Poco a poco un creciente número de venezolanos que viven en el sur de la Florida se dan cuenta que va a costar mucho trabajo para que Henrique Capriles Radonski para asumir el poder en Venezuela legalmente. El gobierno de Nicolás Maduro sencillamente no acepta el recuento de votos que Capriles exige.
Capriles tiene toda la razón y puede demostrar con pruebas que el gobierno hizo trampas para ganar las elecciones del 14 de abril. El muestra sus pruebas en Twitter todos los días. Son miles sus seguidores y cientos los que repiten sus comentarios en cuentas propias.
En 737 recintos electorales sus partidarios fueron forzados a irse cuando comenzaba el conteo de votos por bribones armados por el gobierno. En 39 recintos Maduro obtuvo el 100 por ciento de los votos. Y Maduro, que no le llega ni a la chancleta en popularidad al difunto Hugo Chávez sacó más votos que su predecesor en 1,176 recintos.
Maduro, según el Consejo Nacional Electoral *(CNE) le ganٙó los comicios a Capriles por 250,000 votos. Hace seis meses Chávez le había ganado a Capriles por 1.5 millones de votos.
Pero donde la ley es la fuerza, las leyes son para bonito. Casi seguro que Capriles ganó los comicios por cientos de miles de voto. Pero el CNE donde el gobierno tiene cuatro de cinco votos dijo que no. En primera instancia dijeron que permitiría un recuento. Después le han puesto peros al asunto.
Los peros vienen por consejo de los hermanos Castro en Cuba que no ha permitido que uno de sus ahijados pierda en una elección desde que se equivocaron en Nicaragua en 1990 y permitieron que Violeta Chamorro derrotara al Sandinista Daniel Ortega.
No hay país en el hemisferio donde la influencia de Cuba sea mayor. Chávez y Maduro le dan a Cuba petróleo a cambio de asesores cubanos que van a Venezuela como profesores, médicos y hasta para ayudar a los militares. Hay que entender que Cuba no va a permitir que saquen a Maduro del poder por las buenas.
Ya Maduro ha comenzado a cubanizar al país. A los oponentes les dan palos en las calles y en la Asamblea Nacional. A los más peligrosos los meten presos. Algunos ya hablan de tener un calabozo listo para Capriles.
Uno de los primeros en caer preso fue el general en retiro Antonio Rivero del grupo opositor Voto Popular. Su crimen fue detallar la presencia de los cubanos en Venezuela. El 21 de febrero dijo que en el país había más de 210,000 cubanos, de los cuales el 86 por ciento trabajaban para el gobierno cubano. A ellos les pagan $1,300 al mes – parte para vivir en Venezuela, parte para ayudar a su familia en Cuba y el 14 por ciento para el gobierno cubano.
Pero lo más preocupante de los que dijo el Gen. Rivero fue que en el Fuerte Tiuna, la mayor base militar del país ubicado en el centro de Caracas, hay 300 asesores militares cubanos.
Eso fue suficiente para detenerlo. Lo mismo hizo el gobierno con un joven americano Timothy Tracy, de 35 años, que llevaba un año en el país haciendo un documental. A Tracy lo acusaron de instigar a los que protestaban en contra de la transparencia de los comicios a la violencia. Hoy está detenido en un calabozo del servicio de inteligencia nacional hasta nuevo aviso.
Contra esto Capriles le pide a sus seguidores que suenen sus cacerolas en la noche. Y los cacerolazos en todo el país son enormes. Su efecto en la estabilidad del gobierno es limitado.
Además a los representantes de la oposición en la Asamblea Nacional no se les permite hablar porque dicen que no reconocen la legitimidad de Maduro. El martes le entraron a golpes por portar un letrero en contra del gobierno.
En el sur de la Florida los venezolanos siguen las noticias de Venezuela todo el tiempo. Creen que le verdad puede vencer a la fuerza. Pero entienden lo difícil que es obtener resultados rápidos. Muchos se conforman porque saben que Maduro no tiene la fuerza para mantenerse en el poder por seis años.
Si mantiene el plan de ayudar a Cuba y a los más necesitados en el país, Venezuela se va a la bancarrota. Si impone las reformas económicas necesarias va a haber un estallido social. Esa son las opciones de Maduro.
Nadie puede predecir el futuro. Las cosas se complican por la influencia enorme que Cuba tiene en Venezuela. Pero Maduro no es un gobernante fuerte como Chávez. Muchos especulan que del mismo chavismo sin Chávez saldrá otro que derroque a Maduro.
