Más de tres décadas después que escapó de una cárcel de Nueva Jersey y huyó a Cuba con la promesa de asilo político por parte de Fidel Castro, Joanne Chesimard, se encuentra a sí misma atrapada en una cautividad de una especie totalmente diferente, publica NorthJersey.
La suya no es una cárcel con muros o guardias sino la capital de Cuba, donde Chesimard, de 68 años, ha vivido desde la década de 1980. Su situación es descrita como la de una rehén de su propio miedo cada vez mayor –algunos dicen que su paranoia es omnipresente– debido a los lazos diplomáticos renovados entre el régimen de Cuba y Estados Unidos que podrían conducir a su regreso a una celda de la prisión de Nueva Jersey para terminar cumpliendo una sentencia de cadena perpetua por el asesinato de un policía estatal en 1973.
Tal es el retrato de una de las terroristas más notorias y misteriosas de América –una figura clave del Ejército de Liberación Negro– que fue vista en entrevistas recientes con asociados en La Habana, donde ha llevado una existencia enclaustrada.
Un conocido dice que ella se asemeja a un fantasma, destacando su habilidad para desaparecer abruptamente desde cualquier entorno que la ponga nerviosa.
"En términos de lo que está sucediendo, de lo que ella ve. No tengo ni idea", dijo Cheri Laverne Dalton, otro fugitivo de la justicia estadounidense con sede en La Habana.
Chesimard, quien sigue siendo un icono revolucionario para muchos en la ultraizquierda, entre algunos activistas negros y los artistas de hip-hop latino, y entre los comunistas, es la única mujer en la lista de los terroristas más buscados del FBI.
Desde el pasado año, ella se ha convertido en un tema político irritante para el Gobierno de Barack Obama, que recibe críticas por no pedir su extradición.
Varios candidatos republicanos presidenciales, incluyendo el gobernador Chris Christie y los senadores Ted Cruz, de Texas, y Marco Rubio, de Florida, junto con el senador demócrata de Nueva Jersey, Bob Menéndez, han exigido que Chesimard sea devuelta a la cárcel antes que Estados Unidos considere levantar el embargo económico contra el régimen de Raúl Castro en Cuba.
Por su parte, la Casa Blanca se ha negado a decir si el caso de Chesimard (y de los otros fugitivos con sede en Cuba como Guillermo "Willie" Morales, un nacionalista puertorriqueño vinculado en 1975 al asesinato de un hombre) será parte de las próximas conversaciones con Cuba sobre una variedad de temas económicos, políticos y sociales.
Los funcionarios castristas, por ahora, han citado la garantía del asilo político dado a Chesimard por el propio Fidel Castro. Dicen sin tapujos que ella, Morales y los demás prófugos de la justicia norteamericana, no serán un factor en las negociaciones con Estados Unidos.
teme a los extraños y se ha negado a numerosas peticiones de entrevistas de los medios
Pero Chesimard, según informes, asume que cualquier puerta abierta entre Cuba y Estados Unidos no va a ser una buena noticia para ella nunca. Sólo sus confidentes más cercanos saben su dirección y número de teléfono exactos.
Según los informes, teme a los extraños y se ha negado a numerosas peticiones de entrevistas de los medios, incluyendo de The Record. Y cuando sale de su casa, los que han estado en contacto con ella dicen que quiere saber de antemano exactamente quién se reunirá con ella y por qué. Un informe dice que viaja con guardias de seguridad del Gobierno cubano.
Ahora, dicen sus amigos, ella es una cautiva virtual de su propio miedo en Cuba, un país que una vez pudo haber considerado un paraíso revolucionario.