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Solzhenitsin, un profeta ruso y de Occidente


Alexander Solzhenitsin en Vermont
Alexander Solzhenitsin en Vermont

Alexander Isaevich Solzhenitsin descansa en el cementerio del monasterio Donskoi, en Moscú, allí escogió su sepultura. Es sitio obligado para peregrinar a los que aman la literatura rusa.

Capitán del ejército soviético Alexander Solzhenitsin
Capitán del ejército soviético Alexander Solzhenitsin

El escritor pudo haber alcanzado la gloria militar, pues combatió como artillero a los invasores nazis cuando invadieron la URSS y llegó al grado de capitán. De valor personal, demostrado en el combate, inspirando a su batallón, como reza la evaluación que le otorgaron sus superiores en el ejército.

Pudo ser un excelente catedrático de matemática y física, pues impartía con sapiencias esas difíciles ciencias en la escuela y la universidad. Pero escogió la más peligrosa de las profesiones en la URSS – escritor. Y escritor de la verdad.

Nació un año y un mes después que los bolcheviques tomaran el poder. Su educación fue como la de todos los soviéticos de su época. Escuela, la juventud comunista, universidad, escuela de artillería, la Guerra Patria. Se fue desilusionando como todo ser humano con capacidad de análisis, con decoro y vergüenza.

Alexander Solzhenitsin en el GULAG
Alexander Solzhenitsin en el GULAG

Solzhenitsin fue arrestado en 1944 por escribir fuertes críticas a Stalin, lo hizo sin esconderse, en una carta a un camarada. Ocho años de cárcel en el GULAG, los campos de concentraciones que se extendía por toda la Unión Soviética. Cárcel, traslados, campos de concentración, de nuevo traslado y de nuevo otro campo. Fue viajando de penal en penal, sin saber que se estaba convirtiendo en el cronista de los crímenes estalinista.

La amnistía de Nikita S. Jruschev le permitió recobrar la libertad en 1957 y comenzó a poner en cuadernos sus experiencias y a recopilar las vivencias de otros. Escribió muchas obras, pero con haber escrito solo una le hubiera bastado para mantenerse en el pedestal de la denuncia contra los crímenes del estalinismo: Archipiélago GULAG.

Esa es la obra más completa de toda la literatura sobre los crímenes del campo socialista. Nada puede ser igual después que se lee ese libro. Nadie puede apoyar una doctrina como el marxismo-leninismo después de haber leído la obra de Solzhenitsin.

El más conocido de los prisioneros del Gulag, Alexander Isaevich Solzhenitsin.
El más conocido de los prisioneros del Gulag, Alexander Isaevich Solzhenitsin.

Después viene otra historia, le otorgaron el Premio Nobel de Literatura, expulsado de la URSS por la fuerza, exiliado incómodo en Alemania y Estados Unidos. En Occidente fue crítico con el excesivo materialismo de la sociedad, y el consumismo. Su discurso en la Universidad de Harvard en junio de 1978 fue para explicar en magistral lección las características de “Un mundo dividido” que otros llamaron “Occidente Exhausto”.

A pesar de todo fue el exilio una etapa literaria fructífera. Veinte años de exilio para regresar a Rusia, en 1994, donde recibió todos los honores que podía esperarse de un Estado y gobierno, que no tiene como compensar la actuación de un extraordinario ciudadano. Con anterioridad se había negado, en 1990, a recibir el Premio Estatal de la URSS por su obra Archipiélago GULAG, pues declaro que era una historia llena de sangre, derramada por ese mismo sistema que lo quería premiar.

En 1998 se negó a recibir la Orden San Andrés Apóstol, pues consideraba que el gobierno ruso había estafado al pueblo. Solamente casi una década después, en el 2006, aceptó el Premio Nacional de la Federación Rusa. Fue electo en 1997 miembro numerario de la Academia de Ciencias, por el Departamento de Historia y Filología, en la sección de Idioma y Literatura. La capilla ardiente con los restos del académico fue ubicada en la sede de la Academia de Ciencia, en señal de respeto a su profundo trabajo literario, filológico e histórico.

