó al poder, está al mando. El gobierno al que el pueblo llevó al poder está al mando. No tendrán éxito mientras nos plantemos contra ellos arriesgándolo todo".
Los combates continuaban el sábado de madrugada y los sonidos de fuertes explosiones seguían resonando en Estambul y la capital, Ankara, incluida al menos una bomba que golpeó el complejo del Parlamento. Imágenes de televisión mostraban cristales rotos y otros escombros tirados por un vestíbulo que lleva al salón de asambleas de la cámara.
CNN-Turk dijo que dos bombas habían explotado cerca del palacio presidencial, matando a cinco personas e hiriendo a varias.
El primer ministro, Binali Yildirim, convocó una reunión de emergencia con todos los legisladores el sábado, dijo Anadolu.
Turquía es un socio crucial en los esfuerzos que encabeza Estados Unidos para derrotar al grupo Estado Islámico, y ha permitido que jets estadounidenses utilicen la base aérea de Incirlik para efectuar misiones contra los extremistas en Siria e Irak.
Sin embargo, el gobierno islamista de Erdogan también ha sido acusado de ambigüedad en Siria. La renovada ofensiva turca contra milicianos curdos, que buscan un estado autónomo y son enemigos acérrimos del grupo EI, ha complicado la lucha contra la milicia radical.
Las autoridades turcas atribuyeron el intento de golpe al clérigo islamista Fethullah Gulen, afincado en Estados Unidos. Erdogan acusa desde hace tiempo al clérigo y a sus seguidores de intentar derrocar al gobierno. Gulen vive en el exilio en Pennsylvania y promociona una filosofía que funde una rama mística del islam con la férrea defensa de la democracia, educación, ciencia y diálogo interconfesional.
Fadi Hakura, experto en Turquía del grupo de estudios Chatham House, señaló que no estaba claro quién estaba detrás del golpe, pero que parecía haber sido "realizado por oficiales de bajo rango, al nivel de coroneles".
"Su principal agravio parecía ser el intento del presidente Erdogan de transformar su cargo en una poderosa y centralizada presidencia ejecutiva", comentó Hakura. "Este golpe fracasó porque carecía de apoyo popular, apoyo político y apoyo internacional".
El analista predijo que el suceso reforzará a Erdogan.
"Creo que a corto plazo esta trama fallida de golpe reforzará al presidente Erdogan, especialmente en su intento de convertir su cargo en una fuerte y centralizada presidencia ejecutiva", dijo.