LA HABANA, Cuba.- La dependencia de Moscú parece recurrente en La Habana. Mientras la agudización de la crisis en 2017 se explica por el deterioro de los aportes económicos de Venezuela fundamentalmente, China y Vietnam, los supuestos paradigmas de reformas para Cuba, posiblemente no suministrarán las materias primas y las mercancías esenciales sin garantías de pagos para sus empresas.
El gobierno cubano no tendrá liquidez, y tampoco podrá adquirir todo el petróleo sustituto del venezolano a corto plazo. Angola, Argelia e Irán podrían ayudar con suministros, pero las cantidades y condiciones de pago serían distintas, sobre todo las de Teherán, que comienza a salir de las sanciones internacionales. A esto se añade el aumento de los precios y de los gastos por transportación. El plan para el año no contiene medidas de apertura y estímulo al trabajo, y pretende revertir la crisis con más restricciones al ya bajo consumo, el cumplimiento de las obligaciones financieras internacionales y las grandes inversiones extranjeras, que no llegarán por las condiciones existentes.
Aunque Cuba se depreció con el fin de la Guerra Fría, podría haber comenzado a revalorizarse en el marco de las ambiciones de Putin de restituirle Rusia el papel de gran potencia —anexión de Crimea, avance en Siria y otros—, también con el retorno frente a las costas de Estados Unidos y la interferencia en el proceso de acercamiento a Cuba propiciado por Barack Obama. La política del presidente Donald Trump hacia La Habana y sus relaciones con Putin incidirán positiva o negativamente en el futuro de nuestro país y la situación en las Américas.
Raúl Castro ha estrechado los nexos con Rusia en todas las esferas, con mención explícita a la “colaboración estratégica” negociada por Alejandro Castro Espín y la modernización del equipamiento militar, que posiblemente se destine a la represión interna.
El acercamiento se intensificó desde su visita oficial a Moscú en enero de 2009, cuando, urgido de nuevos aliados económicos ante la situación en Venezuela, viajó también a Angola y Argelia (donde repitió en julio cuando participó en Egipto en la Cumbre del MNOAL y realizó una visita oficial), y en 2012. Rusia acordó en octubre de 2013 condonar el 90% de un estimado de 30 000 millones de dólares más intereses adeudados a la Unión Soviética, lo que facilitaría las inversiones de las empresas rusas, mientras Cuba pagará los 3,2 miles de millones restantes en 10 años.
Durante la visita oficial de Putin en julio de 2014 se suscribieron muchos documentos, incluido el acuerdo de colaboración entre las empresas Cupet y Rosneft para optimizar la extracción y la eficiencia de los campos de petróleo en explotación. Previamente se había conocido la firma de un acuerdo con Zarubzhneft para la exploración off shore en la Zona Económica Exclusiva de Cuba. El ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, visitó en marzo de 2015, con particular atención al proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU. anunciado por los respectivos presidentes en diciembre de 2014.
El general presidente reconoció en julio de 2016 la falta de liquidez y la reducción del suministro de petróleo por Venezuela. En septiembre, la Agencia de Información del Petróleo reveló una carta de Raúl Castro a Putin pidiendo el suministro estable de petróleo y sus derivados en condiciones favorables de precios y financiación. El Ministerio de Economía ruso en una carta al Ministerio de Energía advertía que “la capacidad de pago de Cuba es un riesgo importante” y proponía “implicar a las compañías petroleras rusas con proyectos de inversión en ese país”, como la estatal Rosneft, según reportaron las agencias internacionales de prensa.
El Plan de Producción Nacional para el año 2017 se proyecta en 3 538 200 toneladas de petróleo y gas equivalente, un 4,3% inferior al estimado en 2016, informó el vicepresidente Ricardo Cabrisas, mientras Raúl Castro admitió que el costo de importación de combustible “pende como espada de Damocles sobre nuestra economía”, en la Asamblea Nacional el 27 de diciembre de 2016. El incremento de la producción y el plan de energías renovables dependen de las inversiones extranjeras.
La producción nacional decrece por el agotamiento de los pozos y la imposibilidad de asumir las costosas inversiones para nuevos, según Osvaldo López Corzo, Jefe de Exploración de Cupet. Roberto Suárez Sotolongo, director adjunto de esa empresa, manifestó que se centrará la atención en los próximos cinco años en varios proyectos en ejecución entre La Habana y Varadero, con exploración en Boca de Jaruco, Tarará, Santa María y Santa Cruz, cuyas estructuras son alcanzables con la tecnología de perforación existente.
Pero el proceso de exploración y extracción de petróleo es cada día menos rentable. El costo de un solo pozo puede ser de 200 millones a 300 millones de dólares en una columna de agua de más de 1 500 metros; para desarrollar cualquier campo hay que perforar por lo menos diez pozos, a lo cual se suman los costos de las instalaciones submarinas, instalaciones de superficie o flotantes, y los de las operaciones, de acuerdo a datos del propio oficialismo.
El presidente Donald Trump auguró que con Cuba procuraría un mejor acuerdo pero sin perjudicar al pueblo, en sus declaraciones preelectorales, que fue endureciendo. En línea con sus posiciones pragmáticas de procurar entendimientos con Rusia, podría actuar también hacia La Habana, a fin de no perjudicar el prestigio alcanzado por Estados Unidos entre la población cubana favorecida por las medidas de Washington, satisfacer los esfuerzos de amplios sectores norteamericanos y cubanoamericanos, y hábilmente neutralizar la influencia de Putin en la isla sin colisiones perturbadoras de los temas de mayor calado en las relaciones entre ambas potencias.
Si Trump reinstaurara una política de confrontación, beneficiaría al gobierno cubano cuando afronta una cruda crisis económica que enajena el apoyo del pueblo, al aportar la excusa utilizada durante 55 años para culpar a Estados Unidos por todos sus fracasos, paralizar a los dirigentes aperturistas y reprimir a toda la sociedad; no solo a la sociedad civil independiente que con muchas dificultades procura contribuir a democratización.
No menos nocivo sería continuar la campaña sobre la eliminación de la Ley de Ajuste Cubano, que ha estimulado el incremento del éxodo de personas incrédulas de las autoridades isleñas, que solo avizoran un futuro digno en Estados Unidos. Por el contrario, si recibieran mejorías en su calidad de vida y oportunidades de negocios privados como resultado de las medidas de la administración de Washington, tendrían estímulo para permanecer en el país.
Publicado en Cubanet el 10 de enero del 2017