Cuba está de moda --sobre todo desde el 17 de diciembre pasado--, y para subirse al tren de los excursionistas la gerencia de Orioles de Baltimore, en las Grandes Ligas del Béisbol de Estados Unidos, anunció la contratación, este miércoles, del lanzador zurdo Ariel Miranda.
Según los registros en manos de los Orioles, Miranda, de 25 años, lanzó en las Series Nacionales de la Isla entre 2007-2014, con marca de 22-25, efectividad de 3,78 y registro de 1,36 WHIP (bases por bolas otorgadas más hits permitidos por cada inning de actuación) en 80 apariciones, de las cuales 64 fueron como abridor.
Son optimistas los gerentes del equipo que se asienta en el Camden Yards, porque piensan que el cubano (274 ponches y 151 boletos en 386 innings) podría ayudar a la franquicia estadounidense "tan pronto como a finales de esta temporada". El criollo, con la ayuda de un intérprete de Baltimore, provocó las risas de varios periodistas cuando se le pidió que se comparase a sí mismo con algún pitcher del Big Show: "Me parezco a C.C. Sabathia, aunque soy más atlético que el de New York", sentenció.
En definitiva Miranda, que promedió solo 10 incursiones en la lomita en cada torneo cubano de 90 juegos, aspira a sumarse a una nómina que ha dado cabida en el último lustro a sus compatriotas Dariel Álvarez y Henry Urrutia.
¿HACIA CUBA?
En la prensa cubana, mientras tanto, se anunciaba la intención de Baltimore de enviar a un elenco de su franquicia, en algún momento de 2015, para disputar un partido con la selección nacional antillana.
Si el viaje cristaliza, será la reedición de aquella histórica serie de dos partidos disputada en 1999, uno en La Habana y otro de vuelta en territorio de la Unión. Baltimore ganó como visitante y perdió como home club.
El tope del siglo pasado, que se insinuaba como el inicio de la diplomacia del béisbol entre los dos países --otras negociaciones cayeron meses después en picado con el litigio por la custodia del niño balsero Elián González-- se vio jalonado por un sinfín de medidas de fuerza del gobierno cubano.
Primero, el equipo Cuba se entrenó en La Habana a puertas cerradas, con la presencia diaria de Fidel Castro y medidas de seguridad que llegaron al extremo de prohibir la entrada a algunos reporteros cubanos.
Después, la entrada al encuentro del estadio Latinoamericano resultó expedita solo para espectadores de lealtad política, avalados en sus barrios de residencia o sus centros de trabajo, lo que se repitió en el juego de ida, cuando los anfitriones Orioles invitaron a más de un centenar de aficionados cubanos.
Un rumor no confirmado entonces--pero el cual encuentro perfectamente ajustado a esa época-- se refería a un compromiso de caballeros de la gerencia de Orioles con las autoridades cubanas: la garantía de no contratar a ningún beisbolista de la Isla a cambio de garantizar el tope bilateral.
Pero ha llovido tanto desde 1999 --sobre todo en los años recientes, cuando los jugadores cubanos han inundado a Norteamérica-- que la prensa oficial en La Habana anuncia para 2015 un solo juego contra Baltimore… en calidad de anfitriones.
Que a estas alturas un equipo de la Isla se fuera al Camden Yards sería una jugada muy riesgosa para las autoridades de su país. Sin embargo, y como la vida está llena de paradojas, Elián González expresó hace pocas semanas su interés en regresar de visita a los Estados Unidos.