Agotados de las colas para comprar comida y la inseguridad rampante, los venezolanos votaban este domingo con normalidad en unas cruciales elecciones donde la oposición amenaza con arrebatar al chavismo el control parlamentario, por primera vez en 16 años.
Al caer la tarde, aún seguían las filas en la mayoría de los 14.500 centros electorales, que cerrarán a las 18H00 locales (22H30 GMT) tras 12 horas de votación, en una jornada que transcurre en calma y a la que fueron llamados 19.5 millones de venezolanos para elegir 167 diputados de la Asamblea Nacional.
En unas legislativas con tintes de plebiscito para su gestión y para el modelo socialista, el presidente Nicolás Maduro prometió respetar los resultados. "Lo que se está expresando aquí (...) es palabra sagrada", dijo tras votar en el oeste de Caracas, vestido con una chaqueta roja.
Según las encuestas, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD, centroderecha) lograría al menos la mayoría simple, en un parlamento dominado por el oficialismo de izquierda desde que en 1999 llegó al poder Hugo Chávez, fallecido en 2013.
"Hoy es un día histórico. El cambio ya inició", declaró al sufragar Lilian Tintori, esposa del líder opositor radical Leopoldo López, quien purga casi 14 años de prisión acusado de promover la violencia en protestas que dejaron 43 muertos en 2014.
En un sorpresivo y aparente gesto de apertura, Maduro permitirá a López votar. Según Tintori, le será llevada una urna a la cárcel de Ramo Verde, en las afueras de Caracas.
Hasta ahora no se reportaban incidentes en estos comicios vigilados por más de 180.000 militares, pese a la fuerte polarización política que domina este país petrolero de 30,6 millones de habitantes.
Maduro, quien asumió el poder en abril de 2013 tras la muerte de su mentor, encara, con una popularidad del 22%, lo que llamó las elecciones "más duras" del chavismo, en medio del creciente malestar por el alto costo de la vida y la aguda escasez de alimentos que provoca colas inmensas en los supermercados.
"El papel sanitario no se consigue. En otros países eso no pasa. No se puede votar por el gobierno cuando hay problemas para sobrevivir", dijo Filros Guzmán, un empleado de restaurante de 24 años que siempre había votado por el chavismo.
Orlando Apitz, de 54 años, asistente en un bufete de abogados, dice esperar un "cambio como en Argentina" porque está "harto de las colas y los malandros (delincuentes)". Venezuela es el segundo país con la mayor tasa de homicidios del mundo (62 por cada 100.000 habitantes), según Naciones Unidas.
Pero invocando el legado del padre de la "revolución bolivariana", el oficialismo apuesta al voto duro del chavismo para profundizar el sistema socialista, advirtiendo que si gana la oposición fulminará los programas sociales.
"Aquí no hay marcha atrás. ¡Revolución y más nada! Yo jamás le quedaré mal a mi comandante", expresó Gilberto Marcano, un mecánico de 73 años, en el 23 de enero, un barrio de Caracas bastión del chavismo.
El gobierno atribuye la crisis a una "guerra económica" de empresarios de "ultraderecha" apoyados por Washington, y al desplome de los precios del crudo, un duro golpe para el país con las mayores reservas del mundo que obtiene del petróleo 96% de sus divisas.
"Sin lugar a dudas la tarea de la recuperación económica, de vencer la guerra económica, de atacar a los especuladores, a los contrabandistas, es una tarea central de la nueva Asamblea", declaró Maduro al sufragar.
Venezuela cerrará 2015 con una contracción económica de 10% y una inflación de 200%, según economistas independientes. Un estricto sistema de control de divisas -con tres tasas de cambio- convive con un mercado negro donde el dólar se cotiza 145 veces más que el mínimo legal.
Pese a ser parlamentarios, en un régimen presidencialista, los comicios son trascendentales, coinciden analistas.
"Dejarán una recomposición de fuerzas políticas y permitirán que la voluntad de castigo se pueda expresar", declaró a AFP el analista Nicmer Evans, afín a Chávez pero crítico de Maduro.
Haciendo a un lado por ahora sus históricas divisiones, la MUD promete, desde la Asamblea que se instalará el 5 de enero, dar un viraje económico e impulsar una amnistía para unos 75 presos políticos, sin descartar una salida anticipada del presidente.
El analista Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis, teme un "choque de trenes" si se imponen los opositores radicales. También advirtió sobre mayores divisiones tanto en la MUD como en el chavismo.
Pero las legislativas representan, según el politólogo John Magdaleno, la posibilidad de un "contrapeso" en un Estado cuyos poderes "están totalmente controlados por el oficialismo".
Los analistas advierten que todo dependerá de quién gane y por cuánto gane. Los escenarios van de una radicalización de los bandos, con temor a estallidos de violencia, hasta la posibilidad de que abran por fin la puerta al diálogo y la negociación.