El pasado domingo 31 de julio, durante la asonada de violenta represión que, como cada domingo, tuvo lugar en la sede nacional del Movimiento Damas de Blanco, sucedió algo extraordinario, sin precedente conocido; al menos por las referencias que he logrado recopilar entre activistas opositores en La Habana.
Desde un camión que, regularmente y cada domingo, atruena con la música de peor gusto a la barriada de Lawton como parte del cerco y hostigamiento contra las Damas de Blanco, trajeron para la ocasión a alguien que, micrófono en mano, comenzó a defender su “revolución” ─-léase el régimen militar totalitario y dinástico del clan Castro─ en el estilo habitual de denostación, ofensa, calumnia y mal gusto.
Los seleccionados para rebatir la denostación y la calumnia fueron Berta Soler, Ángel Moya y Antonio González Rodiles. A partir de esto sucedió lo que nadie esperaba, se produjo un acertado e inesperado intercambio entre represores y reprimidos.
Mediante otro equipo de audio, ciertamente de menor potencia, pero funcional para el caso, los denostados respondieron desde la sitiada sede con razones bien argumentadas y con demandas ciudadanas que comparten con la población, aunque mayoritariamente silenciadas por el miedo.
Lawton escuchó la argumentación que sostuvieron con humor, gracia y elegancia Soler, Rodiles y Moya. Los comentarios del barrio, al otro día, no se hicieron esperar. Voy a compartir con ustedes algunos (los de más peso):
─Pidieron espacio para exponer sus ideas y debatir en la televisión nacional y hasta en la Mesa Redonda. ¡Dijeron estar dispuestos a hacerlo hasta frente a Raúl Castro!
─Pidieron comida para el pueblo ¡y leche para los niños!
─Le quieren quitar la "mascá" a los generales y al resto de "esta gente", y ellos no quieren perder.
Lo más significativo fue la ausencia de razones y solidez para debatir que evidenciaron los servidores del castrismo. Castrados en valores y decencia humana, resultan de una torpeza patética cuando se trata de debatir y no pueden echar mano a la violencia, la delación o cualquier otra de sus cultivadas habilidades.
Fuera de esta incidencia, la asonada de este domingo no se diferenció en mucho de los sesenta y tantos domingos anteriores. La misma violencia
la misma indefensión y el mismo terror dirigido desde el Estado para reprimir el actuar político ciudadano independiente y la manifestación pacífica
en las calles.
Sucede que los castristas han convencido al mundo de que están amparados en una soberanía nacional que debe ser respetada, y nadie parece
entender que la soberanía reside en el pueblo y que el pueblo cubano, privado de sus derechos, no ha sido, no es, ni será soberano mientras en
Cuba, los Castro y sus secuaces, detenten esa llamada “soberanía”, que es todo, excepto nacional.
(Los detalles de esta asonada fueron reflejados en el informe semanal correspondiente al domingo 31 de julio que el Movimiento Damas de Blanco
pone al alcance de la opinión pública nacional e internacional y no puedo menos que recomendar su lectura)
Publicado originalmente en Primavera Digital