Ucrania bombardeó el miércoles regiones rusas con misiles y drones, mientras Kyiv afirmaba que profundizaba su avance en la mayor incursión extranjera en Rusia en décadas, que según la Casa Blanca plantea un "verdadero dilema" al presidente Vladimir Putin.
En las primeras horas del 6 de agosto, miles de efectivos ucranianos penetraron en la región occidental rusa de Kursk a través de la frontera rusa, en lo que Putin calificó de gran provocación destinada a obtener una mayor ventaja en posibles futuras negociaciones sobre un alto el fuego.
En una situación delicada para Rusia, Ucrania se hizo con una porción de Kursk y, aunque Putin dijo que el ejército ruso expulsaría a las tropas ucranianas, las intensas batallas no han logrado hasta ahora expulsarlas.
"La situación sigue siendo difícil", afirmó Yuri Podolyaka, un influyente bloguero militar prorruso nacido en Ucrania. "El enemigo sigue teniendo la iniciativa, por lo que, aunque lentamente, está aumentando su presencia en la región de Kursk".
Rusia dijo el miércoles que había destruido 117 drones ucranianos en Rusia durante la noche, la mayoría en las regiones de Kursk, Vorónezh y Bélgorod y Nizhny Nóvgorod. También derribó misiles y mostró bombarderos Sukhoi Su-34 atacando posiciones ucranianas en Kursk.
Según informaciones no confirmadas, algunos de los drones ucranianos alcanzaron bases aéreas rusas. La Guardia Nacional rusa dijo que estaba reforzando la seguridad en la central nuclear de Kursk, situada a sólo 35 kilómetros de los combates.
No estaba claro qué bando controlaba la ciudad rusa de Sudzha, a través de la cual Rusia suministra gas desde Siberia Occidental a través de Ucrania hasta Eslovaquia y otros países de la Unión Europea. Gazprom dijo el martes que seguía bombeando gas a Ucrania a través de Sudzha.
Los mandos rusos habían afirmado que el frente de Kursk se había estabilizado, aunque el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, dijo que sus fuerzas seguían avanzando allí y ordenó a sus generales que desarrollaran los próximos "pasos clave" de la operación.
Zelenskyy dijo que las fuerzas de Kyiv habían reunido a prisioneros de guerra rusos que podrían ser canjeados por combatientes ucranianos capturados, aludiendo a lo que describió como un "fondo de intercambio" en aumento.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que responsables estadounidenses estaban en contacto permanente con Ucrania en relación con la invasión de Rusia, que, según dijo, había "creado un verdadero dilema" para Putin, que ordenó la entrada de miles de militares en Ucrania en 2022.
La Casa Blanca dijo que Ucrania no había avisado con antelación de su incursión y que Estados Unidos no había participado en la operación, aunque cargos rusos han sugerido que los partidarios occidentales de Ucrania debían conocer el ataque.
Un responsable estadounidense dijo que el objetivo de la incursión en Kursk parecía ser obligar a Rusia a retirar tropas de Ucrania para defender el territorio ruso contra el asalto transfronterizo.
El asalto ucraniano a Rusia, el mayor de una fuerza extranjera desde la Segunda Guerra Mundial, ha cambiado radicalmente la narrativa en torno a la guerra. Rusia había estado avanzando desde el fracaso de la contraofensiva ucraniana de 2023 para lograr avances importantes contra las fuerzas de Moscú.
Rusia a la defensiva
Putin dijo el lunes que Ucrania "con la ayuda de sus amos occidentales" tenía como objetivo mejorar la posición negociadora de Kyiv de cara a posibles conversaciones de paz y frenar el avance del ejército ruso.
Pero en una señal de que el ataque está endureciendo la posición del Kremlin, Putin cuestionó qué negociaciones podría haber con un enemigo al que acusó de disparar indiscriminadamente contra civiles rusos e instalaciones nucleares.
El rublo ruso RUB= se debilitaba frente al dólar el miércoles, y ha perdido un 8,5% desde el inicio del ataque ucraniano el 6 de agosto.
Responsables rusos afirman que Ucrania está tratando de demostrar a sus partidarios occidentales que aún puede organizar operaciones militares de envergadura, justo cuando aumenta la presión sobre Kyiv y Moscú para que acepten dialogar sobre el cese de la guerra.
Al llevar la guerra a Rusia, Ucrania ha obligado a casi 200.000 rusos a evacuar las regiones fronterizas cercanas al lugar donde se libró la batalla de Kursk en la Segunda Guerra Mundial, donde en 1943 el Ejército Rojo derrotó a las fuerzas nazis en una de las mayores batallas de la historia.
El gobernador de la región fronteriza rusa de Bélgorod, Viacheslav Gladkov, declaró el miércoles el estado de emergencia en toda la región, alegando los continuos ataques de las fuerzas ucranianas.
"La situación en la región de Bélgorod sigue siendo extremadamente difícil y tensa", dijo Gladkov en un vídeo publicado en la aplicación de mensajería Telegram.
Añadió que los bombardeos diarios de las fuerzas armadas ucranianas habían destruido casas, matando e hiriendo a civiles.
La ofensiva conlleva riesgos para Kyiv: Ucrania puede dejar expuestas otras partes del frente al dedicar fuerzas a combatir en territorio de soberanía rusa. Rusia controla el 18% del territorio ucraniano y ha avanzado en los últimos meses.
Ucrania ha afirmado que controla al menos 1.000 km2 de Rusia, más del doble de lo que indican las cifras de Moscú. Reuters no ha podido verificar de forma independiente la situación del campo de batalla.
Un bloguero militar ruso cercano al Ministerio de Defensa que responde al nombre de "Rybar" dijo en la aplicación de mensajería Telegram que las fuerzas ucranianas estaban atacando en varias zonas a la vez. Las tropas rusas estaban "inmovilizando" a los soldados de Kyiv, golpeando su arsenal, mientras llegaban refuerzos.
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