Durante años, las estrictas leyes cubanas y las limitadas opciones de navegar impuestas por el Gobierno han restringido muchas opciones de turismo para los buceadores, de pesca para los aficionados recreativos y, sobre todo, de avistamiento de tiburones, una de las actividades más apreciadas.
Sin embargo, el medio marino ha sido uno de los grandes beneficiados por esta cuestión política, ya que la costa cubana ha sido una de las menos explotadas de todo el Caribe y gracias a ello presenta un tremendo potencial ecológico y turístico de cara al futuro en el caso de que se permitan ciertos usos. Según la página Deutsche Welle, Cuba posee algunos enclaves que han preservado su naturaleza intacta y se han convertido en paraísos mundiales del buceo.
El caso más llamativo es el de los Jardines de la Reina, que atesora peces y corales que han desaparecido en otras partes del Caribe y de la Florida y donde sólo está permitido que 1.500 personas al año visiten sus fondos marinos.
El valor estimado simbólico de cada tiburón vivo está en entre $300.000 y $1 millón
Según especialistas como el director del Programa Cubano para la Defensa de los Fondos Medioambientales, Daniel Whittle, la realidad es que en la costa cubana hay "grandes peces, como el mero y pargo, y tortugas marinas, y un montón de tiburones…". Para Cuba este recurso no pasa por alto ya que, según un informe económico de esta misma entidad, el valor estimado simbólico de cada tiburón vivo está en entre $300.000 y $1 millón.
Para el buceo, que mueve muchos millones de dólares, puede ser un gran atractivo. Más aún cuando no quedan muchos lugares en el planeta con tantas garantías de ver tiburones, principalmente de arrecife.
Según la fundación Save our Seas (Salvemos Nuestros Mares) las poblaciones de tiburones se han desplomado en las últimas tres décadas debido a la recolección excesiva de sus aletas, por la captura accidental de las flotas pesqueras o bien por la pesca recreativa.
Esta organización estima que el número de tiburones de arrecife se ha reducido sustancialmente alrededor de las islas habitadas, por lo general en más de un 90% en comparación con las costas vírgenes. Pero en Cuba, aunque no hay datos, las experiencias de los buceadores y pescadores deportivos confirman que no es el caso y todavía se puede considerar un enclave privilegiado para los tiburones.
Cuba, con una cuarta parte de sus costas catalogadas como áreas marinas protegidas, tiene no obstante un peligro, ya que el anuncio de la normalización de relaciones con Estados Unidos ha levantado también el apetito de muchas empresas relacionadas con el sector agrícola que ya piensan en hacer negocios con la isla. Esto incluye compañías que venden soja, ganado o trigo, pero también otras como semillas o fertilizantes que hasta el momento se han usado muy poco en Cuba y son una amenaza para el mar.
Aunque pudiera traer sus beneficios económicos para la población, existe el riesgo de que este paraíso marino se vea alterado por los plaguicidas o productos químicos que comiencen a usarse en suelo cubano. Como dice Greg Watson, director de sistemas de diseño de políticas en el Centro para la Nueva Economía Schumacher, "va a ser un poco como David contra Goliat".
Por si fuera poco, la dependencia petrolera de Venezuela podría desaparecer también en el futuro y Cuba apostaría por explotar sus propios recursos para hacer frente a la demanda interna. Esto incluye perforar su costa en busca de los millones de barriles de petróleo que estiman puede haber en sus costas. Eso es un peligro añadido para la conservación del medio marino tal y como se encuentra hoy.