Rafael García-Toledo
Los Juegos de la Mancomunidad (parte II)
En 1891, el reverendo anglicano Astley Cooper publicó un artículo en The Times de Londres, donde propuso la creación de unos juegos multideportivos que fueran pan británicos y pan anglicanos, que se celebraran cada cuatro años y sirvieran para incrementar la amistad y la buena armonía entre las naciones pertenecientes al imperio británico, o sea, a las colonias de Albión.
Una propuesta muy similar fue planteada después por el padre del olimpismo moderno, el francés Barón Pierre De Coubertin, y los primeros Juegos Olímpicos modernos se celebraron en 1896.
No sería hasta 1930 que los primeros Juegos de la Mancomunidad se celebraran con el nombre entonces de Juegos del Impero Británico.
En esa etapa estaba el colonialismo en su época de “esplendor” y el imperio británico en pleno apogeo.
Victoria era la reina de todo el imperio desde 1837 y lo fue hasta 1901, era la cabeza de la iglesia anglicana, como todos los monarcas ingleses desde que Enrique VIII en 1533 se “declarara papa” de la iglesia anglicana.
En ese ambiente no había que estar con sutilezas con el nombre del evento que, como veremos más tarde fue evolucionando con los tiempos.
La primera edición de los juegos fue en 1930 y se celebró en Hamilton, Canadá con el nombre original de Juegos del Imperio Británico. El nombre se le cambió en 1954 a “Juegos del Imperio Británico y la Mancomunidad”.
Se convirtieron en Juegos de la Mancomunidad Británica en 1970 y evolucionaron de nuevo en 1978 al nombre actual de Juegos de la Mancomunidad (Commonwealth Games en su original en inglés).
Hasta ahora se han celebrado las siguientes ediciones de ese evento cambiando de nombre en las fechas ya señaladas:
1030 , Hamilton, Canadá;
1934, Londres, Inglaterra;
1938, Sidney, Australia;
1950 Auckland, Nueva Zelanda;
1954, Vancouver, Canadá;
1958,Cardiff, Gales;
1962, Perth, Australia;
1966, Kingston, Jamaica;
1970, Edimburgo, Escocia;
1974, Chistchurch, Nueva Zelanda,
1978, Edmonton, Canadá;
1982, Brisbane, Australia;
1986,Edimburgo, Escocia;
1990,Auckland, Nueva Zelanda;
1984, Victoria, Canadá;
1988, Kuala Lumpur, Malasia;
2002, Manchester, Inglaterra;
2006, Melbourne, Australia;
2010 Delhi, India;
2014 Glasgow, Escocia;
2018, Gold Coast, Australia
2022, Birmingham, Inglaterra
Ahora, a pesar de que 71 países y territorios son elegibles para competir en los Juegos de la Mancomunidad,solamente seis han asistido a cada uno de los juegos desde 1930. Esos países son Inglaterra, Escocia, Canadá, Gales, Australia y Nueva Zelanda.
En julio de 2022, Birmingham será la anfitriona de la edición XXII de los Juegos de la Mancomunidad. Ese será el evento más grande realizado en Inglaterra en la última década desde que tuvieran lugar los Juegos Olímpicos de 2012. 71 naciones competirán durante 12 días, se esperan que tomen parte 6,500 atletas de todos los continentes donde el león británico se hizo sentir alguna vez y sobre los cuales aún ejercen influencia cultural, en primer término y en algún grado, económica y política.
La idea original de estos juegos era mantener viva esa influencia del Reino Unido y en el presente evitar que esa llama se apague para las islas británicas.
Los Juegos de la Mancomunidad, una herencia del Imperio Británico
Los próximos Juegos de la Mancomunidad tendrán lugar en la ciudad de Birmingham, Reino Unido, del 27 de julio hasta el 7 de agosto del año 2022.
Esa fecha ha sido fijada pero no confirmada, como ha sucedido con todos los eventos desde que la sombra del COVID-19 nos tizna todos los planes de esa índole.