No quiso Solzhenitsin, según sus propias palabras, que el país quedara aplastado por los escombros de la destrucción del comunismo, de ahí que su preocupación fundamental para la nación fue- “¿cómo reorganizar Rusia?”.

Varios escritores antes de Solzhenitsin habían escrito sobre el GULAG, pero nadie como él supo ponerlo en la magnitud necesaria para que se convirtiera en denuncia, a acusación. Muchos no han leído su obra, solamente conocen el significado. Si acaso llegaron a pasar la vista sobre el cuento de Iván Denisovich. Graso error que lleva a no juzgar en su amplia estatura a una personalidad que tuvo el privilegio que le llamaran Profeta en su tierra, pues con el paso de los años se fue convirtiendo en la conciencia de una nación que hubo de sufrir los extremos ideológicos del siglo XX.

Alexander Solzhenitsin y Mstislav Rostropovich
Alexander Solzhenitsin y Mstislav Rostropovich

En su discurso, que no pudo pronunciar, ante la Academia Sueca que le otorgaba en 1970 el Nobel de Literatura declaraba que “una palabra verdadera hace cambiar el mundo”. El escribió millones de cuartilla, y cambió a su país, cambió el sistema y salvó a la humanidad de seguir venerando una ideología que llenaba los campos de concentración, deportaba y asesinaba.

Radiografía de Occidente

El 8 de junio de 1978 ocupó el podio en la Universidad de Harvard para dirigirse a los graduados, y su intervención de entonces es sin lugar a dudas uno de los más reveladores e importantes discursos políticos del siglo XX.

Alexander Solzhenitsin con Vladimir Putin.
Alexander Solzhenitsin con Vladimir Putin.

Bajo el título de Un Mundo Dividido, (algunos le llamen Occidente Exhausto) el autor de Archipiélago Gulag hizo un análisis de la sociedad Occidental, de las relaciones entre Este y Oeste, de los peligros del Comunismo, del Legalismo y Humanismo en la cultura universal, y otros temas, con una claridad, profundidad, y honestidad como hasta ese momento nadie había expresado. Más que un rápido vistazo al mundo dividido, como el declaró, el discurso se convirtió en una radiografía del presente y el futuro de la sociedad humana.

Desde un inicio expresó su preferencia por la Verdad, con mayúsculas y en latín, VERITAS, como expresa el lema del alto centro docente. El autor del Pabellón de Cáncer, recordó que no siempre la verdad es agradable y siempre estaremos en constante búsqueda de ella, y no siempre era bien recibida, y recordó otro discursos al llegar a esta nación que no fue aceptado por muchos, al no ser políticamente correctos.

Decreto de expulsión de la URSS de Alexander Solzhenitsin
Decreto de expulsión de la URSS de Alexander Solzhenitsin

Entonces la llamada Coexistencia Pacífica era término común. Occidente aceptaba la existencia de la URSS, de sus satélites y colonias. Y Solzhenitsin se negaba a aceptar esa pasividad de la cultura mundial, de los líderes del planeta, pues estaba convencido que las negociaciones diplomáticas no eran el mecanismo para mantener ni la paz, ni la seguridad mundial. La Convergencia, otra teoría de moda, fue criticada por el escritor al considerar que la misma juzga a todas las naciones con la vara de los estándares occidentales. La misma llevaría a la aceptación de los errores de la otra parte, y al parecer de este eso era erróneo.

Con todo el respeto que se merece Occidente, declaró Solzhenitsin que se detenía en la crítica de lo que llamó desaciertos de esta civilización que podría llevarlo a una autodestrucción. Y comenzó señalando la disminución del Valor a lo que llamó el punto más sobresaliente que salta a la vista de un observador.

