MARACAIBO, VENEZUELA. - Juan Guaidó, principal líder de la oposición venezolana, reconocido como presidente interino por 50 gobiernos del mundo, acudió hace un año a Washington para participar como invitado en el Estado de la Unión del expresidente Donald Trump. En los tiempos corrientes, encara retos que ponen en duda su liderazgo dentro y fuera del país, observan analistas.
El 4 de febrero de 2020, el entonces presidente Donald Trump incluyó en su discurso a la nación una mención especial a Guaidó, invitado por la Casa Blanca.
“Aquí, esta noche, está un hombre valiente que carga con él las esperanzas, sueños y aspiraciones de todos los venezolanos. Uniéndose a nosotros en la galería está el presidente verdadero y legítimo de Venezuela, Juan Guaidó”, dijo el mandatario en el Congreso estadounidense.
Los presentes, demócratas y republicanos por igual, iniciaron un sonoro y extenso aplauso de pie en honor al joven líder opositor tras las palabras de Trump.
Guaidó, usando un traje oscuro, con corbata azul y luciendo un pin del escudo patrio de Venezuela desde su asiento en la galería reservada para invitados de la Primera Dama de Estados Unidos, Melania Trump, se levantó, respondiendo con gestos de agradecimiento, saludando hacia los cuatro puntos cardinales del aforo.
Trump reivindicó entonces su apoyo a “las esperanzas” de los venezolanos de recuperar su democracia y destacó que Estados Unidos lideraba una coalición de 59 naciones contra el “dictador socialista” de Venezuela, en referencia a Nicolás Maduro, cuya “tiranía” prometió “aplastar y quebrar”.
La asistencia de Guaidó al Estado de la Unión no solo precedió su reunión con el presidente de Estados Unidos en la Oficina Oval de la Casa Blanca, al día siguiente, sino que analistas la consideraron como una plataforma de alto perfil del líder venezolano mientras procuraba revivir el apoyo a su intento de destronar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores.
Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis, explica que Guaidó fue un outsider joven, distinto, que, siendo presidente del Parlamento en enero de 2019, creó expectativas de cambios democráticos y de gobiernos en Venezuela.
“Fue un momento de gloria del líder, pero un proceso como este tiene que producir resultados concretos. Eso no ocurrió, porque era muy difícil que ocurriera, con una revolución (chavista) enraizada, controlando instituciones”, explica, en conversación con VOA Noticias.
"Un año complicado"
Aquella visita a Washington fue la guinda de una gira mundial que llevó a Guaidó a reunirse con líderes mundiales en Europa y Canadá para renovar el impulso de su causa democrática, luego que, ocho meses antes, fracasara una insurrección armada contra el madurismo en Venezuela.
La justicia venezolana había emitido una prohibición de salida del país en contra del dirigente político por su participación en la intentona contra Maduro. El joven diputado no fue detenido en el aeropuerto de Maiquetía, Caracas, a su regreso. Tan solo le retuvieron su cédula de identidad venezolana.
Previo a su viaje, una fracción de diputados opositores se alió con el chavismo para despojarle de la presidencia del Parlamento en una sesión accidentada, el 5 de enero, con bloqueos militares y policiales en el Palacio Federal Legislativo.
Félix Seijas, director de la firma Delphos, recuerda que Guaidó transitó “un año complicado” antes de ir a Estados Unidos, al fallar un plan que prometía, cual mantra, el cese de la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres.
“Luego de ese viaje, la idea obvia que tenía era tratar de reanimar la presión social, tratar de volver a reconectar con esa energía. Ese viaje, esa foto, fueron fundamentales, pero llegó la pandemia”, apunta a la Voz de América.
Al regresar, Guaidó intentó reactivar las manifestaciones de calle. Convocó a una movilización en marzo hacia la Asamblea Nacional, que policías y militares disolvieron violentamente. En una plaza de Caracas, prometió seguir protestando “hasta lograr lo que sea necesario”.
