Yoani Sánchez fue condecorada con la Medalla al valor que otorga la Florida International University por su continuada y denodada resistencia que ha dado esperanza al pueblo de Cuba, al desafiar las fuerzas de la represión de un régimen que ha forzado al exilio a los mejores intelectuales, mientras ella permanece y se sobrepone en la isla.
Yoani, tras recibir la medalla, narró su experiencia durante el huracán Sandy y que ella y un grupo de activistas se preguntaron qué hacer, y empezaron a mandar mensajes de texto por sus celulares bajo el rótulo de solidaridad para Oriente, donde el ciclón había devastado zonas completas, y que gracias a ello se acumuló en la sala de su casa, y en la sala de otros activistas, una tonelada y media de ayuda en azúcar, ropa para niños y arroz en un país marcado por el racionamiento, lo cual, según dijo, da mayor mérito a esa ayuda.
Yoani se refirió a que ese ejemplo mostraba la primera vez que el ciudadano cubano hacía algo, tenía una iniciativa independiente en tanto ciudadano que repercutiera en la comunidad, en más de medio siglo y sin contar para nada con los gobernantes.
La bloguera dijo que el ejemplo de solidaridad durante Sandy mostraba que el mundo de la tecnología virtual podía también determinar sobre la realidad de Cuba.
Por otro lado, agregó que los mensajes que los comunicadores envían desde Cuba serían como botellas lanzadas al mar si no fuera por la existencia del exilio que los hace rebotar hacia la isla.
Con respecto a los cinco espías condenados en Estados Unidos por espionaje, Yoani dijo que habían sido condenados con todas las garantías procesales y que el régimen los usa como elemento de propaganda en la isla para manipular a niños como a su hijo.
La bloguera concluyó que la libertad y la democracia exigen su cuota de libertad y que, para que triunfen, los pueblos tienen que estar dispuestos a pagar ese precio de dolor.
Yoani, tras recibir la medalla, narró su experiencia durante el huracán Sandy y que ella y un grupo de activistas se preguntaron qué hacer, y empezaron a mandar mensajes de texto por sus celulares bajo el rótulo de solidaridad para Oriente, donde el ciclón había devastado zonas completas, y que gracias a ello se acumuló en la sala de su casa, y en la sala de otros activistas, una tonelada y media de ayuda en azúcar, ropa para niños y arroz en un país marcado por el racionamiento, lo cual, según dijo, da mayor mérito a esa ayuda.
Yoani se refirió a que ese ejemplo mostraba la primera vez que el ciudadano cubano hacía algo, tenía una iniciativa independiente en tanto ciudadano que repercutiera en la comunidad, en más de medio siglo y sin contar para nada con los gobernantes.
La bloguera dijo que el ejemplo de solidaridad durante Sandy mostraba que el mundo de la tecnología virtual podía también determinar sobre la realidad de Cuba.
Por otro lado, agregó que los mensajes que los comunicadores envían desde Cuba serían como botellas lanzadas al mar si no fuera por la existencia del exilio que los hace rebotar hacia la isla.
Con respecto a los cinco espías condenados en Estados Unidos por espionaje, Yoani dijo que habían sido condenados con todas las garantías procesales y que el régimen los usa como elemento de propaganda en la isla para manipular a niños como a su hijo.
La bloguera concluyó que la libertad y la democracia exigen su cuota de libertad y que, para que triunfen, los pueblos tienen que estar dispuestos a pagar ese precio de dolor.