El presidente Donald Trump llegó el jueves a McAllen, Texas, en la frontera con México, donde visitó una comisaría de la patrulla de fronteras para participar en una mesa redonda sobre inmigración y seguridad fronteriza, y una reunión informativa sobre seguridad en la zona.
"Si no tenemos una barrera, una barrera muy sustancial de algún tipo, ustedes no podrán resolver este problema", dijo Trump a los asistentes a la mesa redonda, sobre la cual se exhibían paquetes de heroína en forma de ladrillo envueltos en plástico, armas confiscadas y una bolsa plástica llena de dinero.
"Solo quiero decir que tienen un amigo con esta administración y tienen un amigo conmigo. Nadie hace un mejor trabajo, nadie hace un mejor trabajo", señaló.
También hizo referencia a los demócratas y a cómo están "deteniendo" su intención de construir el muro: "Creen que es bueno políticamente; creo que es un desastre para ellos políticamente, pero no lo hago por política, lo hago porque es correcto".
Incluso, dijo que, antes de salir de Washington, ratificó su intención de controlar el crimen, las pandillas, los traficantes y las drogas.
El presidente también visitó las orillas del Río Grande, con la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen; los senadores John Cornyn y Ted Cruz, y los agentes de la Patrulla Fronteriza y Aduanas de EE.UU.
Trump viajó a McAllen, en otro esfuerzo por demostrar que existe una crisis en la zona y es preciso levantar el muro, un día después de una reunión con los líderes demócratas del Congreso y justo cuando el cierre parcial del gobierno entra en su día 20, sin que aparezcan soluciones a la vista.
En cuanto a la amenaza de declarar el estado de emergencia, el senador republicano Lindsey Graham dijo: "la negativa de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a negociar sobre la financiación de un muro fronterizo, incluso si se reabriera el gobierno, prácticamente termina el camino del Congreso hacia la financiación de un muro", dijo Graham en un comunicado.
En la tarde del jueves, Graham añadió que "es hora de que el presidente Donald Trump use los poderes de emergencia para construir Muro".
El recibimiento de Trump estuvo a cargo del vicegobernador de Texas, Dan Patrick, y del fiscal general del estado, Ken Paxton. Algunos simpatizantes del presidente republicano lo recibieron con aplausos y mensajes de apoyo, mientras Trump les estrechaba las manos y firmaba autógrafos.
McAllen está en el Valle del Río Grande, la zona de la frontera que registra más cruces ilegales a territorio estadounidense. De otro lado, está Reinosa, Estado de Tamaulipas, México, y allí inmigrantes centroamericanos protestan.
"¡Construye ese muro!", gritaron algunos, mientras otros manifestantes sostenían carteles en contra de dicha medida.
"La política que los Estados Unidos siguen bajo el liderazgo del presidente Donald Trump: consideramos que es una política que no está en conformidad con el avance y la evolución de los derechos humanos. Lo vemos como una regresión, una política o postura que es algo retrógrado, algo xenófobo, que en estos días no debería permitirse", le dijo Fortín López, organizador de protestas y activista de derechos humanos, a Reuters.
Mientras tanto, en Washington, trabajadores federales exigieron reabrir el gobierno para que puedan volver al trabajo y recibir sus pagos.
Antes de partir hacia Texas, Trump reiteró a periodistas en la Casa Blanca que podría declarar una emergencia nacional si no consigue un acuerdo con los demócratas. Si concreta la medida en su esfuerzo por conseguir el dinero para el muro, probablemente generará desafíos en los tribunales en breve tiempo.
El presidente estadounidense se refirió a la manera cómo los demócratas describieron su actitud durante la reunión que sostuvieron el miércoles y expresó que al escuchar la negativa a los fondos para el muro por parte de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, "me despedí cortésmente y me fui, ¡sin golpes (en la mesa)!", escribió el jueves en Twitter.
Trump exige 5.700 millones de dólares para levantar el muro en la frontera sur y hacer frente a la inmigración ilegal y los demócratas se niegan a entregar esa cifra indicando que la seguridad fronteriza se puede alcanzar sin necesidad de esa estructura que catalogan de inefectiva y hasta inmoral.
El enfrentamiento ha dejado un cuarto del gobierno federal cerrado y miles de empleados federales sin trabajo.
El presidente viajó a Texas con los dos senadores republicanos John Cornyn y Ted Cruz.
El jueves, Trump confirmó la cancelación del viaje planeado al foro Económico mundial en Davos, Suiza, debido al cierre parcial del gobierno.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo hoy durante su conferencia de prensa semanal que el presidente tendrá que responder a sus republicanos si declara una emergencia nacional para construir un muro en la frontera con México.
También, agregó: "ni siquiera sé si el presidente quiere el muro", pues podría querer solo un debate y calificó que Trump fue "poco presidencial" en la reunión del miércoles que "fue un arreglo para que él pudiera salir".
En cuanto al tema de la frontera y el presupuesto, señaló que cree "que el presidente tendrá problemas en su lado del pasillo para explotar la situación de una manera que mejore su poder. Veamos lo que hace".
Pelosi también dijo, en su cuenta de twitter que: "cuando los demócratas tomaron la mayoría, prometimos escuchar buenas ideas, de donde sea y de quien vengan. Es por eso que votamos para aprobar el lenguaje del Partido Republicano para reabrir el gobierno que el Senado ya aprobó. Pero todavía se niegan a tomar "sí" por una respuesta".
El martes Trump se dirigió a la nación por televisión con un discurso que duró cerca de 10 minutos, en el que buscó convencer a los estadounidenses con su plan sobre el muro fronterizo, un tema esencial desde su campaña para llegar a la presidencia en 2016.
El cierre parcial de gobierno debido a la falta de un acuerdo sobre financiamiento, que comenzó el 22 de diciembre de 2018, mantiene interrumpida la operación de varias agencias federales mientras que unos 800.000 empleados no están recibiendo sus salarios.
En medio de un panorama marcado por la controversia entre el presidente y los demócratas, que son mayoría en la Cámara de Representantes, el viaje a la frontera no despierta gran entusiasmo respecto a que una solución para abrir el gobierno pueda estar cerca.
El tono con el que finalizó la charla con los demócratas el miércoles deja claro que las posturas son diametralmente opuestas: "Acabo de salir de una reunión con Chuck y Nancy, una pérdida total de tiempo. Pregunté qué sucederá en 30 días si abro las cosas rápidamente, ¿aprobarán la seguridad fronteriza que incluye un muro o una barrera de acero? Nancy dijo, NO. Dije adiós, nada más funciona!", escribió Trump en Twitter.
El propio Trump ha manifestado sus dudas respecto a que su aterrizaje en la frontera o lo que diga vaya a cambiar el parecer de los que se oponen a su plan.
Incluso, no ha descartado la posibilidad de declarar una emergencia nacional, según indicó el martes la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, quien expresó que "ciertamente aún es una opción, algo sobre la mesa. Es algo que estamos estudiando", dijo Sanders.