La sede para organizar la XXIII edición de los Juegos de la Mancomunidad le fue otorgada inicialmente a Durban, África del Sur, en reunión efectuada en septiembre de 2015 en Auckland, Nueva Zelanda.
Sin embargo, el comité organizador de los juegos en Durban anunció en febrero de 2017 que esa ciudad era incapaz de organizar el evento por motivos económicos.
Después explorar varias posibilidades de eventuales sedes y tener en cuenta los cambios de itinerarios de decenas de eventos para ajustarse a los Juegos Olímpicos y las dificultades por la pandemia, se acordó darle la responsabilidad a Birmingham.
Los Juegos de la Mancomunidad (Commonwealth Games en inglés) son un evento multideportivo que se celebra cada cuatro años donde intervienen atletas de la Mancomunidad de Naciones, es decir de países, colonias, dominios, protectorados o territorios que estuvieron o están formando parte del otrora Imperio Británico.
Estos juegos guardan mucha similitud con eventos regionales como los Juegos Panamericanos, Juegos Mediterráneos o Juegos Asiáticos aunque se diferencian en el área global que los ocupa porque, como Uds. saben, los hijos de la Gran Bretaña plantaron su pabellón de las tres cruces en numerosos sitios del planeta.
En estos juegos los países que forman parte del Reino Unido (Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia) compiten en equipos separados a diferencia de como se presentan en los Juegos Olímpicos donde compiten por el comité olímpico de “Gran Bretaña e Irlanda del Norte”.
En el COI deben seguir la Carta Olímpica pero con sus súbditos es la real ley del gobierno de su majestad.
Aparte de las denominaciones nacionales hay diferencias en el programa de deportes. Además de los deportes habituales como natación, atletismo, gimnasia o ciclismo, se disputan deportes típicos de los países miembros como el polo, squash, bádminton y rugby de siete.
En una segunda parte haremos un poco de historia sobre ¿cómo comenzó el proceso de organizar estos juegos y quiénes lo originaron?
¿Se podrán hacer los Juegos Olímpicos Tokio 2020 en 2021?
Con la incertidumbre de cuándo la pandemia del COVID-19 cederá lo suficiente como para poder efectuar eventos deportivos con seguridad, se ha especulado por semanas sobre la posibilidad de volver a posponer las Olimpiadas o de cancelarlos.
Hace 3 semanas, en nuestros espacios de noticias señalábamos que el miembro más antiguo del Comité Olímpico Internacional, el canadiense Richard Pound, lanzó la primera declaración sobre el tema cuando dijo que él consideraba que las fechas señaladas para hacer los Juegos, del 23 de julio a agosto 8 del próximo año era la única oportunidad de efectuar el evento. Que si por alguna razón no se realizaban en ese término, había que cancelarlos.
El costo adicional de posponer los Juegos también sería un factor determinante. Un cálculo preliminar indica que el costo adicional debe llegar a los $3 millones.
Conocemos a Richard Pound desde hace años y siempre digo “cuando Dick Pound habla la gente presta atención”. Aparte de ser el decano del COI es uno de los miembros más poderosos y respetados del mismo.
El diario nipón Kyoto News publicó unas declaraciones de Yoshitake Yokokura., Presidente de la Asociación Médica Japonesa en que éste es más categórico aun cuando dice: “Mi opinión es que va a ser muy difícil efectuar los Juegos a menos que se desarrolle una vacuna efectiva antes. El estado global de infecciones será un tema clave. Será difícil aun si la situación en Japón mejora, pero la infección continúa extendiéndose en otros países”.
Esta semana también hubo declaraciones, un tanto dubitativas, de la más alta autoridad de los Juegos. El presidente de Tokyo 2020, Yoshiro Mori declaró al Nikkan News que si los Juegos no se pueden hacer el año que viene serían definitivamente cancelados.
