El presidente Donald Trump ha nominado al cubanoamericano John Barsa para el cargo de Administrador Asistente de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), entidad que promueve valores democráticos alrededor del mundo.
Su nombramiento se suma a una serie de designaciones de cubanoamericanos en importantes puestos de la administración Trump, que incluyen a Carlos Trujillo como representante ante la OEA y a Mauricio Claver-Carone en el Consejo Nacional de Seguridad.
Otros cubanoamericanos en puestos clave son: Alex Acosta, secretario de Trabajo; Yleem D.S. Poblete, secretaria de Estado Adjunta para Control de Armas, Verificación y Cumplimiento, y Mercedes (Mercy) Viana-Schlapp, consejera principal del presidente para comunicaciones estratégicas.
Barsa, cuya madre llegó entre los primeros exiliados cubanos a los Estados Unidos en la década de los 60, es actualmente Subsecretario Adjunto Principal de la oficina de Alianza y Compromiso del Departamento de Seguridad Nacional, (DHS OPE).
El abogado integró la reserva del Ejército de Estados Unidos por casi una década y fue miembro del grupo de fuerzas especiales 11 y el batallón de asuntos civiles 450.
Antes de su servicio militar, trabajó para el entonces representante Lincoln Díaz-Balart, centrándose en la política exterior y cuestiones de Seguridad Nacional.
Durante la administración George W. Bush, Barsa sirvió en roles externos dentro de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio y el Departamento de Seguridad Nacional. Es graduado de la Universidad Internacional de la Florida.
Fue parte del equipo de transición del presidente Trump.
La USAID y Cuba
Barsa estará en la USAID bajo las órdenes de Mark Green, su administrador principal, quien ha estado promoviendo la idea de un hemisferio de la libertad y denunciando el cáncer que ha representado el régimen cubano en la región para países como Venezuela y Nicaragua. Así lo dijo Green en una entrevista exclusiva a Tomás N. Regalado, de Radio Televisión Martí.
El Presidente Trump firmó en junio pasado un proyecto de presupuesto que contiene 20 millones de dólares para promover la democracia y los derechos humanos en Cuba, fondos que se canalizan principalmente a través del Departamento de Estado y programas de la USAID.
Estos últimos se dirigen, entre otros objetivos, a:
- proporcionar asistencia humanitaria continua a los presos políticos y sus familias, y a personas políticamente marginadas;
- empoderar a los cubanos y promover su independencia del Estado proporcionando asistencia técnica y material para organizar, capacitar y energizar a pequeños grupos en sus comunidades;
- enseñar a documentar abusos contra los derechos humanos de acuerdo con los estándares internacionales y crear conciencia sobre tales abusos en Cuba y en el mundo;
- brindar noticias e información a los cubanos sobre temas relevantes para ellos mediante la difusión de libros, revistas, periódicos y folletos a amplios segmentos de la población;
- ayudar a capacitar a periodistas y otros comunicadores independientes.