Recordemos que venía el autor del Primer Círculo de una sociedad hermética, autoritaria, donde la crítica era penable, pero la capacidad de análisis permanece inalterable. Esa falta de valor la observó en la élite política, en los intelectuales, en la burocracia para quienes era razonable, correcto y realista basar en esa cobardía la política del Estado. Capaces esos estados de imponer su voluntad a los débiles y quedar de brazos cruzados ante los déspotas, agresores y terroristas. Y termina con una lúgubre pregunta - ¿Debemos, pues señalar que desde tiempos ancestrales la disminución del valor se ha considerado como el principio del fin?

Alexander Solzhenitsin con Mtislav Rostropovich (i), su hijo Ignat y su esposa Natsaha (d).
Alexander Solzhenitsin con Mtislav Rostropovich (i), su hijo Ignat y su esposa Natsaha (d).

De una manera profética el ex prisionero del Gulag echó campanas al aire alertando sobre el detalle psicológico de una sociedad en avance técnico, de un progreso material, donde la cantidad es sinónimo de felicidad, de esplendor físico y se pregunta Solzhenitsin hasta donde se está dispuesto a renunciar a esa vida preciosa, garantizada, por la seguridad de su propia país o de un país lejano. Y llamó vida legalista al concepto occidental de poner mediante preceptos legales los límites de los Derechos Humanos, donde todo lo correcto está determinado por legislaciones, sin verse la restricción voluntaria, el respeto propio, no por la fuerza de la ley, sino por la convicción moral.

Señaló que venía de una sociedad donde la legalidad no existe, pero que es negativo que la sociedad occidental tenga sólo como referencia o escala la ley y no los valores humanos, haciendo énfasis en la parálisis de los impulsos nobles del hombre, cuando la vida es regida así, pues las amenazas a la humanidad no se resuelven con una estructura legalista.

La prensa no quedó aparte del análisis señalando la falta de responsabilidad por la deformación o desproporción. Las falta de honestidad en aceptar el haber errado en alguna información, columnas o análisis, llenos de inexactitudes, de errores, que nunca son corregidos. Donde a terroristas convierten en héroes y asuntos secretos o privados en tema de conversación o debate popular. La superficialidad periodística, la falta de análisis serio y profundo en la prensa los considera el escritor como enfermedades del siglo XX, que han pasado ahora al XXI.

Y esa superficialidad se convierte en moda, en marcar la pauta en el pensar de la sociedad, y que en estos momentos es más peligrosa con la idea de monopolizar los medios de comunicación.

El afamado escritor ruso se graduó antes de la Segunda Guerra Mundial de la facultad de matemática en la Universidad de Rostov, y con esa mentalidad, adaptada al pensamiento analítico, al cálculo, expuso la ecuación exacta del momento histórico.

Alexander Solzhenitsin durante conferencia en la Universidad de Harvard (1978)
Alexander Solzhenitsin durante conferencia en la Universidad de Harvard (1978)

En el discurso de la Universidad de Harvard afirmó que en medio de la crisis por la que atravesaba Occidente, el Socialismo no era la salvación de la Humanidad, pues es corriente falsa y peligrosa y no alternativa. Decía que el socialismo, de cualquier tipo, lleva a la destrucción total del espíritu humano y sumerge a la humanidad en la muerte. Pero tampoco el modelo de Occidente vigente lo recomendaba pues impera, entre otras cosas, la “repulsiva invasión de la publicidad, la atrofia debido a la televisión”.

El concepto del Mal fue introducido en el discurso político aquel día. Años más tarde el presidente Ronald Reagan se refirió a la URSS como el imperio del Mal, y se le criticó. Declaró el escritor que al no aplicarse criterios morales a la política, viene la unión entre el bien y el mal. Las ingenuas medidas de Occidente para apaciguar entonces al Kremlin, explicó el escritor, son recibidas con risas en la sede del Partido Comunista de la URSS y de Fidel Castro, dijo - “El abiertamente se burla de los Estados Unidos”, cuando hablan de “cortesías especiales” con La Habana.