Capriles ganó las elecciones y tiene el talento necesario para rescatar a Venezuela del caos en que se encuentra. Si no llega al poder, los venezolanos van a vivir en una dictadura cada día más cruenta.
Capriles tiene toda la razón y puede demostrar con pruebas que el gobierno hizo trampas para ganar las elecciones del 14 de abril. El muestra sus pruebas en Twitter todos los días. Son miles sus seguidores y cientos los que repiten sus comentarios en cuentas propias.
En 737 recintos electorales sus partidarios fueron forzados a irse cuando comenzaba el conteo de votos por bribones armados por el gobierno. En 39 recintos Maduro obtuvo el 100 por ciento de los votos. Y Maduro, que no le llega ni a la chancleta en popularidad al difunto Hugo Chávez sacó más votos que su predecesor en 1,176 recintos.
Maduro, según el Consejo Nacional Electoral *(CNE) le ganٙó los comicios a Capriles por 250,000 votos. Hace seis meses Chávez le había ganado a Capriles por 1.5 millones de votos.
Pero donde la ley es la fuerza, las leyes son para bonito. Casi seguro que Capriles ganó los comicios por cientos de miles de voto. Pero el CNE donde el gobierno tiene cuatro de cinco votos dijo que no. En primera instancia dijeron que permitiría un recuento. Después le han puesto peros al asunto.
Los peros vienen por consejo de los hermanos Castro en Cuba que no ha permitido que uno de sus ahijados pierda en una elección desde que se equivocaron en Nicaragua en 1990 y permitieron que Violeta Chamorro derrotara al Sandinista Daniel Ortega.
No hay país en el hemisferio donde la influencia de Cuba sea mayor. Chávez y Maduro le dan a Cuba petróleo a cambio de asesores cubanos que van a Venezuela como profesores, médicos y hasta para ayudar a los militares. Hay que entender que Cuba no va a permitir que saquen a Maduro del poder por las buenas.
Ya Maduro ha comenzado a cubanizar al país. A los oponentes les dan palos en las calles y en la Asamblea Nacional. A los más peligrosos los meten presos. Algunos ya hablan de tener un calabozo listo para Capriles.
Uno de los primeros en caer preso fue el general en retiro Antonio Rivero del grupo opositor Voto Popular. Su crimen fue detallar la presencia de los cubanos en Venezuela. El 21 de febrero dijo que en el país había más de 210,000 cubanos, de los cuales el 86 por ciento trabajaban para el gobierno cubano. A ellos les pagan $1,300 al mes – parte para vivir en Venezuela, parte para ayudar a su familia en Cuba y el 14 por ciento para el gobierno cubano.
Pero lo más preocupante de los que dijo el Gen. Rivero fue que en el Fuerte Tiuna, la mayor base militar del país ubicado en el centro de Caracas, hay 300 asesores militares cubanos.
Eso fue suficiente para detenerlo. Lo mismo hizo el gobierno con un joven americano Timothy Tracy, de 35 años, que llevaba un año en el país haciendo un documental. A Tracy lo acusaron de instigar a los que protestaban en contra de la transparencia de los comicios a la violencia. Hoy está detenido en un calabozo del servicio de inteligencia nacional hasta nuevo aviso.
Contra esto Capriles le pide a sus seguidores que suenen sus cacerolas en la noche. Y los cacerolazos en todo el país son enormes. Su efecto en la estabilidad del gobierno es limitado.
Además a los representantes de la oposición en la Asamblea Nacional no se les permite hablar porque dicen que no reconocen la legitimidad de Maduro. El martes le entraron a golpes por portar un letrero en contra del gobierno.
En el sur de la Florida los venezolanos siguen las noticias de Venezuela todo el tiempo. Creen que le verdad puede vencer a la fuerza. Pero entienden lo difícil que es obtener resultados rápidos. Muchos se conforman porque saben que Maduro no tiene la fuerza para mantenerse en el poder por seis años.
Si mantiene el plan de ayudar a Cuba y a los más necesitados en el país, Venezuela se va a la bancarrota. Si impone las reformas económicas necesarias va a haber un estallido social. Esa son las opciones de Maduro.
Nadie puede predecir el futuro. Las cosas se complican por la influencia enorme que Cuba tiene en Venezuela. Pero Maduro no es un gobernante fuerte como Chávez. Muchos especulan que del mismo chavismo sin Chávez saldrá otro que derroque a Maduro.
Capriles ganó las elecciones y tiene el talento necesario para rescatar a Venezuela del caos en que se encuentra. Si no llega al poder, los venezolanos van a vivir en una dictadura cada día más cruenta.