El presidente de EEUU, Barack Obama, dijo hoy que los estadounidenses no pueden seguir pensando que el problema de la falta de control de armas en el país es "irrelevante", tras recibir críticas por relacionar ese tema con la matanza del jueves en Dallas (Texas), donde murieron cinco policías.
no podemos simplemente dejar de lado el problema de las armas y fingir que es irrelevante"
"Parte de lo que está creando tensiones entre las comunidades y la policía es el hecho de que nuestra policía tiene las cosas realmente difíciles en comunidades donde saben que hay armas por todas partes", dijo Obama en una conferencia de prensa al término de la cumbre de la OTAN en Varsovia.
"Si les preocupa la seguridad de nuestros agentes de policía, (los estadounidenses) no podemos simplemente dejar de lado el problema de las armas y fingir que es irrelevante", agregó.
Algunos republicanos han criticado que, en su reacción inicial este viernes a la matanza de Dallas, Obama abogara por un mayor control de armas, al asegurar que "cuando la gente va armada con armas potentes, por desgracia, este tipo de ataques se vuelven más mortíferos y más trágicos".
Los críticos de Obama consideran que sacar a la palestra el tema de control de armas justo después de un ataque a los policías es "politizar" el suceso y utilizarlo para apuntarse tantos en sus propias prioridades legislativas.
El mandatario negó que se tratara de una estrategia política, al recordar que está verdaderamente preocupado por el fácil acceso a las armas, incluidos rifles de asalto como los utilizados en los tiroteos más recientes, a personas "con problemas mentales" como el autor de la matanza en Dallas.
"Si miran el patrón de muerte, violencia y tiroteos que hemos experimentado en los últimos cinco o diez años, somos un caso único
entre los países desarrollados en la envergadura de la violencia que
experimentamos", recordó Obama.
Matizó que no solo se trata de "tiroteos masivos", sino también otros incidentes que se consideran ya "rutinarios", como las "cientos de personas" que han muerto en Chicago (Illinois), la ciudad en la que vivía Obama antes de saltar a la política nacional, por heridas de bala en los últimos meses.