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Piden en Cuba censurar a Díaz-Canel tras las burlas por la limonada


De izquierda a derecha, Esteban Lazo, José Ramón Machado Ventura, Manuel Marrero, Miguel Díaz Canel y Salvador Valdés Mesa en una reunión del Consejo de Ministros (Foto tomada de un mensaje de Twitter de la Presidencia de Cuba).
De izquierda a derecha, Esteban Lazo, José Ramón Machado Ventura, Manuel Marrero, Miguel Díaz Canel y Salvador Valdés Mesa en una reunión del Consejo de Ministros (Foto tomada de un mensaje de Twitter de la Presidencia de Cuba).

El director de la revista cubana Temas, Rafael Hernández, les ha pedido a los periodistas oficialistas de la isla que censuren al gobernante Miguel Díaz-Canel cuando hable de cosas tan intrascendentes como la limonada y el guarapo.

Para Hernández, cuyo texto fue compartido en Facebook por el ex decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana Raúl Garcés Corra y reportado primero por el sitio de noticias Diario de Cuba, las redes sociales son un espacio impregnado “de vaciladera y guanajería”.

Al mismo tiempo, sin embargo, sugiere recuperar la tradición del humor político de la prensa cubana desde el siglo XIX y en vez de considerar que “una caricatura o un chiste sobre un tema ligero, como este, sea una falta de respeto, se recupere ese humor como una vacuna, de manera que no quede solo en manos de los ca..... que andan a la que se cae”.

Hernández se dirigía a los reporteros del Noticiero Nacional de Televisión –no a los “ca.......”-- que incluyeron en su cobertura los comentarios del gobernante sobre limones y refrescos. Su idea, aparentemente, es que los periodistas pagados por el gobierno sepan filtrar sus discursos y descartar lo que no enaltezca su imagen.

Lo hizo, además, calificando a los espacios para los cuales trabajan como “medios que se dedican full time a transmitir orientaciones y directivas”, una forma poco respetuosa cuando aparentemente se pide cuidar el respeto. Véase la cita completa, tomada del post que compartió Garcés Corra:

“Será posible que los compañeros informadores a cargo de cubrir la actividad del presidente hagan su trabajo tomando en cuenta que un comentario sobre un tópico intrascendente, dicho al paso y sin mayor intención política, resulta un blanco fácil de las redes (sí, las redes están ahí, remember?), especialmente en unos medios que se dedican full time a transmitir orientaciones y directivas?”, escribe el director de Temas.

El consejo podría entenderse como una afrenta a la capacidad de Díaz-Canel para comunicarse abiertamente con los cubanos y, en el fondo, un llamado de atención más al gobernante que a los periodistas; algo así como: Ojo, que el presidente dice algunas cosas que se prestan a la vaciladera y la guanajería.

Por otra parte, su invocación del humor político practicado en Cuba desde el siglo XIX es reduccionista. De acuerdo con Hernández, tendría sentido usarlo solo si se trata de una caricatura o un chiste “sobre un tema ligero, como este”.

Antes de 1959, el humor político cubano nunca se limitó a temas ligeros. Al contrario, desde Ricardo de la Torriente con su personaje de Liborio hasta Antonio Prohías, lo cuestionaba todo. Limitar las ocasiones en que pudiera usarse a temas inofensivos para la figura objeto de la sátira sería una forma de servilismo, no de humor.

El análisis de Hernández compartido por el ex decano Garcés Corra generó numerosos comentarios. Para Aníbal Oliva Yáñez la cuestión es sencilla:

“Teniendo en cuenta y conociendo cómo funciona el Ministerio de la Verdad, ¿por qué poner toda la culpa del lado de Boris Fuentes?”, escribe Oliva Yáñez refiriéndose al reportero del Noticiero de televisión. “Ningún reporte televisivo del presidente de Cuba tiene el OK sin antes pasar por el CCPCC [Comité Central del Partido Comunista]. Entonces, ¿de quién fue la intencionalidad de mostrar a un Díaz Canel más campechano? ¿O la intencionalidad era ridiculizarlo?”

Ministerio de la Verdad es una de las instituciones dictatoriales de la novela de George Orwell 1984. Otros que también defienden al reportero del Noticiero dan por descontado que quienes hagan semejante cobertura en esos espacios son “periodistas del presidente”.

“No pienso que sea mala intención del periodista, tal vez sí desconocimiento y mala interpretación”, escribió Yoel Almaguer de Arma. “Los periodistas del equipo de cualquier presidente del mundo deben estar claros, éticamente, con la responsabilidad que le deben a la primera figura del país. ¿Cuántas veces no vemos fotos desacertadas hechas a nuestro presidente? Muchas [se] replican en los perfiles oficiales de nuestros medios de prensa. Tenemos que ser cuidadosos con “el fragmento que sacamos”.

Dirigiéndose al ex decano Garcés Corra, el periodista independiente José Raúl Gallegos fue tajante.

“Profe, creo que si en Cuba el papel de la prensa no se confundiera con el de los voceros de comunicación gubernamental”, dijo Gallegos, “esta discusión no tendría sentido”.

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