La declaratoria de cuarentena radical por la pandemia del COVID-19 en Venezuela por parte del madurismo, días luego, frustraron sus planes.
El gobierno de Maduro demostró que controlaba el país en términos reales y la figura de Guaidó en la opinión pública se diluyó hasta el punto de que una buena porción de venezolanos creía que no estaba en Venezuela, dice Seijas.
"Ambivalencia" ante Guaidó
Un año después de su visita a Estados Unidos, Guaidó enfrenta amenazas de arresto de parte de dirigentes de alto perfil del chavismo, como Diosdado Cabello y la exministra Iris Varela, hoy vicepresidenta del Parlamento instalado en enero pasado, que la oposición califica de ilegítimo.
El legislador encabeza una comisión delegada parlamentaria que, este mes, extendió el período constitucional de funciones de la Asamblea Nacional bajo el argumento de que las elecciones realizadas en diciembre no son legítimas.
Esa estrategia ha puesto en vilo su reconocimiento como presidente interino del país de parte de algunos gobiernos, aunque, para tal título, sigue contando con el apoyo de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, entre otros.
Juan Manuel Track, sociólogo de la Universidad Católica Andrés Bello con estudios en ciencia política y procesos contemporáneos, nota “mucha ambivalencia” en el trato de la comunidad internacional a Guaidó.
“Tenemos una situación muy diferente (a hace un año). Si bien (Joe) Biden no ha dejado de reconocer a Guaidó, lo que sí es probable es que en el tiempo vaya cambiando la forma en que se relacionen con el grupo de Guaidó y privilegiar más una forma de hacer oposición”, comenta a la VOA.
Beatriz De Majo, venezolana residente en Europa y estudiosa de temas internacionales, comentó recientemente a la la VOA cuán difícil es, por ejemplo, para la Unión Europea, expresar un consenso en cuanto al reconocimiento de Guaidó como presidente interino. “No es posible, porque es prácticamente imposible poner de acuerdo en ese tema en particular a sus 27 países miembro”, precisa.
Hoy, Guaidó sigue siendo el líder más prominente de la oposición, a pesar de todo, sostiene Seijas, por su parte. Advierte que enfrenta el reto de relanzar la plataforma opositora para trazar la ruta a seguir, con un apoyo popular cercano al 30 por ciento -en su cúspide, en abril de 2019, ascendía a 65 por ciento-.
“Está en una posición todavía con posibilidades de relanzar su misma imagen y posición. Buscar un mecanismo para legitimar otro liderazgo no es tan sencillo en estos momentos. Guaidó está ratificado como interlocutor ante esa comunidad internacional”, comenta el analista político.
Track coincide en que Guaidó vive un momento “bastante bajo” y cree difícil que pueda retomar el piso del que gozó cuando asumió la presidencia interina.
“Esta idea de convertirse en gobierno le ha generado más problemas, de transparencias, de nombramientos, de ineficacia en los objetivos planteados. Luego, ha profundizado las diferencias dentro de la oposición”, precisa.
El director de Datanálisis indica que, según sus estudios, la popularidad de Guaidó se desplomó hasta 20 por ciento. Su desafío es que, ante la falta de resultados y las dudas sobre reconocerle como presidente sin haberse legitimado en elecciones, se mine el apoyo internacional y surjan líderes que lo reten.
“Nadie está diciendo que esté destruido, ni que va a dejar de representar a la oposición, pero es un descenso importante (de su popularidad) y otros líderes lo están retando”, expresa León, citando al excandidato presidencial Henrique Capriles y María Corina Machado, de férrea postura contra el chavismo.
A su entender, el tiempo en política es “demoledor” a medida que se pierden las esperanzas y se fracturan las alianzas.
“La gente es muy impaciente. Cuando no encuentra lo que busca o le ofreces, te castiga, muchas veces injustamente”, concluye.