Vietnam es un lamento, decía Solzhenitsin, donde millones de personas viven en las manos del comunismo, debido a la falta de visión de los políticos estadounidenses que aceleraron la capitulación en esa nación asiática. El gemido de las víctimas del comunismo no es escuchado.

Por muy justa que sea la causa, en una sociedad donde existe el culto al bienestar material hay falta de voluntad para defenderla, para morir por ella, sentenciaba en su alocución. De ahí que las concesiones sea lo primero que hacen los políticos occidentales a la hora de negociar con dictadores o tiranozuelos, y puso como ejemplo la falta de apoyo en las conferencias internacionales de entonces a los grupos de derechos humanos tras la Cortina de Hierro. La situación no ha cambiado mucho en estos veinte y cinco años.

Alexander Solzhenitsin recibiendo el Premio Nobel.
Alexander Solzhenitsin recibiendo el Premio Nobel.

Y esas debilidades de Occidente tienen sus raíces, considera Solzhenitsin, en que la sociedad proclama una forzada autonomía del Hombre de cualquier fuerza superior a él y la llama antropocentrismo, donde el ser humano se considera centro de todo lo existente. Una sociedad que adora al Hombre y sus necesidades materiales, donde la máxima felicidad está en el Reino de este Mundo. Desde la época del Renacimiento, recuerda el ponente, se fue materializando el concepto de libertad, poniendo el Hombre entera libertad en definir su responsabilidad. Lamenta entonces que las otras necesidades humanas (elevadas les llama) fueron sacadas de la atención de los sistemas sociales y estatales, y recuerda que la libertad en el sentido occidental se la dio al individuo con condición de su constante responsabilidad con ella y para con ella, no para el usufructo gratuito ni para la materialización de esa libertad. La falta de una responsabilidad humana hacia Dios hace que los derechos humanos sean cada vez más tenues e imperceptibles, decía hace 25 años el intelectual ruso.

El escritor constata la falta de una visión que él llama Entidad Completa Suprema y sabemos que es Dios, y a la falta de esa visión ha llevado a errar en muchos aspectos a Occidente, como ha dicho en muchas ocasiones Su Santidad Juan Pablo II. Y a esta carencia de espiritualidad la considera Solzhenitsin la crisis verdadera de Occidente. Apeló con imperativa necesidad a revisar la tabla de valores humanos, de las definiciones de vida y sociedad humana, buscando la elevación del ser humano mediante una autorrestricción (no autocensura) voluntaria, que se inspire en la elevación del Hombre hará posible el superar el materialismo, no dialéctico o histórico al que se refería Marx y Engels, sino el de una sociedad donde lo material es la causas y esencia de ella. Y apela a un resurgimiento espiritual por parte de todos, poniendo Valor y Voluntad.

Ese profético discurso sigue siendo objeto de análisis, de críticas, y de estudio. Un individuo, venido de Oriente, de tierras eslavas, que se educó bajo el comunismo, que lo criticó y combatió con firmeza, fue capaz de analizar las deficiencias de nuestra sociedad occidental con una claridad tal, que atemoriza. Y dio además la solución - aferrarse a Dios, tener por encima de todo, una espiritualidad capaz de superar lo material.

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    Álvaro Alba

    Historiador y periodista especializado en temas de Europa del Este y la ex Unión Soviética. Máster en Historia por la Universidad Estatal de Odesa, Ucrania. Premio Emmy 2017 (Emmy Award) en la categoría de Documental Histórico.

    Ha publicado en ABC, Diario de Las Américas, El Nuevo Herald, entre otros. Actualmente trabaja en MartiNoticias.com. Autor de Castro y Stalin, almas gemelas (2002); En la pupila del Kremlin (2011) y Rusia: la herencia del estalinismo (2012). Es Asociado Principal de Investigación (Senior Research Associate) del Centro de Estudios Cubanos (Cuban Studies Institute CSI) de Miami y miembro de la Asociación para Estudios Eslavos y del Este de Europa (ASEEES).

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