Una medida así tendría repercusiones adicionales en el itinerario de celebrar los Juegos al final de cada olimpiada.
Los Juegos 2024 fueron otorgados a París y los 2028 a Los Ángeles. ¿Qué se haría? ¿Se le darían de antemano los de 2032 a Tokio, o se tomaría la improbable decisión de correr los Juegos cuatro años para seguir la actual secuencia de sedes?
Más especulaciones. Recordamos la vieja maldición china: “te deseo que vivas en tiempos interesantes”. Parece que el COI está viviendo tiempos interesantes.
Arabia Saudita busca mejorar la imagen del reino con multimillonaria apuesta por los deportes
El reino de Arabia Saudita busca mejorar su imagen internacional promoviendo los deportes occidentales en el país, un hecho que ha llamado la atención del periodista de The New York Times Alan Rappeport.
Rappeport, especializado en temas de impuestos, comercio y otros asuntos económicos, escribió en el mes de diciembre un extenso artículo sobre la campaña que lleva a cabo el príncipe Mohammed bin Salman, quien tras convertirse en 2017 en Príncipe Heredero, intenta mostrar una mejor máscara al rostro de su medieval monarquía.
Mohammed inauguró “Visión 2030”, una iniciativa dirigida a modernizar el reino con competencias deportivas populares en Occidente.
Este programa de mejora de imagen a través del deporte cobró aún más urgencia tras el asesinato en la embajada Saudi del cronista del Washington Post Jamal Khashoggi, opositor del régimen Saudita. La CIA y las principales agencias de inteligencia del mundo han determinado que el asesinato de Khashoggi fue responsabilidad del estado Saudí y que el príncipe Mohammed fue responsable directo.
El año pasado la princesa saudita Reema Bint Bandar bin Sultán, actual embajadora del reino en Estados Unidos, contrató a una firma de cabilderos de Washington para organizar reuniones con dirigentes de las carreras de autos de Fórmula Uno, de la NBA, de la Liga Mundial de Surfing y la Major League Soccer, la liga de fútbol de Estados Unidos, para llevar eventos de esas organizaciones a Arabia Saudita.
Precisamente en diciembre viajaron a Diriyah, Andy Ruiz y Anthony Joshua para una pelea por el título de boxeo de todos pesos en una contienda apodada “El Choque en las Dunas”.
También el régimen pagó un premio de $30 millones para la Supercopa Española que, incongruentemente, se celebró allí con los equipos Real Madrid, Valencia, Barcelona y Atlético de Madrid.
La Autoridad General de Deportes de Arabia Saudita anunció en 2019 un presupuesto de $650 millones para atraer eventos deportivos a ese país.
En febrero se correrá la Copa Saudita con un premio de $20 millones, el mayor de la historia en carreras de caballos.
Ya se han ofrecido eventos femeninos de lucha libre con la anuencia de la federación femenina (WWE por sus siglas en inglés) que ha firmado un contrato de 10 años con el régimen, valorado en $500 millones. Para cumplir con la “cultura local” las luchadoras se visten con mangas y pantalón largo, como un atuendo de gimnasio.
Para el próximo marzo se planea un torneo de golf femenino del Ladies EuropeanTour. El director ejecutivo de la Federación Saudí de Golf Majed al-Sorour, citado por el New York Times reconoció que están “en una enorme transformación para suavizar la imagen”.
Pero los críticos del régimen saudita dicen que esa ofensiva sin precedentes para traer deportes occidentales al desértico reino busca en realidad desviar la atención del horrible récord en derechos humanos.
Amnistía Internacional condenó al reino por haber arrestado activistas de la sociedad civil. Human Rights Watch denunció que muchas mujeres han sido detenidas y torturadas por manifestarse en reclamos de sus derechos.
Amnistía Internacional denunció también que habían asesinado a numerosos chiitas en ejecuciones masivas por participar en manifestaciones y que el juicio sobre los “implicados” en el asesinato de Khashoggi se había conducido el secreto.
