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Washington Post: La unilateral relación de EEUU con Cuba


Mientras el presidente Obama hace gestos conciliatorios a La Habana y evita hablar de libertad y democracia, Castro le sube la parada, dice el diario en un editorial.

El diario The Washington Post dice en un editorial que la reforma radical de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba emprendida por el presidente Barack Obama se ha centrado en gestos conciliatorios por parte de Washington: más viajes de norteamericanos dispuestos a gastar sus dólares en la empobrecida isla; un compromiso para discutir las diferencias, en especial sobre Derechos Humanos, a través de la vía diplomática y no de la confrontación; y una exhortación presidencial a poner fin al embargo.

Al pedir "reformas" en Cuba esta semana en Naciones Unidas –señala el PostObama se abstuvo de usar términos provocativos como "libertad" o "democracia".

El régimen de Raúl Castro, en cambio, parece no haber hecho mucho más que reabrir su embajada en Washington. Precisa el editorial que el yerno de Castro, un general de las Fuerzas Armadas, todavía controla la industria turística generadora de divisas; internet sigue estando mayormente fuera del alcance de los cubanos; y "lo más importante, los disidentes siguen siendo víctimas de arrestos y detenciones arbitrarias, incluyendo a los que fueron recogidos de las calles por atreverse a acercarse al papa Francisco durante su reciente visita".

El diario capitalino apunta que, al parecer, Castro se ha echado al bolsillo las concesiones de Obama y ha subido la parada en sus exigencias. Su discurso ante la Asamblea General de la ONU el lunes remedó las viejas lamentaciones de su hermano Fidel en los años 60, incluidos una arenga por la independencia de Puerto Rico y una condena a las supuestas asechanzas de la OTAN contra Rusia.

En torno a la normalización de las relaciones bilaterales, el gobernante cubano la presentó como un largo y complejo proceso, que sólo puede llegar a buen término una vez que Estados Unidos ponga fin al "bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba", y "devuelva" la Base Naval de la Bahía de Guantánamo.

"Como bien sabe Castro, estas condiciones van desde lo políticamente difícil (el levantamiento del embargo) hasta lo imposible (Guantánamo)", señala el editorial y considera que la verdadera relevancia práctica de levantar el embargo no fue abordada con seriedad, en un momento en el que ya están exentos de las sanciones alimentos y medicinas, y cuando viajeros procedentes de Estados Unidos han llevado en su equipaje bienes a Cuba por valor de más de $3.500 millones (en 2013), mientras los cubanoamericanos enviaban $3.100 millones en efectivo por concepto de remesas familiares.

Sin embargo, lamenta el Post, Obama propició en la ONU otra oportunidad fotográfica y reunión privada con Castro después de lo cual el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, se complació en regañar al Presidente de Estados Unidos por no usar aún más agresivamente sus poderes ejecutivos para sortear las leyes del embargo.

El cotidiano recuerda que cuando comenzó su apertura hacia el régimen de Castro, Obama la caracterizó como una vía más eficaz para mejorar la suerte de los empobrecidos y reprimidos 11 millones de habitantes de la isla. Hasta ahora, dice, ha conseguido alentar sus esperanzas, pero no mejorar sus perspectivas.

Concluye diciendo el Washington Post que talvez sea hora de que Obama empiece a reciprocar la oferta de asesoramiento de los cubanos y le aclare mejor a Castro lo que espera de La Habana, empezando por que permita al pueblo cubano libertad de expresión, de prensa y de reunión.

"Después de todo, los poderes ejecutivos de Castro, amasados durante más de medio siglo, son mucho, mucho más amplios que los de Obama", finaliza el editorial.

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