Ozzie Guillén es un tipo con mística.
En el 2005 dirigió a los Medias Blancas de Chicago, que ganaron la Serie Mundial por primera vez desde 1917, y este año llevó a los Tiburones de La Guaira a su primera corona de la pelota profesional venezolana desde 1986.
Guillén acaba de lograr un triplete único, al llevar a Venezuela a ganar su primera Serie del Caribe en 15 años.
Con un hermético trabajo del abridor Ricardo Pinto, los Tiburones vencieron 3-0 a los Tigres del Licey en la final del clásico caribeño, disputada ante 36,677 fanáticos que colmaron el loanDepot Park de Miami, la mayor cantidad para un juego de Series del Caribe en la historia e incluso, superior a la concurrencia del partido decisivo entre Estados Unidos y Japón en el Clásico Mundial de Béisbol del 2023.
Pinto trabajó cinco entradas y dos tercios en blanco, con cuatro hits permitidos, un boleto, un pelotazo y seis ponches, para llevarse el crédito por la victoria.
En el sexto, aceptó un imparable de Emilio Bonifacio, regaló pasaporte a Robinson Canó y golpeó a Dawel Lugo, para llenar las bases después de dos outs, pero Jorgan Cavanerio vino al rescate y dominó al cubano Yadiel Hernández en inofensiva rola por el campocorto para liquidar la mayor amenaza de los Tigres.
Silvino Bracho retiró el séptimo sin problemas, Anthony Vizcaya hizo lo mismo en el octavo y el cerrador Arnaldo Hernández completó el noveno para apuntarse el juego salvado.
Los venezolanos abrieron el marcador en el cuarto inning ante César Valdez, abridor por el Licey.
El cubano Yasiel Puig inició con sencillo, aunque fue sustituido por lesión por Odubel Herrera.
Ramón Flores siguió con otro imparable y Luis Torrens avanzó a los corredores con toque de sacrificio.
Valdez regaló boleto intencional al brasileño Leonardo Reginatto para llenar las almohadas, pero Alcides Escobar impulsó la primera con elevado de sacrificio al jardín derecho.
En el quinto, los venezolanos añadieron dos más por sencillo de Wilfredo Tovar, triple remolcador de Hernán Pérez y roletazo de Odubel a primera que empujó la segunda del inning.
No necesitaron más. Los Tiburones completaron una temporada invernal de ensueño, al pegar el doblete de su liga doméstica y el clásico caribeño.
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