Pero la participación endeportes en Arabia Saudita pude ser un cuchillo de doble filo para los atletas occidentales al enfrentar críticas y rechazo en occidente.
Rafael Nadal y Novack Djokovic suspendieron un torneo de exhibición que planeaban tener en Jeddah por la crítica que están enfrentando. Muchas organizaciones y activistas de derechos humanos llaman a los jugosos contratos que los atletas aceptan del régimen saudí como dinero sangriento.
Pero Arabia Saudita, como muchos otros regímenes totalitarios y dictaduras en el pasado, sigue en su esfuerzo de lavarse la cara. Esta vez usando los deportes y la codicia de occidente.
El cubano Brayan Peña inspira como mánager
Hace unos días, el periódico digital Michigan Live publicó un artículo sobre el receptor cubano Brayan Peña en el que narra el debut de este como nuevo mánager del equipo de béisbol West Michigan White Caps, una sucursal de liga menor de los Tigres de Detroit.
La historia sobre Peña se refiere a su salida de Cuba en 1999 cuando abandonó la delegación de la isla en Venezuela durante un campeonato de béisbol juvenil.
El escape de Peña no tiene nada de extraño ni excepcional para los cubanos que no pueden ejercer el derecho de salir y entrar libremente a su país de nacimiento y nacionalidad como se hace en cualquier otra nación civilizada, decente y libre en este planeta.
Pero esa historia, tan común para nosotros, acostumbrados a la “normalidad” de lo anormal de la situación de nuestra nación bajo el régimen que la oprime, es excepcional para los jóvenes jugadores del equipo que dirige ahora Peña.
Los peloteritos de Peña buscaron en Internet información sobre su nuevo y joven mánager y encontraron los datos sobre el proceso de la salida de Peña, las vicisitudes de su trayectoria hasta llegar a Grandes Ligas donde estuvo en porciones de 12 temporadas.
La historia de Peña ha llenado de inspiración a sus jugadores que ahora lo miran con admiración y respeto y tratan de dar lo mejor de ellos para jugar bajo su dirección.
Al leer la nota del Michigan Live, nuestro compañero Alex Rivero nos recuerda que, después de salir de Cuba en 1999, Peña estuvo en la isla de visita en enero de 2016 con un grupo de peloteros cubanos entre los que estaban Yasiel Puig, José Abreu y Alexei Ramírez, recibidos por Antonio Castro, hijo del verdugo número uno de nuestro pueblo y capataz de la encomienda beisbolera en la isla.
La visita muestra la ductilidad vertebral de algunos de los jugadores nacidos en Cuba, que después de abandonar su patria de forma “ilegal”, por una arbitrariedad impuesta por un régimen espurio, piden permiso para regresar de visita a su propio país.
Al salir de Cuba, fueron tildados de traidores, escoria, vendidos por dinero y la familia que dejaron detrás fue sometida a escarnio público, asediada y en muchos casos despojada de sus pocos bienes materiales por tener un “traidor” en el seno de su familia.
Sin embargo ahora millonarios, van a reunirse con Antonio Castro en un coloquio de oligarcas para lucir su recién adquirida riqueza y, en algunos casos conocidos, darle las gracias a su esclavista por permitirle esa visita a la tierra que los vio nacer.
Durante su estancia como jugador en Grandes Ligas Peña bateó para un promedio de 259, un promedio discreto pero aceptable para un receptor. Jugó para los Tigres de Detroit y después de sus días de jugador activo se integró a la organización de Detroit como dirigente. Su nombramiento como mánager de los White Caps es la tercera promoción por parte de esta organización.
Con su conocimiento del juego, su inteligencia y simpatía personal seguramente seguirá subiendo, ya sea con los Tigres o con otra organización,con su juventud, tiene 38 años, no duden que en el futuro lo veamos en una posición de dirigencia en grandes Ligas.
No sería el primer cubano mánager de equipos grandes.